FANB obligada a luchar por su futuro

Es de temer que en el presente momento, no será solamente la población civil la que luchará por su futuro, sino que también el estamento militar se verá obligado a recoger los pedazos que le habrán quedado después del experimento madurista.

Los venezolanos que son un pueblo por naturaleza alegre y optimista, dejaron ver estas dos virtudes el día de la «consulta nacional» el pasado 16 de julio, pero después de ese momento de alegría, recayeron en una profunda tristeza. Los planificados, ordenados y llevados a ejecución asesinatos de los manifestantes, en su mayoría gente muy joven, justifican plenamente aquel ambiente de luto en el alma de toda la nación. La medida anunciada por la embajada norteamericana de sacar de Venezuela a las familias de su personal diplomático, fue para muchos otra señal más, para temer lo peor.

Hasta ahora, los altos mandos de la Fuerza Armada han permanecido apegados al gobierno de Nicolás Maduro, creo que por dos razones: su propia división interna y el consecuente temor de iniciar una guerra civil entre ellos mismos. Ambas consideraciones se desvanecen actualmente, en la medida en que el actual gobierno pierde uno tras otro sus apoyos y justificaciones. Igual ocurre con el control que intentan mantener en la oficialidad los agentes cubanos o cubanoides, porque ya no tienen a qué ni a quién defender en un gobierno que pierde su piso.

De allí que a la prioridad de evitar una guerra civil, se haya sustituido ahora la del futuro de cada oficial y la seguridad de su familia. Los principales «jefes» han preparado con antelación sus dorados retiros, como en el caso del general Néstor Reverol, quien según parece lo tiene armado en Galicia, o Jesse Chacón quien apuntó a Austria, o las otras «conchas» que aparecen disgregadas en lugares donde menos esperan encontrar escarche.

Quedarán los comacates para rescatar una institución que emergerá del destructivo período madurista herida física y moralmente. A la reconstrucción del país, se le agregará la difícil tarea de devolverle el brillo a su institución militar.