Desde que llegó al poder en el año 1999, el fallecido presidente venezolano, Hugo Rafael Chávez Frías, trabajó para solidificar numerosas relaciones bilaterales con diferentes países, haciendo uso de la célebre «petro-chequera». Para él, tal vez los más importantes eran los países latinoamericanos; aquellos que se encontrasen dentro de la región y compartieran su visión de gobierno “social”.
El chavismo se instauró rápidamente a lo largo y ancho del continente americano, y es que el expresidente Chávez se dedicó a establecer rápidamente relaciones económicas y políticas con sus homólogos, en un plan basado en subsidios y apoyo.
Debemos recordar que Chávez fue presidente del país con el mayor número de reservas petroleras en el mundo, durante una de las más altas bonanzas petroleras en la historia, cuando el crudo tuvo un valor de exportación mayor a los 100 dólares por barril. Esto le permitió afianzar aún más las relaciones con sus aliados enviando petróleo subsidiado, y apoyar a nivel de infraestructura y desarrollo a esos países, con el dinero venezolano.
Sin embargo, tras el anuncio de la muerte del presidente Chávez en el año 2013, su sucesor designado por él mismo pocos días antes de morir, Nicolás Maduro, ganó la presidencia del país, la cual ha manejado hasta la actualidad, con numerosos problemas económicos, sociales y políticos.
Madurismo solo ha vivido en crisis
Con la llegada de la nueva administración, la bonanza acabó, el precio del petróleo (principal entrada económica de Venezuela) se desplomó sin previo aviso, y la falta de producción en otros campos, aunado al bloqueo económico y de trabajo a empresas privadas ha hecho que el apoyo que Venezuela les prestaba a otros países haya parado.
La escasez de comida, productos básicos, medicamentos; un nivel de inflación que es el más alto de la región, inseguridad, asesinatos diarios, parcialización de poderes y demás, aunado al desconocimiento de la Asamblea Nacional de mayoría opositora y la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente de manera inconstitucional, ha hecho que los venezolanos se mantengan en las calles protestando en contra del régimen madurista.
Las protestas del año 2017 han dejado un saldo de más de 110 muertos (en su mayoría por el excesivo uso de la represión por parte de las fuerzas de seguridad del Estado, esto según los datos presentados por el Ministerio Público (MP), bajo la dirección de la fiscal general destituida por el régimen, Luisa Ortega Díaz, además de miles de heridos, desaparecidos y presos. Todo esto, sin contar a los cientos de presos políticos.
Abandono internacional al régimen
Por todo lo anteriormente explicado, la crisis venezolana se encuentra en la mira pública de los países del mundo, especialmente los países americanos, quienes se han dedicado a tratar el tema en diferentes reuniones de las principales organizaciones internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El madurismo perdió el carisma por el cual encandilaba el chavismo. Tras las denuncias en distintos organismos internacionales, labor a la cual se dedicó la oposición logrando apoyos vitales como el del secretario general de la OEA, Luis Almagro; países que eran aliados del régimen ahora le han dado la espalda.
Chávez se esforzó en construir estas relaciones durante más de una década, mientras que Maduro en menos de cuatro años ha logrado perder aliados, pero ciertamente, quienes otrora defendían a la “Revolución Bolivariana” ahora la ven de reojo y la sentencian, alegando que el actual régimen venezolano, que se ha hecho llamar chavista, ya no es igual, y ni siquiera democrático.
Influencia chavista en Latinoamérica
El fallecido presidente Chávez entabló y consolidó relaciones con gran parte de los países latinoamericanos, aunque otra parte lo rechazara.
Los gobiernos de Cuba, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Chile, Uruguay, Brasil, Argentina y Haití (este último de manera un poco menos participativa) fueron los que, durante los 14 años del chavismo en Latinoamérica, estuvieron siempre presentes para Chávez, mientras que fuera del continente americano, países como China y Rusia han sido siempre grandes aliados internacionales del “proyecto revolucionario”, incluso en la actualidad.
De la lista de países ya nombrados, Cuba ha sido el que más apoyo le ha dado a la autodenominada Revolución Bolivariana, siendo un claro aliado de Chávez inclusive desde antes de que este fuese electo presidente, al punto que el ya exmandatario eligió tratar en Cuba el cáncer que terminó quitándole la vida.
Sin embargo, y a pesar de los claros esfuerzos por mantener las relaciones diplomáticas con las diferentes naciones, Maduro no ha podido conseguir la misma cantidad de apoyo internacional.
