El expresidente español Felipe González dijo que sigue dispuesto a mediar entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana, aunque con una condición: que Caracas acepte como punto de partida el cumplimiento de la constitución bolivariana.
Por Aritz Parra / AP
Por sus críticas al gobierno de Venezuela pudiese parecer que González está —en sus propias palabras— “satanizado con la oposición”, sin embargo, en una entrevista con The Associated Press esta semana reveló que el año pasado Maduro lo invitó en dos ocasiones a visitar su país.
“Yo para ayudar a Venezuela como para ayudar a la paz en Colombia estoy siempre disponible, pero para perder el tiempo no”, señaló el político.
González —jefe del ejecutivo español entre 1982 y 1996— acaba de regresar de un viaje a Colombia, donde forma parte del grupo internacional creado para verificar que se cumplan los acuerdos de paz.
A pesar de su conocimiento de la región, no todos creen que el exmandatario sería buen candidato para interceder en la crisis venezolana. Además de asesorar a los abogados que ejercen la defensa internacional del opositor venezolano encarcelado Leopoldo López, González ha protagonizado duros argumentos con altos cargos del gobierno de Caracas y con el propio Maduro. En 2015, la Asamblea Nacional lo declaró persona non-grata en respuesta a una iniciativa del presidente de Venezuela.
A esto hay que añadir que otro expresidente español, el también socialista José Luis Rodríguez Zapatero, ha protagonizado los últimos intentos de mediación que el Vaticano impulsó hace un año. La irrupción de González en el escenario se podría interpretar como un desplante a Rodríguez Zapatero, cuyo papel siempre fue criticado por la oposición.
“El supuesto diálogo nunca lo fue porque no cumplía que la mediación fuera aceptable por las dos partes ni tampoco había puntos concretos de un acuerdo previo para empezar a dialogar”, señaló González. “Era una especie de diálogo por el diálogo que no consiguió sino malgastar un tiempo que Venezuela no tiene”.
González dijo que no se habían celebrado encuentros entre los dos expresidentes españoles para conversar sobre Venezuela, a pesar de que él había ofrecido su ayuda en varias ocasiones. Rodríguez Zapatero, que se encuentra en este momento en Venezuela, no pudo contestar de forma inmediata a las preguntas de Associated Press.
“Después de que se veía fracasar el diálogo pero mucho antes de que se verbalizará, a mí Maduro me invitó a ir”, afirmó González el miércoles en un céntrico hotel madrileño. “Yo le contesté que estaba dispuesto a ir a verle a él (a Maduro) y a la oposición, sobre un papel que ya le había entregado a la oposición y que le entregué a él, en el que constaban los puntos de crisis institucional, crisis económico-social y crisis de seguridad”.
Tras aquel primer intercambio, González asegura que volvió a recibir otra invitación de Maduro para visitar el país antes de finales de 2016, aunque nunca se acotaron los términos para el diálogo y éste no se produjo.
La tensión en Venezuela se ha recrudecido tras la denuncia de un supuesto ataque contra el gobierno de Maduro y la decisión del Tribunal Supremo de Justicia de limitar las competencias de la fiscal general y allanar el camino para su destitución.
Dado que Maduro ha convocado para el 31 de julio la formación de una Asamblea Constituyente que redacte una nueva carta magna para el país, González dice que “el tiempo se agota para Venezuela”. También afirma que no excluye viajar a Caracas durante las próximas semanas a pesar de la incertidumbre. “Haría de buena fe todo lo que haga falta en un momento como éste si estoy convencido de que ayuda a la solución en la que creo, no si interfiere en esa solución”.
La tensión entre gobierno y oposición se produce en un clima de protestas antigubernamentales que se han extendido durante casi tres meses y que han dejado al menos 76 muertos, 1.400 heridos y más de 500 detenidos.
El expresidente español dijo que ve tres posibles escenarios de salida a la crisis de Venezuela. Frente a la posibilidad de crear una nueva asamblea constituyente o un hipotético levantamiento de las fuerzas armadas que dé paso a un gobierno de transición antes de unas elecciones, González aboga por una solución similar a la que se barajó en el contexto de la última reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA), con la creación de un panel mixto de países para la mediación.
La OEA no logró en la cita de Cancún, México, consenso suficiente para reprobar a Venezuela, algo que González no considera un fracaso sino más bien la constatación del aislamiento del gobierno de Maduro en la región y la posibilidad de que de ese foro salga un grupo de tres países cercanos a la oposición y otros tres cercanos al oficialismo que, con el Papa Francisco, ejerzan la mediación.
“Hay países como Ecuador, El Salvador, República Dominicana que se abstienen (en la OEA) y que creo que quieren jugar un papel en la solución”, dijo el veterano político, añadiendo a la lista mencionada Nicaragua.
Ese diálogo se produciría, según González, “solo” si Maduro acepta una hoja de ruta que incluya abandonar la idea de liquidar la constitución actual y comprometerse a cumplirla para poder, a partir de ahí, negociar un calendario para celebrar comicios presidenciales y planificar el envío de ayuda humanitaria urgente al país latinoamericano.
“Esta es la única vía democrática y respetuosa con la legislación interna”, señaló González antes de añadir: “Es más, es la vía respetuosa con el ‘chavismo’, no con este ‘madurismo’ decadente”.