La tecnología que hace posible que el Bitcoin exista, tiene insospechados alcances, el mundo está ante un invento que podrá cambiar todo en la medida en que evolucione, los ciudadanos lo comprendan y lo usen, con el uso masivo, su valor se multiplica, ya que el respaldo de la moneda digital se fundamenta en el valor que los usuarios le dan, por ahora es un sueño liberal en desarrollo.
En el mundo ha irrumpido un invento que podría considerarse en cuanto a revolución, como cuando apareció la imprenta de Gutenberg, es así como se percibe que las criptomonedas tienen ese potencia, por ahora es incipiente, es un ensayo todavía algo complicado, debido a que ha surgido en el ámbito de la informática y es en ese terreno donde aun la comunidad global que promueve el uso de las monedas digitales, en que se han producido desde su aparición en 2011, grandes batallas; pese a ello, en el caso específico del Bitcoin, como activo o como un commoditie, un espacio que se ganó recientemente en Estados Unidos, en materia financiera, también ha dado la guerra.
El Bitcoin es un código informático, técnicamente hablando, se fundamenta en un programa que está descentralizado, bajo el mismo principio que las redes “Peer two Peer” (P2P), que son las mismas que han empleado los informáticos para las descargas de contenidos, con que se beneficia la industria de la piratería del mundo, de allí su fama de ser una moneda que se usa para fines “oscuros”, es que en principio se usó, y se usa, como la moneda de pago en la llamada “Deep Web”, que no es otra cosa que las páginas web que no son indexadas por los buscadores, que tienen dominios con sólo números, nombres extraños y las cuales se usan para compra y venta de armas, drogas, etcétera. Esto puede considerarse como una etapa oscura, que ha permitido determinar que sí funciona, como método pago, por ejemplo.
Se considera una moneda porque, así como en épocas pasadas, un perla, una concha marina, la sal, el hombre les dio uso de “dinero” para los primeros intercambios comerciales de la humanidad, actualmente la infraestructura global de Internet, permite que un código electrónico, único, al ser validado por la red de manera descentralizada, interconectada, evita que el mismo sea falsificado y que quienes usan la criptomoneda, al estar conectados como un nodo de toda la cadena, participe desde su terminal, como validador, tal cual como ocurre con las descargas de contenidos. El software en el caso del Bitcoin, es la cadena de bloques o la “Blockchain”. Si una persona necesita hacer una transferencia con monedas digitales, toda la red interconectada será la que apruebe la operación, validando o descifrando los códigos criptográficos que implican descargar el bloque de “monedas” o códigos, que se requiere transferir de un usuario a otro, este proceso es el que se denomina “minería”. Un minero es alguien que usa su terminal, como un nodo de toda la red, participa en la validación de las transacciones, y por aportar con sus equipos capacidad de cómputo para resolver los problemas matemáticos que implican descargar un bloque de monedas, recibe una comisión de la operación, esto es lo que fundamenta el valor del Bitcoin. Una operación que es transparente, no es arbitrada por una autoridad financiera central, en todo caso la “autoridad” es el consenso que existe en la conexión entre cientos de miles de máquinas, que procesan los cómputos y proceden a permitir el intercambio entre los usuarios. Por eso Bitcoin no requiere de un “respaldo” de un banco central, porque desde el punto de vista ideológico, esta moneda es técnicamente el sueño cumplido de los liberales. Un banco central, como ocurre hoy en el mundo, en medio de una crisis de deuda global, prácticamente insostenible, emite o imprime dinero para dar cobertura al endeudamiento de países, o de bancos privados como ocurrió con la crisis de 2008 en Estados Unidos y Europa lo que genera pérdidas a los contribuyentes por los efectos inflacionarios; con el Bitcoin sucede algo similar que con el oro, que nadie lo puede “imprimir o emitir” de manera unilateral, en el caso de las criptomonedas, ocurre que están siendo más versátiles que el oro monetario, porque no implica todos los procesos físicos de tener barras de oro en bóvedas, minarlo, fundirlo, certificarlo, transportarlo y tenerlo seguro, por eso Bitcoin ha superado el precio del oro, como valor de refugio, aunque su volatilidad todavía es muy grande. La cadena de bloques genera un código, que es una dirección única y que se llama “cartera” o “wallet”, esta forma de dinero ha llamado la atención de grandes financistas, corporaciones, empresas, en principio los bancos centrales y privados lo han visto como un potencial y peligrosísimo enemigo, que en muy poco tiempo se ha consolidado en muchos países y que amenaza con cambiar las reglas del mundo en cuanto al uso de dinero fiduciario, las transferencias de dinero, una industria todavía de los grandes bancos internacionales.
