La tragedia que vivimos ha llevado a millones de venezolanos confinados abandonar el país

La tragedia que vivimos llevó a que millones de ciudadanos expatriados venezolanos abandonaran este país, que necesita a sus ciudadanos para restituir las libertades.

Venezuela ha sido una nación con una historia de inestabilidad institucional incomparable y con una riqueza descomunal basada en las reservas de petróleo más grandes del planeta.

La ceguera de algunos políticos democráticos y la estupidez de otros, en su mayoría sin conocimientos de función de Estado, ni proyecto de país, permitieron el fenómeno del castrochavismo, que fue erigido con base en dos pilares: la chequera del Estado y la popularidad de su fundador, que logró llegar al poder cabalgando sobre la crisis del sistema político y la corrupción.

Cuando llegó al poder, el petróleo estaba en 11 dólares por barril. Durante su gobierno, ese precio llegó a superar los 100 dólares. Con una economía dependiente en un 95 por ciento de ese rubro, entre 1999 y 2014 su revolución llegó a recibir un trillón de dólares (1.000.000.000.000), una cifra astronómica, de la cual, según el exministro Jorge Giordanni, el gobierno despilfarró y malversó más de la tercera parte. Sentado en esa mina de oro, Hugo Chávez pudo crear un Estado asistencialista, populista, que le permitió comprar el apoyo del pueblo, la solidaridad de los vecinos y la incondicional lealtad de la cúpula, corrupta, de las Fuerzas Armadas. Además, los regalos o subsidios al pueblo paupérrimo en materia de comida, salud, educación y techo fueron la causa del éxito inicial de su revolución cubanovenezolana, etiquetada como bolivariana.

El mito del castrochavismo es un sinsentido en la actualidad, principalmente por la dimensión del fracaso de su revolución en Venezuela. Nadie en el mundo quiere ser castrochavista. La debacle del gobierno del sucesor, quien se pone en el poder a la muerte del más grande promotor de corrupción, Hugo Chávez, hace que incluso la izquierda tenga como prioridad no caer en el mismo hueco. La economía se ha contraído en un 45 por ciento en los últimos cuatro años; la inflación es la más alta del mundo; la gente se está muriendo físicamente de hambre; las farmacias no tienen medicamentos y el desabastecimiento en los almacenes llega al 80 por ciento, incluyendo el papel higiénico. Una crisis humanitaria que no se había visto. De haber sido el país más rico de América Latina antes de la llegada de Chávez, la economía venezolana hoy está por encima de Haití, Nicaragua y El Salvador.

Lo único que se acumuló durante estos 19 años es la inmensa banda de ladrones desde la cúpula del poder, hasta el funcionario de menos importancia, sin olvidar a los bandoleros mal llamados empresarios y bancarios que no son más que rapiñadores del erario público.

La situación del país llevó a que millones de ciudadanos expatriados venezolanos, unos emigrados por faramalleros y otros por necesidad, y algunos exiliados, unos por corruptos y otros por perseguidos, a tener que dejar una tierra que necesita hombres y mujeres que luchen por la democracia y la restitución de las libertades.

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