Periodistas: Amenaza latente contra la mentira (+Testimonios)

Pasaron de ser aliados de la legalidad a ser la amenaza latente contra la mentira. A un lado quedó la bienvenida a las convocatorias y sobrevino un desprecio sin precedentes por su trabajo en la calle, que es cruel y también un aprendizaje diario. Hoy, 27 de junio, los periodistas venezolanos reciben su día luchando por ejercer la profesión que más riesgos representa en la actualidad.

Por Karisa López

Desde que iniciaron las protestas contra el Gobierno, hace 86 días, la prensa ha sufrido agresiones desde todos los ángulos. Manifestantes de oposición, de oficialismo, cuerpos de seguridad del Estado y grupos paramilitares han atacado a los comunicadores que realizan cobertura de calle, como resultado de la agitación promovida por la censura a los medios de comunicación.

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ENPaís tomó las declaraciones de algunos periodistas que han sido agredidos de distintas maneras a lo largo de estos casi tres meses de manifestaciones de calle.

 

“Pensé que me fracturaron la mano”

Blas Santander, el 8 de mayo / Créditos: SNTP

“El 8 de mayo, en una protesta en Chacaíto, alrededor de las dos de la tarde, estaba a unos 15 metros de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), junto a otro grupo de personas identificadas como prensa, cuando nos dispararon bombas lacrimógenas. Dos me impactaron en el chaleco antibalas y una me dio en la mano. Me ayudó a salir del lugar otro fotógrafo, que me llevó hacia la Cruz Verde y de ahí me trasladaron a la clínica”, relató Blas Santander, reportero gráfico de ENPaís.

En la segunda agresión, el escenario fue la autopista Francisco Fajardo a la altura de El Rosal, el pasado 29 de mayo, aproximadamente a la misma hora. “Fue la Guardia Nacional que me disparó una metra en la pierna”, narró el reportero.

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En ese momento, Santander utilizó su kit de primeros auxilios para vendarse la pierna, debajo de la rodilla. No vio la metra, solo el agujero del impacto. Sin embargo, cuando fue trasladado al Centro Médico Docente La Trinidad le extrajeron el proyectil, que resultó ser una rolinera, de metal.

Herida por rolinera en la pierna de Blas Santander el 29 de mayo / Créditos: Blas Santander

Blas continuó tomando fotografías por dos horas más, hasta que el dolor le impidió continuar y fue trasladado al centro de salud, donde descartaron daños en el hueso. “Hubo más heridos por metras y lacrimógenas”, expresó. Tuvo riesgo de infección en el hueso, pues el proyectil alcanzó a tocarlo.

Afirmó que no sintió miedo en esta segunda agresión, sino impotencia. Temor fue lo que tuvo cuando la lacrimógena le estalló en su mano. “Pensé que me la habían fracturado”. Afortunadamente, resultó solo ser una fisura en el nudillo.

No denunció ante la Fiscalía, pues consideró que denunciar ante el Estado las agresiones de sus cuerpos de seguridad es inútil. “Esto lo aprendí en 2015, cuando estuve detenido por tomar fotos de una protesta. Me enjuiciaron y estoy bajo régimen de presentación todavía, lo cual es ilegal, debió durar ocho meses y llevo dos años”, relató.

Sin embargo, se arrepiente de no haber dejado constancia legal para un futuro, en el que se pueda hacer justicia.

 

“Sentí impotencia al saber que estaría mucho tiempo fuera de la calle”

Román Camacho, cuando fue herido por una lacrimógena en la pierna y fue auxiliado por los manifestantes / Créditos: Ariana Cubillos-AP

El 10 de abril, al periodista de sucesos Román Camacho lo hirieron con una lacrimógena en la pierna mientras cubría en la autopista Francisco Fajardo. “Hubo un momento en que los guardias se colocan en fila y disparan lacrimógenas hacia las personas, ya había hecho tomas, me retiré y regresé. Las primeras bombas pasaron; en el segundo ataque estuve observando una que venía de frente y otra me dio me la pierna”, relató Camacho.