En Venezuela, debido al control de cambios que existe desde hace más de 10 años, ha sido una solución para muchos. Desde 2013 comenzaron los primeros venezolanos a explorar el mundo de las criptomonedas, como una forma de romper las barreras del control cambiario, ya que para operar con Bitcoins, se requiere nada más que conexión a Internet y algo de dinero. La versatilidad de su uso se resume en el siguiente ejemplo, un pequeño importador de productos médicos, que antes debía viajar a Colombia desde Caracas, llevar dinero efectivo en grandes cantidades en su carro, correr riesgos, cubrir tres días de hospedaje y alimentos, pagar comisiones para el cambio de bolívares a pesos colombianos y luego de pesos a dólares y finalmente por la transferencia a sus proveedores asiáticos, cuando fue cerrada la frontera en 2015, vio que su negocio se vendría al piso, sin embargo en Bitcoin, encontró una solución que todo el proceso anterior, lo resumió con conectarse un par de horas en una mañana en su casa y con muchos menos costos, logra pagar a sus proveedores.
No existe legislación en este país para el uso de las criptomonedas y eso ha traído ventajas y desventajas. Lo primero es que al no haber Ley, el Estado no regula su uso y hay ese vacío en materia legal, por lo que nadie comete un delito por usar criptomonedas, al no estar prohibido, pero ese mismo vacío. Con al actual gobierno, ha hecho que autoridades hayan perseguido y encarcelado a “mineros” venezolanos. El costo de la electricidad en este país, es tan bajo, que es un sueño para los que minan Bitcoins, sin embargo, “piscinas” de minería de gran capacidad tienen altísimos consumos, como una que fue descubierta a principio de año, por el CICPC y SEBIN en Carabobo, con al menos 300 máquinas especiales para minado, de marca Antminer, fueron acusados de robar electricidad y de delitos informáticos, sin embargo los “mineros” pudieron salir al pagar altas sumas en el proceso del “juicio”. Hay muchos casos de personas que han sido detenidas y decomisados sus equipos de minería, que no han trascendido, porque todo ha terminado negociado con las autoridades, el pago de vacunas para que no terminen presos, esto sólo en el caso de “minadores”.
Los venezolanos y las criptomonedas
En Venezuela se instaló una casa de intercambios, llamada Surbitcoin a finales de 2014, que finalmente cesó sus operaciones porque el precedente que marcó las detenciones de “mineros” y el aprovechamiento de muchos participantes en esa casas de cambios, con fraudes contra la empresa, haciendo denuncias en los bancos venezolanos que servían de contraparte para los depósitos en bolívares, hizo que los banqueros cerraran las cuentas del intercambio, en moneda venezolana, sin embargo esto no detuvo a los usuarios, existe ya una comunidad organizada, de cientos de miles participantes y creciendo, además de operaciones persona a persona en sitios web que garantizan el intercambio al verificar el pago de las partes, para liberar los fondos de cada quien, hay estimaciones de que ya es un mercado que mueve al menos dos millones de dólares diarios.
En octubre de 2014, un Bitcoin en Venezuela costaba 25 mil bolívares, actualmente ronda los 32 millones de bolívares. Pero su precio no es una limitante, si una persona necesita 100 mil bolívares en moneda digital, puede comprarlos sin problema alguno. Bitcoin, tiene la característica que se divide en cien millonésimas, siendo su mínima expresión 0,00000001 bictoins o lo que es lo mismo que un satoshi, debido al nombre de un supuesto japonés que inventó la cadena de bloques. Una persona que necesita transferir por ejemplo 10 dólares para un pago en el extranjero, con 0,00370370 bitcoins puede hacerlo y eso sólo le costaría 118.518,51 bolívares a los precios actuales, pagaría apenas una comisión a la red de 0,00050000 que son 1,35 dólares, hay que tomar en cuenta que una transferencia por un banco, hacia el extranjero comprende comisiones de hasta 30 dólares, y los montos no son de micropagos, como lo permite la criptomoneda. En China y Filipinas, es predilecto entre los trabajadores para transferencia de dinero para los familiares, por los bajos costos.
Las expectativas con el Bitcoin son enormes, comenzando que la tecnología que lo permite crear, tiene un futuro de insospechados alcances, por ejemplo como sistema para validar, documentos, títulos de propiedad, acciones de empresas, presupuestos de gobierno, que darían al traste con sistemas de estafas, corrupción, que ocurre en los sistemas actuales, lo que paradójicamente haría que Bitcoin, dejara de ser visto mal, por haber sido usado en principio, para pago de tráfico de drogas en la “Deep Web”, para convertirse en un sistema ideal de autentificación. Queda mucho por evolucionar, recientemente se produjo una fuerte batalla, en la comunidad Bitcoin, que ha planteado escalar el tamaño del bloque que se mina, es decir pasar de 1Mb a 2Mb, con el fin de que la moneda no colapse por la alta demanda de la red, lo que haría que las operaciones fuesen más lentas, esta batalla está librándose en este momento, aunque los principales mineros del mundo, adoptaron la actualización en consenso. En cuanto a su precio, por ser una moneda que estará limitada en cuanto a su cantidad, la crisis de deuda global, empuja a muchos a atreverse refugiarse en la misma, como si de oro se tratara, se estima que su valor pueda superar los 5 mil dólares en 2018.
Foto Archivo Zeta