Son días que nadie olvidará

Cada venezolano vive en este momento horas y días que luego serán contados en cada familia a los descendientes, del mismo modo como los próceres de la Independencia debían haberlo contado a los suyos y nunca lo hicieron, porque cuando ganaron las principales batallas, la mayoría todavía no había comprendido la magnitud del paso que habían dado.

Actualmente, si bien la gesta de toda una nación todavía está en curso y poco se sabe de los resultados, la gente está muchísimo mejor informada e infinitamente más consciente de la magnitud de cada logro y la dificultad que debe vencer para alcanzarlo. Lo cual es doblemente meritorio, porque salvo muy contadas excepciones, los medios televisivos de Venezuela están condenados a un black out y no muestran lo que realmente ocurre en su propio país.

No hay en Venezuela en este momento ningún canal nacional de TV con amplia cobertura, que transmita en directo o por lo menos en diferido, las inmensas marchas y actividades de la oposición que se desarrollan sin descanso, desde el pasado 19 de abril en todas las ciudades de Venezuela. Como una suprema necedad, cuando los canales del exterior sí lo transmitían, la orden de quitar bruscamente de la parrilla de DirectV, cuatro canales foráneos, no hizo sino abrir con mayor amplitud las vías alternas. Ya anteriormente, al prohibir la presencia de NTN desde Colombia y a las pocas semanas la de CNN en Español desde Estados Unidos, lo único que logró el gobierno, fue transformar a cada venezolano en un tigre con su computadora, su tableta o su teléfono inteligente para sintonizar lo que además, tenía el magnífico sabor de la fruta prohibida. Es más, CNN en Español me dicen que aumentó exponencialmente su audiencia en Venezuela, desde el momento en que empezó a transmitir en señal abierta a todo el mundo. Ya no hace falta pagar DirecTV para ver ese canal. Es señal libre y todos la conocen.

Agreguen a eso las mil y una vías que existen en el mundo actual, para la proliferación de las redes sociales, donde cada quien puede colocar en la red lo que ha visto, porque ni siquiera le hace falta contarlo, simplemente lo filma y lo lanza. El resultado es que los venezolanos nunca antes estuvieron tan informados y conscientes de lo que ocurre en su país y en el mundo, porque también reciben rebotado, lo que el mundo entero observa y comenta sobre los actuales acontecimientos de Venezuela.

¿Qué hay desinformación? A otro con ese cuento. Es asombrosa la rapidez mental de los venezolanos para captar “el embuste” y transformarlo en una burla. Si existe una nación que “no come coba” son los venezolanos, y para eso parece servir la consabida “viveza criolla”. Cuando ante una noticia falsa, como cualquier europeo, que en eso somos confiados e ingenuos,  empiezo a analizarla, ya a mi lado aparece la frase jocosa que descubre la mentira. Es aquella rapidez mental, la que tiene en jaque a los laboratorios de desinformación, que, por cierto, fueron una técnica de la propaganda soviética, la impusieron por fuerza en Cuba  y vanamente intentan hacerla funcionar en Venezuela.

Hagamos un aparte para hablar de noticias falsas. Las conocí bien en los sistemas comunistas y me asombra que no hayan cambiado ni un ápice en sus técnicas desde entonces. No se trata de hacer creer que ocurrió algo que es mentira, porque nadie cree en los inventos de esos sistemas, sino que la mecánica consiste en repetir esa obvia mentira como un loro, para dejar constancia de tu lealtad al partido. Sabes que es falso, pero te curas en salud. A medida que el sistema se expandía y se convertía en costumbre, fue desapareciendo el menor cuidado para por lo menos, inventar algo creíble. Se arma un cuento absurdo, como por ejemplo el del supuesto asesino de la muchacha en el Táchira y puede haber varios videos que filmaron lo que realmente ocurrió  – eso no importa. Repetir el cuento oficial por absurdo que fuese, lo exige la disciplina del partido y si dices lo contrario, eres de la derecha fascista, que en eso, tampoco ha cambiado la terminología. Recuerdo que en la URSS, a los oponentes los llamaban “fascistas” y oigo ese mismo insulto desde hace 60 años, en todas partes donde se impone el comunismo. ¡Son tan carentes de imaginación!

Volvamos pues, a los medios venezolanos en este año de Gracia 2017 y permítanme una cuña: felizmente, existe el amplio mundo digital. Quien puede, recomiendo adquirir la copia digital de la  revista Zeta de esta semana, porque será un documento para guardarlo, en vista de que contiene un detallado reportaje gráfico y escrito, de lo que ha ocurrido en Venezuela y en las colonias venezolanas del exterior, desde el 19 de abril. Puede buscarla en nuestro portal www.enpaiszeta.com donde además podrán suscribirse para futuras publicaciones. La edición de esta semana, quedará abierta para todo público.

Con el tiempo, cuando lo necesitarán sus nietos, siempre podrá imprimirlo Usted mismo, que con los avances de la tecnología, hasta les saldrá más nítido que impreso en una rotativa.

Disfrútenlo. Que fechas como las que estamos viviendo en este momento, sólo se repiten una vez en la vida de una nación. Con decirle, que Francia todavía vive de las glorias de su revolución de 1789 y ¿saben cómo empezó? con una marcha de los parisinos que caminaron de París al cercano Versalles al grito de “queremos pan”. Su problema era que se había acabado en toda la nación la harina de trigo y no había pan. ¿Le suena conocido?