Camacho tuvo fractura de tibia / Créditos: Cortesía

Los muchachos que manifestaban cargaron con él y sus colegas lo trasladaron a Salud Chacao. Su diagnóstico fue fractura de tibia y debía cumplir entre tres y cuatro meses de reposo.

Afirmó que la adrenalina nunca le ha permitido sentir miedo y que, al que le gusta la calle, empieza a querer participar cada vez más de cerca en conflictos.

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Camacho señaló que la ansiedad de estar en reposo lo lleva a comer dulces, por lo que, dijo, ha engordado “como 12 kilos”.

Negó que hayan tomado represalias en su contra luego del ataque y reconoció que el trato en el Ministerio Público, cuando colocó la denuncia, fue adecuado.

Asimismo, apuntó que el material que comparte en sus redes sociales es el que le transmiten sus “informantes”, pues se mantiene cumpliendo su reposo.

El periodista recordó que estuvo presente cuando agredieron a sus colegas Rafael Hernández, Miriam Arévalo, Eduardo Ríos, Andrea Cedeño en lugares y fechas diferentes, durante la cobertura de calle. “Nos atacan para que sintamos miedo (…) Eso causa que tengamos más ganas de trabajar”, expresó.

“La censura se combate en la calle, lo más grave es la autocensura”, manifestó. Por lo tanto, siente este Día del Periodista como una fecha de reivindicación de los derechos de la prensa. “Debemos tomarlo como una protesta y no como una fiesta en una alcaldía más”, manifestó.

 

Rhobinson Rojas, jefe de redes sociales de Caraota Digital / Créditos: @rojasrhobinson

“Le quitaron gasolina a mi moto para acusarme de terrorista”

El pasado 22 de abril, Rhobinson Rojas, jefe de redes sociales de Caraota Digital, se encontraba cubriendo en Chacaíto una manifestación opositora, la “Marcha de los Caídos”.

Cerca de las 2:00 pm, cuando se disponía a retirarse de la movilización, fue detenido en las adyacencias de la avenida Casanova por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB). Lo bajaron de la moto y lo esposaron, a pesar de estar identificado como prensa.

Se subió a una patrulla y estuvo allí cerca de una hora. Lo trasladaron hacia el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) en la avenida Urdaneta, donde él y su compañero, también detenido, no fueron recibidos. En la Comandancia de la Guardia Nacional, en La Yaguara, tampoco los aceptaron.

Finalmente, fueron ingresados en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) en El Helicoide. Los revisaron, investigaron y confirmaron sus identidades.

“Fueron preguntas regulares, tuve que darles algunas claves para que verificaran que sí era yo y no un terrorista, como quiso hacer creer la PNB”, relató Rojas.

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Contó que los uniformados sacaron gasolina de la moto en que se transportaban como prensa y dijeron que eran pruebas de que hacían terrorismo. La razón: Tenían chaleco antibalas y máscara antigas.

“Me sentí mal, me estaban incriminando en algo que no hacía, solo estaba trabajando y ya me iba a mi casa, no había comido en todo el día. Fue un momento bastante difícil, ya me habían pasado otras veces situaciones similares, pero no hasta el punto de estar detenido”, expresó el periodista.

También recordó el trato recibido en la sede policial. “Fue bruto, poco comunicativo, estaban a la defensiva”, contó. A pesar de que no tomaron represalias en su contra desde ese día, Rojas dejó de salir a la calle a cubrir.

Aseguró que no denunció en ningún órgano, pues no confía en la Justicia venezolana. “No quise llegar a esos límites, no tenía el nombre de los funcionarios”, apuntó.

Ha presenciado ataques a otros colegas como robos por parte de funcionarios de la Guardia Nacional. “Lamentablemente, no todo lo que uno ve lo puede registrar”, manifestó Rojas.

Imagen destacada: Juan Barreto-AFP

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