Monseñor Diego Padrón, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) no se muestra optimista por la situación de Venezuela. Considera que el optimismo es un “estado”. Monseñor se muestra esperanzado de que la situación mejore y confía en que exista una “transición negociada”.
-Este domingo 16 de julio la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y otros sectores de la sociedad convocaron a una consulta o plebiscito contra la Constituyente, desde la CEV se emitió una exhortación al respeto
DP: Este miércoles, 12 de julio, la CEV ha dado a conocer una exhortación, exhortación que se hace cada vez que hay una Asamblea, y en ella numero siete se habla de que este domingo tendrá lugar una consulta que goza de toda legitimidad y aquí esta el punto clave de nuestra postura.
Nosotros consideramos que el pueblo tiene pleno derecho, un derecho natural, a consultar sobre cualquier materia en el país. No hay materia que el pueblo no pueda consultar. De manera que, esta legítima solicitud o consulta, nosotros la aprobamos, la acompañaremos, la facilitaremos en la medida de lo posible desde nuestras instancias, menos los Templos.
Esto porque consideramos que los templos, sobre todo por ser domingo, no deben estar impedido el culto con otros elementos.
-Dado que esta consulta no se va a realizar dentro de las iglesias, como en algún momento se señaló, ¿cuál sería exactamente la ayuda que prestaría la CEV?
Sí, fue una confusión. La ayuda sería que las parroquias, de acuerdo a sus posibilidades, preste parte de las instalaciones como un salón o un estacionamiento,
-Usted señala que la consulta goza de toda legitimidad. Sin embargo, el gobierno ha señalado que es ilegitima, que la Constitución no plantea un plebiscito e incluso, el Contralor llegó a decir que quien la promueva esta sujeto a responsabilidades penales y administrativas, ¿cuál es su opinión?
DP: Esto no es un plebiscito. La consulta pudiera ser entendida como un plebiscito pero no se lanzó así. Se promovió como una iniciativa de la sociedad civil, una consulta que el pueblo tiene derecho a hacer. Allí esta su legitimidad. Al contrario, en ninguna parte de la Constitución y las leyes dice que el pueblo no pueda consultar cualquier materia.
-¿El hecho de que no participe el Consejo Nacional Electoral (CNE) le resta o no, a su juicio, legitimidad al proceso?
DP: Creo que no. No es una consulta oficial, es una consulta popular. Nacida de abajo hacia arriba. Con la libertad y el derecho ciudadano que tiene todo nuestro pueblo.
-Señala que es legítima pero, ¿es vinculante?
DP: Yo no entro en esas discusiones. Entiendo que, desde el punto de vista jurídico hay quienes señalan que no lo es. Eso no es materia mia. yo lo que estoy tratando es de poner en relieve el derecho de la ciudadanía.
-¿Qué motivación pudiesen tener las personas para participar en una consulta que, puede ser legítima pero no vinculante?
DP: Esto tiene un gran valor simbólico porque expresa una voluntad del pueblo y esa expresión del pueblo tiene tato valor como una marcha en la calle, como cualquier protesta. El gobierno tiene la necesidad de escucharla porque eso es escuchar al pueblo.
-¿La CEV piensa emitir algún pronunciamiento una vez conocidos los resultados de esta consulta? ¿Una nueva exhortación?
DP: Fíjese que la CEV es una instancia de carácter religioso, cívico y social peor no es un agente permanente de actividad política. Entonces, no necesariamente vamos a publicar otro documento. Como venezolanos, participaremos cada quien por su lado y necesariamente habrá, en algún momento, que hacer una evaluación de los acontecimientos pero no es nuestro objetivo ir detrás de cada paso en estas actividades.
-¿Monseñor Padrón participará en esta consulta?
DP: Pienso que sí. No tengo ningún inconveniente en hacerlo.
-Ustedes también realizaron la exhortación al presidente Nicolás Maduro para que suspenda la Constituyente, ¿han tenido algún tipo de respuesta o reacción por parte del gobierno?
DP: El origen de la exhortación está en que, cada seis meses, la CEV realiza su Asamblea plenaria y en cada Asamblea, se escribe una carta al Presidente de la República por cortesía y por interés de mantener una relación con el gobierno y eso no es de ahora. La Conferencia tiene 90 años. De manera que, siempre a sido así. Por estatus se envía una carta al Presidente y también se invita al ministro de Relaciones Interiores o director de Cultos para que participe en nuestra Asamblea pero no vienen. Al menos, en este gobierno no vienen y este gobierno nunca ha dado respuesta a las cartas que hemos enviado.
Este año, dada la grave situación que vive el país, la conflictividad, la crisis pensamos que era oportuna la publicación de esta carta.
-Siguiendo con esta exhortación, ¿qué elementos considera usted, son suficientemente sólidos como para hacer esta carta dirigida al presidente Maduro?
