La comunidad deportiva en su generalidad repudia al régimen, y, de paso, rechaza a todo evento, que la inmiscuyan como adherente a un gobierno, cuya cabecera apela a un persistente vocabulario rastrero.
Ni sacando a todos los militares de sus madrigueras cuartelarias, a agredir y maltratar las marchas pacifistas, los venezolanos no deben tirar la toalla y mucho menos cuando se está a la víspera de un cambio de rumbo en el que aflorará nuevamente la democracia institucional y las libertades públicas en todo el país, vilmente transgredidas por un régimen cuya cabecera se ejerce con notorio resentimiento e inflamación.
No obstante, su desplome, particularmente, yo diría que está camino a su inminente debacle. Es su imperioso derrumbe el cual no tiene vuelta de hoja (…) pese al repudiable respaldo castrense, precario y efímero por cierto, con que cuenta el Jefe del Estado, al frente de una cabecera de gobierno integrada por oficiales militares galafates que no quieren desprenderse de esa seductora como fascinante ubre. No obstante, es perfectamente obligado no introducir en un mismo saco emitiendo la generalidad participativa de la oficialidad y el generalato.
Un ligero sondeo en las capas sociales del deportivismo nacional y hasta fuera de nuestras fronteras, en lo que atañe a la extrema vinculación existente, tanto de una como de la otra, sobre todo de aquellos atletas que tenazmente batallan en evento categóricos de cortes universales, los pronunciamientos cuestionando el actual sistema gubernativo, son tan definidos en sus conceptos que nadie –al responder a las interrogantes-, se atreve a eludirlas. Por el contrario, se muestran sumamente interesados, apelando a una correspondencia mediante la cual nada de lo que afirman resultan opiniones que no encuentra sitios que no tienen desperdicios.
Y, van más allá, cuando subrayan que se debaten en las contiendas, tanto nacionales como internacionales, con el único fin de enaltecer a Venezuela y en ningún caso realzar al gobierno en su soterrada codicia de aprovechamiento de nuestros esfuerzos competitivos en lo que significa una errada política oportunista (…) la más desastrosa en los anales de nuestro país.
Todo los que dicen discurren en un tono de lamentaciones profundamente sentimentales por lo que acontece a todo lo largo y ancho de Venezuela, súplicas que no descansan en emitir, ni tampoco cesan de comentarlas al unísono, en términos dolorosos. Acuden a la metáfora oportuna enfatizando severamente que en el concierto del atletismo, en todas sus manifestaciones, tocando a las asociaciones, corporaciones y federaciones en las cuales se agrupan, el desconcierto es total y el rechazo de cómo se maneja el atronador y envolvente contexto de lo que pasa, matando a seres que con los naturales alaridos invocaron las libertades democráticas, hoy vilipendiadas por una camarilla arrastrada por atornillarse en el poder de forma sempiterna.
En consecuencia, la inmensa comunidad deportiva venezolana ya no aguanta más la profusa planificación agresiva militarista y policial con la complacida misión injerencista de células cubanas mezcladas en las embestidas asesinas contra los eventos inofensivos que se suceden en todos los ángulos y estratos de la vida nacional.
Son tantos los nombres de atletas, los cuales se pueden contar por decenas, que expresan su tormentosa y angustiosa amargura. Un triste desconsuelo que los transfiguran en un estado de tribulación y pesadumbre clamando por la pronta restauración de un nuevo régimen de paz e independencia ciudadana en todos los órdenes de la sociedad con la debida respetabilidad de los derechos consagrados por el precepto humanitario.
Son expresiones voluntariosas, sin métodos acomodaticios, imperantes con la más aguda firmeza y pertinencia cuando se trata de analizar la destrucción del país, el deterioro trotando en todos los escenarios productivos y económicos, creándose no solo la desgracia, el holocausto, la hecatombe sino la catástrofe semejante a una hecatombe, en otras palabras la abismal desaparición de la fraternidad, envenenada por la animadversión odiosa, estimulada desde la vanguardia presidencial.
Es por ello que los deportistas tanto del nivel aficionado como el del profesionalismo, se han juntado para subrayar su decepción por la actual satrapía cómo se maneja la situación de gobernabilidad en manos de un hombre acosado por la repercusión indetenible del rechazo mayoritario, en proporciones extremadamente de incalculable cuantía arriba del 80 por ciento o más de la población natural y la que se cobija en nuestro suelo procedente de otras latitudes exteriores.
¡Un repudio sin parangón!