Este lunes se llevó a cabo la Reunión de Cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA) en donde se debatió la crisis política venezolana mediante dos declaraciones que pedían, primeramente al presidente Nicolás Maduro, reconsiderar su llamado a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), a garantizar el respeto a los derechos humanos y a entablar un diálogo con la oposición facilitado por un grupo de países; y una segunda que indicaba que la solución de la crisis del país era un asunto de carácter interno.
Ninguna de las dos fue aprobada en la sesión celebrada este 19 de junio en la ciudad de Cancún, México, por lo que varios cancilleres expresaron su descontento ante el resultado de la votación, entre ellos el canciller de Costa Rica, Manuel González Sanz, que aseguró que la OEA le quedó mal no solamente a la comunidad internacional, sino también a millones de venezolanos que «tenían una gran esperanza y una gran confianza» en que la Organización actuaria con «responsabilidad». Además predijo que la «inacción» que la OEA decidió, será reprochada y debilitará al Organismo.
«La sangre de ellos nos mancha hoy, en este encuentro», expresó el canciller, haciendo alusión a que durante el receso de la reunión murieron dos personas en protestas, en la ciudad de Caracas.
Asimismo secundó las intervenciones de los cancilleres de Brasil, México, Chile y Paraguay, expresando su deseo porque la discusión sobre Venezuela quede abierta. También lamentó que la OEA haya «omitido el llamar las cosas por su nombre», a la vez que hizo pública su preocupación por «el mensaje que se envía a tantas personas que aspiran a vivir en paz» y en estabilidad.
«La crisis de Venezuela, no es una crisis de Venezuela. Es una crisis del hemisferio. Nos involucra a todos», aseguró González.
Finalizó agregando que la OEA se encuentra «resquebrajada» en dos grupos: los vencidos y los vencedores, pero que «aquí los únicos vencidos son los venezolanos».