DP: Nosotros desde el principio, en mayo, ya dijimos que la Asamblea Nacional Constituyente no tenía, a nuestro juicio, razón de ser porque el problema aquí no es la Constitución, ni su espíritu. El mismo gobierno había declarado que es la mejor del mundo y, a penas, es una Constitución que tiene 18 años. Las Constituciones no suelen cambiarse tan rápidamente y en caso de que hubiese necesidad de hacerle retoques, para eso esta la Enmienda.
Nosotros dijimos que, lo importante no era cambiar la Constitución, sino cumplirla. El problema no es la Constitución, el problema es el sistema que nos gobierna.
-El gobierno ha señalado que la Constituyente tiene como objetivo fundamental la paz y el diálogo, ¿usted qué opina?
DP: Que no cumple ninguno de los dos objetivos. El objetivo fundamental de una Constitución es una refundación del Estado, una nueva estructura, y en segundo lugar, esta comprobado que no ha traído paz al país. Al contrario, ha traído polarización, división. No se garantiza que. A partir del 31 de julio haya paz en el país.
-¿Considera que estaríamos a las puertas de una guerra civil?
DP: No. Nunca lo he pensado. Yo creo que el pueblo es suficientemente inteligente para entender que una guerra en esa forma va a traer muerte, destrucción y aniquilación de lo que tenemos. El pueblo venezolano entiende eso para no llegar a esos niveles,
Evidentemente hay violencia y ese es el peligro que hay, por ejemplo, el día 16 que, frente a una consulta que es derecho del pueblo, el gobierno promueva entonces un simulacro. Eso da pie a una confrontación. Quiere decir que el mismo gobierno es el que incita a la confrontación o, por lo menos pone un elemento que pudiera dar origen a un enfrentamiento entre las partes.
-Si no estamos frente a una guerra civil, a su juicio, ¿frente a qué estamos?
DP: Estaríamos frente a una reacción popular de mas del 80% de la población que desobedece y desacata al sistema que nos gobierna.
-¿Y ese escenario a dónde nos lleva?
DP: Todo depende de la respuesta que de el gobierno. Si el gobierno escucha al pueblo hay una salida pero si el gobierno pretende aumentar la represión, entonces, se agrava la situación. La represión, definitivamente, no soluciona nada.
-Hemos visto y escuchado en los últimos días la posibilidad de un gobierno de transición, me gustaría conocer su posición al respecto. Entendiéndolo desde el punto de vista político.
DP: Hay una opinión que se hacer sentir de que ya es necesaria una transición política. Y en ese sentido, hay una negociación. La transición necesita de una negociación y en esa negociación se necesita un mediador y se necesita tomar en cuenta todos los factores sociales y políticos del país. Incluidos los oficialistas.
Aquí hay un punto importante y es el respeto a la persona y a su capacidad y voluntad de adherirse a una determinada ideología. Aquí tiene que haber una negociación y una justicia transicional.
-¿Una transición o un gobierno de transición?
Dp: Repito que hay una opinión mayoritaria de que se necesita una negociación que lleve a una transición o dicho de otra manera, una transición negociada.
-¿Cuál sería el papel de la Iglesia en esa “transición negociada”?
DP: La Iglesia no tiene un determinado papel en ningún aspecto. La Iglesia puede contribuir a que no haya excesos, a una visión racional de la realidad, a contribuir a una reconciliación, a favorecer un proceder justo. La Iglesia tiene muchos papeles pero no tiene un papel político determinado.
-¿Sería un garante?
DP: Podría ser un garante de todo lo que es justicia y defensa de los derechos humanos.
-La Iglesia ahorita esta jugando algún papel como garante o como mediador en negociaciones que se vienen haciendo entre oposición y gobierno?
DP: No. Ninguno. Nadie nos ha convocado a ser mediadores.
-¿Y al Vaticano?
DP: No ha estado involucrado.
-¿Y en cuánto a la medida de casa por cárcel de Leopoldo López, la Iglesia fue consultada?
DP: En ningún momento.
-¿Las relaciones entre la Iglesia y el gobierno cesaron entonces en aquella visita de Elías Jaua a la CEV para hablar de la Constituyente?
DP: Sí, exactamente. Yo interpreto que, lo importante en ese caso no era ni siquiera escuchar a la Iglesia sino mostrar una foto que dijera que se había contactado a la Iglesia y que ésta, de alguna manera estaba participando en el proceso, pero realmente, en el fondo, no hubo acogida a ninguna de nuestras propuestas.
Y nuestra propuesta, desde el principio fue muy clara: la Constituyente no es necesaria.
-¿La Iglesia juega o no un rol político en el escenario venezolano?
