Describir los sacrificios en esfuerzos y pérdida de vidas humanas con los que diversas naciones lograron liberarse de dictaduras comunistas, implicaría llenar no un libro, sino varios. Entre los ejemplos más analizados por los historiadores, están la rebelión húngara, la primavera de Praga, la lucha de Solidaridad con el liderazgo de Lech Walesa en Polonia, los manifestantes triturados bajo orugas de tanques en Lituania, y la larga permanencia del pueblo acampado durante semanas y meses bajo el frío invernal en la Plaza Maidan en Ucrania.
En los casos citados, -donde unos fallaron para volver a intentarlo y otros lo lograron-, dos factores han sido clave: la masiva participación del pueblo en la calle y la presión internacional que termina por obligar el respectivo gobierno comunista a empezar a abrir las compuertas (aquí, caso Leopoldo López, por ejemplo). En este momento, en Venezuela, están dadas las condiciones y apareció además algo inédito: la organización por la resistencia, de un plebiscito nacional.
Es interesante observar, que los venezolanos introducen en esa lucha un capítulo nunca antes visto en América en esa circunstancia, como lo es un plebiscito, organizado por la gente en forma espontánea y en contra del gobierno. El solo hecho de proyectar un plebiscito pese a los obstáculos que trata y tratará de imponerle el gobierno de Nicolás Maduro, representa lo muy particular del caso venezolano. Entre lo más especial, está la invocación de la constitución que de hecho es la de Chávez, para tomar sus capítulos 5, 71, 333 y 350 como base legal del plebiscito.
Ese plebiscito aparece entonces como una prueba de la capacidad organizativa y defensiva de una nación. Desde ya, sorprende la efectividad que mostró la hoy muy regada presencia venezolana en el exterior: su lista de sitios para votar abarca 120 puntos en los más diversos países del globo. Cada punto implica la existencia de voluntarios y una coordinación global espontánea, que refleja el sentir unitario de la nación.
En el país mismo, se inicia ahora el ensayo de la capacidad nacional para organizarse, resistir y vencer. Un apoyo importante, incluso para la prestación del lugar para votar, se apresta a brindar la Iglesia, pero el verdadero factor decisivo será la voluntad de los vecinos en cada lugar y cada rincón del país. Si el plebiscito se logra como lo esperan los voluntarios que trabajarán para hacerlo realidad (y que nadie paga, ni nadie obliga, salvo la convicción libertaria de cada quien), pues si el plebiscito se logra pese a todas las amenazas e impedimentos, Venezuela habrá marcado nuevamente su vocación de nación heroica. Será -si lo logran- una prueba de la resistencia del venezolano cuando le tocan su libertad.