Está claro que Maduro no es Chávez, tal y como se intentó vender en la campaña presidencial del autodenominado “hijo” del expresidente. Pero ¿qué países le han dado la espalda a Maduro?
Cambio de Gobierno, cambio de postura
Dentro del continente americano, muchos han sido los países que públicamente cambiaron su percepción con respecto a la administración al frente del Palacio de Miraflores. Los cambios más sonados han sido los de Chile, Uruguay, Brasil y Argentina, quienes fueron altamente beneficiados con los acuerdos, donaciones y demás tratos que hicieron con Chávez.
Estos cambios se suscitaron de manera paulatina, siendo tal vez los más determinantes los ocurridos con los cambios de gobiernos en Argentina y Brasil.
Cabe recordar que cuando Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner ostentaron la presidencia de Argentina, estos fueron grandes aliados del chavismo, creando, junto al brasileño «Lula» da Silva, un movimiento continental que parecía inconmovible. Tanto Brasil como Argentina se beneficiaron de la petro-chequera usada a discreción por Chávez.
El final del mandato de Cristina coincidió con el comienzo de la administración de Maduro, a quien llegó a otorgarle la orden del Libertador San Martín, una de las condecoraciones más importantes del país, ahora revocada por el nuevo presidente austral, Mauricio Macri.
Con la llegada de Macri al poder en Argentina, se acabaron los nexos con el chavismo. El actual mandatario se enfrentó a Maduro incluso en tiempos de campaña, actitud que ha endurecido tras llegar a la Casa Rosada.
Por su parte, «Lula» y Dilma Rouseff, expresidentes brasileños fueron grandes aliados del chavismo, sobretodo el primero, quien estuvo involucrado en diversos proyectos con Chávez. El expresidente brasileño llegó a decir en una oportunidad: “Chávez, Kirchner y yo éramos Messi, Pelé y Maradona”, recordando y haciendo una comparación futbolística con la relación que mantenían los tres exmandatarios en su momento y el impacto mediático y social que tenían.
No obstante, el ahora presidente de Brasil, Michel Temer, quien llegó al poder tras la suspensión de Rousseff al frente del gigante suramericano, se ha mostrado como un gran enemigo de Nicolás Maduro, rechazando sus políticas y denunciando la crisis que actualmente atraviesa el país vecino.
Lo que le queda a Maduro
Maduro ha perdido importantes aliados políticos, logrando mantener solo las alianzas con los presidentes Evo Morales (Bolivia), Salvador Sánchez Cerén (El Salvador) y Daniel Ortega (Nicaragua), además del apoyo vital del dictador Raúl Castro (Cuba).
La determinante OEA
Estas posturas se han vuelto aún mucho más claras en el marco de las discusiones de la OEA con respecto a la actual crisis venezolana, donde diez de los 35 países miembros se han negado a apoyar la resolución sobre la situación venezolana que censura el accionar del régimen de Maduro, en contraste a los 19 votos a favor.
Como era de esperarse, Bolivia, Ecuador y Nicaragua resaltan en dicha lista, mientas que países caribeños como Antigua y Barbuda, Haití, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y Las Granadinas, Santa Lucía y Surinam también han votado en contra de la resolución. En el caso ecuatoriano, es posible un cambio de postura con el distanciamiento del actual presidente, Lenin Moreno, de su predecesor, Rafael Correa. De hecho, Quito censuró recientemente el accionar de Caracas en materia de Derechos Humanos.
En el caso de las repúblicas que conforman la Comunidad del Caribe (Caricom por sus siglas en inglés), no se debe desdeñar los acuerdos energéticos que todavía mantienen con Venezuela, lo cual ha jugado en favor del régimen a la hora de defenderse en la OEA.
Aparte de Ecuador, otros países históricamente aliados a la autodenominada revolución podrían estar cambiando de opinión, pues El Salvador de Sánchez Cerén y República Dominicana se han abstenido de votar en las sesiones de la OEA, que no es lo mismo que votar en contra de los textos que censuran al régimen madurista.
Maduro llegó a la presidencia bajo la premisa de que era el hijo político de Chávez y sería quien mejor cuidara el legado del ex presidente. Sin embargo, en cuatro años se derrumbó lo construido, para bien o para mal, en los 14 años previos. El panorama internacional no escapa a esta nueva realidad con la cual convive el movimiento, del cual ya se han separado figuras de importancia en un intento de rescatar lo perdido.