El Fondo Monetario Internacional actualizó sus previsiones para la economía mundial este lunes. Mantiene, en líneas generales, sus pronósticos, pero alerta sobre un Estados Unidos más proteccionista, una ralentización en China y una guerra comercial entre ambos países mencionados. En cuanto a Latinoamérica, saldrá de la recesión pero no escapará al sismo Trump.
En el 2017, según el pronóstico del FMI, América Latina saldrá de la recesión, expandiéndose su economía en un 1,2%, aunque esa cifra sea peor de la esperada. En octubre, el organismo con sede en Washington DC proyectó números con cuatro décimas más, alertando sobre la incertidumbre política en un escenario de baja productividad, pocas inversiones y menos exportaciones.
Aunque los precios de las materias primas deben subir, el escenario geopolítico de México hacia abajo del continente americano no invita a ser optimista. Los vecinos de Estados Unidos deberán enfrentarse al proteccionismo impulsado por Donald Trump, los conflictos por el alza de la gasolina, entre otros temas que mantienen ocupado al presidente Enrique Peña Nieto en año electoral.
Venezuela, por otra parte, enfrenta un clima incierto en plena parálisis institucional, en donde el Poder Legislativo desconoce al Poder Ejecutivo al haber forzado una moción para declarar que Nicolás Maduro abandonó sus responsabilidad constitucionales y, por lo tanto, el vicepresidente Tareck El Aissami debe asumir para llamar a elecciones presidenciales en 30 días. Sin embargo, Maduro desconoce esta decisión amparándose en que, según el Tribunal Supremo de Justicia, el parlamento se encuentra en desacato.
Ecuador, por su parte, enfrenta elecciones y un futuro incierto al no ser candidato el actual presidente, Rafael Correa. El gobierno de Mauricio Macri, en Argentina, enfrenta unos ajustes macroeconómicos que, aunque necesarios, no tienen contenta a la población que debe sortear obstáculos para sobrevivir a la alta inflación. En cuanto a Brasil, Michele Temer, quien llegó a la presidencia tras el «impeachment» a Dilma Rousseff, empieza a sentir lo inestable de su piso político ante las reformas necesarias en la economía brasileña, altamente golpeada por el bajón en los precios de las materias primas y la corrupción en la principal petrolera del país, Petrobras.
2016 cerró en América Latina con una contracción de 0,7%. Desde ahí, se espera que en 2017 rebote dos puntos porcentuales y que en 2018 se mantenga en 2,1%. Aunque mejora el panorama, la región se sigue quedando atrás con respecto al resto del mundo, que crecerá un 3,4%. Las economías emergentes y en desarrollo crecerán un 4,5%.
Preocupan los gigantes latinoamericanos
«Los riesgos son significativos y difíciles de predecir», señala el informe del equipo liderado por Maurice Obstfeld, economista jefe del FMI. La recuperación será a la baja en Brasil y en Argentina, mientras México tendrá un vecino hostil en Estados Unidos.
Si América Latina repunta un poco se debe al pequeño salto de la economía brasileña, la mayor de Sur América. Brasil pasará de contraerse un 3,5% a crecer un 0,2% en 2017 y 1,5% en el 2018, siempre según el FMI, quien pide incentivar las inversiones para acelerar un crecimiento que igual se queda por debajo de las expectativas.
Los mexicanos, por su parte, verán cómo pasan de crecer un 2,2% a hacerlo en apenas 1,7%, el segundo mayor recorte tras Arabia Saudita. La victoria de Trump y sus consecuentes decisiones han debilitado el tipo de cambio entre el peso y el dólares. En el 2018, se espera que crezca en un 2%.
Los efectos del cambio de gobierno en Washington irán en dos direcciones. Por un lado, el incremento de las inversiones en infraestructuras y el recorte de impuestos pueden acelerar el crecimiento de EE UU. Eso, en principio, es bueno para los que países hacen negocio con la mayor economía del mundo. Pero el proteccionismo de Donald Trump puede comerse ese impulso y crear tensiones, a lo que se suma una aceleración del alza de tipos de interés.
El impulso del plan económico del presidente electo tardará aún dos años en notarse y dependerá, en cualquier caso, de lo que se adopte en el Congreso. La mayor potencia del planeta pasará a crecer un 2,3% este año, desde un anémico 1,6% en 2016. Es una revisión al alza de una décima respecto a lo que se anticipó hace tres meses. De ahí volverá a subir dos décimas en 2018, hasta el 2,5%, casi medio punto más.
El FMI vuelve a insistir en que las reformas estructurales son la prioridad a la vista del pobre ritmo con el que crece la productividad. En la mayor parte de los casos ve posible apoyarlas con incentivos fiscales. Al mismo tiempo, defiende una mayor integración económica por vía de la formación de los empleados para así hacer al reto de la globalización y del cambio tecnológico, que se intensificarán en el futuro.
Estados Unidos y España crecerán
En cuanto a Estados Unidos, el panorama pinta mejor. Según el Fondo, hay alegría en los mercados y promesas de estímulos fiscales (menos impuestos y mayor gasto). El pronóstico es que el PIB suba un 2,3% este año y 2,5% en 2018.
En cuanto a la zona Euro, todo se mantiene igual, mejorando apenas una décima para el 2018. España seguirá a la cabeza en cuanto a ritmo de crecimiento en las economías europeas, con un 2,3% para 2017 y 2,1% para 2018. Es decir, dos décimas más de lo calculado en octubre.
Sin embargo, el fondo teme al gatillo Trump, “un posible vuelco hacia plataformas de políticas aislacionistas y el proteccionismo, un deterioro de las condiciones financieras mundiales más pronunciado de lo esperado, que podría interactuar con las debilidades en partes de la zona del euro y en algunos mercados emergentes, un recrudecimiento de las tensiones geopolíticas, y una desaceleración más grave en China”.