El proceso de paz entre Colombia y las FARC dio este martes un paso decisivo. Después de meses marcados por los retrasos logísticos en la aplicación de los acuerdos, la principal guerrilla del país escenificó la dejación de armas de sus cerca de 7.000 excombatientes, que alcanzará mañana el 60% del total y está previsto que culmine la próxima semana. Fue en la zona rural de transición a la vida civil de La Elvira, en el departamento del Cauca, una región golpeada por más de medio siglo de conflicto armado que, tras el cese al fuego declarado hace menos de un año, ya ha empezado una nueva vida. Por Francesco Manetto/El País
Los guerrilleros entregaron las armas a la misión de observación de Naciones Unidas, responsable del inventario y del almacenamiento de fusiles, pistolas, lanzagranadas y lanzacohetes. Tanto el Gobierno de Juan Manuel Santos como la insurgencia no habían dudado, a pesar de los obstáculos, de la necesidad de cumplir con lo pactado durante cuatro años de conversaciones en La Habana.
El acto estaba diseñado para que quedara constancia de la trascendencia del día. El presidente Santos estaría acompañado de los expresidentes de España y Uruguay, Felipe González y José Mujica, garantes de los acuerdos. Pero el mal tiempo impidió que aterrizara el helicóptero en el que viajaban. Se procedió igualmente a la escenificación. Un funcionario de la ONU recibió, con carácter simbólico, algunas armas de pequeño y gran calibre y las almacenó para siempre.
La intervención de Santos fue desde la base aérea de Cali. “Hoy, sin duda, es un día histórico. Lo que presenciamos a través de la televisión, no pudimos estar allá físicamente porque el tiempo no nos lo permitió, es algo que el país hace apenas unos años nunca hubiese creído que era posible”, afirmó el mandatario.
El proceso aún continua y todavía quedan las incógnitas sobre la reincorporación de las FARC a la vida civil. Tendrán que hacerlo, a efectos administrativos, antes de agosto. Unos días después tienen previsto celebrar el congreso en el que se convertirán en fuerza política organizada. También quedan alrededor de 900 depósitos que contienen más armamento, que, de no ser desmantelados antes de septiembre, se convertirán en responsabilidad del Estado.
Con todo, el hecho de que cada combatiente entregue ahora su arma representa el paso más importante para su futuro. Un gesto que, incluso desde un punto de vista psicológico, supone la verdadera ruptura con el pasado. Jean Arnault, jefe de la misión de observación de la ONU, sí pudo llegar, al igual que los periodistas, a la aldea de La Elvira. Admitió que «el proceso no ha sido exento de desaliento». «Ha habido muchos acontecimientos, tantas peripecias que cuesta creer que todavía no ha transcurrido un año», agregó antes de destacar «la determinación» del Gobierno y de las FARC de cumplir con los acuerdos de paz. El dirigente de la guerrilla Pablo Catatumbo subrayó que el objetivo de este proceso es la construcción de una «nueva Colombia». «Con este acto las FARC queremos decirles a nuestro país y al mundo que pasamos página», afirmó. Una página de 53 años que da paso ahora a una transición histórica en ese país.
Foto: AFP