El mundo entero rechaza la constituyente con la que Nicolás Maduro sueña ser un dictador y para la cual despliega una descomunal propaganda con continuas cadenas de radio y televisión, que a cada rato interrumpen de forma obligatoria el normal curso de las programaciones.
A ojos de todo el mundo, el proyecto denominado revolución bolivariana o socialismo del siglo XXI, iniciado en 1999 por el desaparecido Hugo Chávez, se convirtió en un simulacro y una máquina de manipulaciones.
Es un gobierno que vive del simulacro, incluyendo el de la soberanía nacional entregada al proyecto cubano de Fidel Castro e invocada a cada momento frente a Estados Unidos, cuyo cacareado odio es otro simulacro.
El gobierno habla de paz pero es otro simulacro y otra manipulación porque promueve y maneja grupos violentos armados que disparan contra las manifestaciones y no respetan hospitales ni escuelas, sin que los funcionarios responsables de la seguridad del pueblo hagan algo para impedir sus andanzas. A esos grupos se atribuyen varios muertos durante las protestas populares.
El domingo pasado, más de 7 millones y medio de venezolanos, muchos de ellos seguidores del chavismo, dijeron no más simulacros ni manipulaciones.
Pese a todo lo recomendado por aliados y opositores, dentro y fuera de Venezuela, el presidente Nicolás Maduro mantuvo esta semana su empeño en elegir el 30 de julio a los 500 y tantos miembros de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) que, según el propio Maduro, no va a modificar la Constitución de 1999.
Es inocultable el gasto de millonarios recursos en propaganda para esa constituyente que tampoco resolverá la falta de comida, medicina, seguridad y buenos servicios públicos.
La gran mayoría sabe que esa ANC solo busca anular a la actual Asamblea Nacional, dominada por la oposición, a la actual Fiscal General, Luisa Ortega Díaz, empeñada en corregir los errores políticos y económicos del proyecto chavista agravados por el madurismo.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, considera que con esa ANC el presidente Nicolás Maduro sueña con ser dictador.
Pese a todo eso, el plan de elegir el 30 de julio a los miembros de esa ANC prosigue sin importar el deterioro creciente de la situación económica y social de las grandes mayorías.
El chavismo también se sintió burlado al saber que el presidente Nicolás Maduro ni se molestó a acudir a su centro de votación durante el simulacro constituyente del domingo pasado.
Comenzando la noche del pasado miércoles, Tibisay Lucena, presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), rechazó las amenazas e intentos de injerencia con el proceso electoral de la ANC y de todos los asuntos del país, y recordó que el ente electoral evalúa los mecanismos de seguridad que implementará para garantizar que los ciudadanos acudan a ejercer su derecho al voto con tranquilidad. Por ello, solicitó al Consejo Nacional de Defensa que el proceso comicial sea incorporado a esta instancia como una «materia de Estado», en lo que tiene que ver con la seguridad del proceso. Dentro de esa onda, este viernes 21 se activa el «Plan República Constituyente 2017» y los efectivos militares se encargarán de la custodia y mantenimiento del orden público en la sede del CNE, los centros de votación, de acopio y transmisión, así como respectiva entrega del material electoral.
Ese dispositivo se instalará en los 14.515 centros de votación dispuestos en todo el país donde los que acudan el domingo 30 de julio elegirán 545 constituyentes, entre los cuales irán 364 representantes territoriales y 173 representantes sectoriales, respectivamente, además de 8 representantes indígenas.