DP: Es que político es un epíteto que hay que ponerlo entre comillas porque cada quien lo entiende a su manera. Todo lo que haga es político, si dejo de hacer también es una política.
-Insisto, ¿Hace política la Iglesia venezolana?
DP: Evidentemente tiene que hacer política porque todo lo que uno haga es política. Cuando nosotros manifestamos un documento como éste (Exhortación), es política y si no la manifestamos también lo es porque nos dirían que es la política del avestruz que esconde la cabeza en la arena. Todo esta coloreado por la política y más en Venezuela. Lo político hay que entenderlo en un contexto.
-¿Por qué cree que el gobierno tiene esa reticencia contra la Iglesia?
DP: Porque, evidentemente, la voz de la Iglesia es una voz crítica. Sea con este o con cualquier otro gobierno. La Iglesia por naturaleza es crítica frente al Poder porque el Poder por naturaleza, tiende a dominar y ser arbitrario y a pisotear, en muchos casos, a la gente.
-En ese marco, ¿Cómo sería la Iglesia garante en una posible transición negociada?
DP: Es que nunca podemos ser neutrales. Podemos ser equilibrados reconociendo elementos positivos en cada parte. Pero decir que somos neutrales no. Nunca lo seremos.
-¿Considera que esas negociaciones entre gobierno y oposición deben ser públicas o privadas?
DP: La metodología depende de los actores. Yo no entro en eso de señalar cuál debería ser la más apropiada. Pienso que cada una tiene sus ventajas. Es decir, hay ventajas en tratar unas cosas a un nivel mas privado y también hay ventajas en ver las caras de los que están actuando.
El peligro allí en ambos casos es cuidar que nos e convierta ni en una negociación que puede ser considerada negativa, mal concebido ni un show para mostrar solo una imagen.
-¿Usted ve esa “transición negociada” a corto plazo?
DP: Evidentemente que, los acontecimientos son tan cambiantes, tan rápidos que uno no sabe. El tiempo se cuenta por horas.
-La ex Defensora del Pueblo, Gabriela Ramírez, señalaba que, de darse una salida de la Fiscal estaríamos ante el cese de la democracia. ¿coincide con ella?
DP: Yo no entro en ese análisis porque no es mi competencia. No lo se. Lo único que logro captar, pobremente, es que hay un enfrentamiento ente los organismos del Estado. O entre el Estado y uno de sus organismos.
-¿Y con la Asamblea Nacional?
DP: Ese es otro asunto. La Fiscalía no es igual que la Asamblea. La Asamblea sí es un poder constituido que representa la soberanía popular. Por eso, tocar a la Asamblea, es desconocer o despreciar la soberanía popular.
-¿Eso dónde nos coloca?
DP: Nos coloca en una situación fuera de lo constitucional.
-La CEV señaló que el gobierno era una dictadura
DP: Sí, lo hemos dicho porque ya esta declarado por la Fiscalía que es un organismo del Estado, no hay que olvidar eso. Un organismo del Estado que dijo que aquí se rompió el hilo constitucional.
-¿Cómo cree que pueda amanecer Venezuela el 31 de julio?
DP: De darse la Constituyente, el 31 es una interrogante y, de acuerdo a lo que hemos dicho sobre que esta Constituyente es la constitucionalización del Plan de la Patria, evidentemente tendremos un estado de muchas restricciones y entonces habrá que tener mucho temor porque cambiarán muchas cosas, incluso, derechos que están en esta Constitución pueden estar muy reducidos.
-Usted descartaba un escenario de guerra civil pero un escenario donde una mitad reconoce una Constitución y la otra no, ¿pudiese llevarnos a un estado de anarquía?
DP: Yo veo la situación de otra manera. Es decir, en primer lugar creo que aquí no es mitad y mitad. Creo que es un pueblo que rechaza un sistema porque incluso, gente que es adherente al oficialismo puede estar en desacuerdo del sistema que nos gobierna.
-Y por qué cree que si se rata del pueblo, éste no se ha hecho sentir lo suficiente
DP: Le parece poco los tres meses de protesta con casi un centenar de muertos.
–Pero el gobierno permanece en el poder
DP: Sí porque el gobierno tiene poder. La gente esta protestando legítimamente y más bien, el gobierno esta criminalizando la protesta pero lo que esta haciendo el pueblo es constitucional. Frente a un Estado que tiene el poder y los recursos, que tiene a su servicio el Tribunal Supremo, que esta sostenido por los militares, etc esa es una pelea de David contra Goliat.
-¿Cuál es la posición de la Iglesia ante la Fuerza Armada?
DP: Nosotros siempre hemos tenido un gran respeto por las instituciones y, evidentemente, la institución militar merece nuestro respeto. Además, nosotros no tenemos que darle consejos a los militares. La misma Constitución le señala cuáles son sus objetivos, fines y cuál debe ser su conducta.