Cada día son menos los venezolanos que se hacen de la vista gorda ante la evidencia de que Venezuela está sometida a una brutal dictadura. Una dictadura que condena a los venezolanos a la inclemencia de la pobreza y la violencia y además pisotea derechos humanos sembrando de caos el país.
La declaratoria del abandono del cargo en base al 233 de la Constitución hecha por la Asamblea Nacional es un paso en la dirección correcta. No es una formulita mágica, pero sí nos da los aprestos constitucionales para exigir elecciones presidenciales. Para lograrlo la movilización popular, la resistencia cívica y el rescate de la solidaridad internacional serán factores determinantes.
Copei cumple hoy 71 años y está sometido a una persecución implacable por parte del Gobierno. Cilia Flores y Diosdado Cabello asociados con exdirigentes y exgobernadores de Copei han operado sin clemencia contra una organización que es, y a pesar de ellos, seguirá siendo un patrimonio de la democracia venezolana. Son ya siete decisiones del TSJ sin darnos el derecho a la defensa. Lo sufrido por Copei es muy doloroso porque la democracia cristiana venezolana ha sido asediada por dos plagas: una, la animadversión del alto gobierno que apeló a todo su poder para sustituir a su dirigencia legítima e intentar destruir al partido; y otra, la lamentable traición de exdirigentes y exgobernadores que se asociaron con el Gobierno, bien por ambición o servilismo para cristalizar una de las más miserables operaciones que pueda conocerse en la historia política venezolana.
A pesar de tanto, Copei sigue firme y resteado por la libertad de Venezuela. El hecho de que hoy, en la conmemoración de nuestro 71 aniversario, el mensaje central del partido lo dé el Dr. Pedro Pablo Aguilar, máxima reserva moral y política de la democracia cristiana venezolana, es un indicador muy claro de que Copei ni se compra ni se vende. Pedro Pablo Aguilar era un preso político y Copei un partido proscrito en la dictadura de Pérez Jiménez. Hoy, el Dr. Aguilar se empina ante la dictadura del siglo XXI para darnos aliento a todos los socialcristianos siendo nuestra voz. Imagínese usted lo orgulloso que me siento de presidir un partido lleno de tanta dignidad.
El ensañamiento de la dictadura contra Copei estriba en dos razones: por una parte el odio ancestral de los sectores marxistas del régimen por el rol liberador desempeñado por la democracia cristiana en cada rincón del mundo donde el comunismo ha desatado sus holocaustos; y la otra, el pase de factura por haber endurecido nuestra posición política a partir del 2014 al percatarnos de que ellos no creen en el diálogo como mecanismo para resolver diferencias sino como estratagema para ganar tiempo y consolidar su sistema opresor. Es patético ver como en cada una de sus vergonzosas sentencias contra Copei, la sala constitucional nos recuerda permanentemente que nosotros firmamos el documento de la transición democrática junto a Antonio Ledezma, María Corina Machado y Leopoldo López… Como eso es lo que nos cobran, desde aquí les digo: ¡a mucha honra!
La operación contra Copei fue un ensayo previo de lo que se le ha hecho a la AN. Y quiero advertirlo: Después de Copei van por Voluntad Popular, Freddy Guevara y esos valientes jóvenes. La dictadura no se conforma con tener preso a Leopoldo y a varios de sus líderes. Para estos enanos espirituales es una necesidad eliminar a quien no logran domesticar.
Julio Borges como cabeza del parlamento bien lo dijo: esto es una dictadura. Henry Ramos Allup con su verbo demoledor y su sabiduría jurídica les arrimó dos rectas: son un gobierno fallido y forajido; es decir, no sirven porque no resuelven los problemas del pueblo y son una dictadura porque violan derechos humanos.
Solo espero que en este 71 aniversario esta lucha que ha dado Copei contra la dictadura sea reconocida y sirva de motivación para que los venezolanos nunca bajemos la guardia. Venezuela será libre pronto.