Cuarenta y cuatro emigrantes procedentes del África Occidental perdieron la vida esta semana después de que el camión en el que viajaban hacia Libia sufriese una avería y quedasen varados en una zona remota del norte de Níger, en pleno desierto del Sáhara, según la Cruz Roja.
Seis supervivientes lograron llegar a un pueblo y contar que otros 44 compañeros de viaje, entre ellos tres bebés y dos niños, murieron de sed y cansancio. La mayoría procedían de Ghana y Nigeria, explicó a Reuters el responsable de Cruz Roja en la región de Bilma, Lawal Taher.
La ONG alertó de este incidente a las autoridades e iniciaron una búsqueda de los cuerpos, prueba de la peligrosidad de una ruta que suele tener como objetivo final el salto a las costas del sur de Europa a través del Mediterráneo.
Un informe divulgado en 2016 por 4mi, filial del Consejo Danés para los Refugiados, advirtió de que el desierto se cobra más vidas de migrantes que el mar, según los testimonios de los supervivientes.
El Alto Comisionado de la Organización de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) estima que 1.720 personas han muerto este año en el Mediterráneo.