José Luis Rodríguez Zapatero vuelve a sus andanzas. Este miércoles se filtró que el ex presidente español se reunió con Julio Borges (coordinador de Primero Justicia y presidente de la Asamblea Nacional) y Timoteo Zambrano (coordinador internacional de Un Nuevo Tiempo). No está claro dónde ocurrió ese encuentro. Una versión indica que fue en Santo Domingo, la otra que fue en casa de Leopoldo López en Caracas. Ambas versiones coinciden, sin embargo, en que el mediador del régimen sí tuvo una reunión con el preso político. Hasta el cierre de este informe, no había confirmación ni desmentido oficial por parte de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
El encuentro que sí fue publicitado fue el de Zapatero con el régimen en Miraflores este miércoles por la noche. Aparte del andaluz, estaban presentes Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, Cilia Flores y Jorge Rodríguez. Es decir, el núcleo cerrado del mandatario. Venezolana de Televisión sólo transmitió imágenes sin sonido, pero adelantaron que, entre los temas abordados, estuvo el del diálogo hasta ahora fracasado, como era de esperarse.
Zapatero impulsa un diálogo en Venezuela desde mediados de mayo del 2016, cuando la oposición comenzó a tomar las calles para solicitar un referéndum revocatorio a Maduro. Las conversaciones comenzaron pero fracasaron poco después, una vez que la disidencia acusó al régimen de no cumplir con los acuerdos alcanzados. Luego, con las recientes protestas que se extendieron a lo largo de casi cuatro meses, el mediador intentó reactivar las negociaciones, pero la MUD se negó de plano a sentarse, entendiendo que el costo político de hacerlo sería muy grande.
Ahora que la oposición organizada parece concentrada en las elecciones regionales -una de las exigencias de la MUD al régimen desde el año pasado-, Zapatero vuelve a Venezuela para reactivar su diálogo. Cabe preguntarse qué hay detrás de esta jugada, una vez que no hay calle que apagar como en las dos ocasiones anteriores. Los tiros van por la constante búsqueda de legitimidad de Maduro, perdida totalmente tras la brutal represión a las protestas de este año, aparte del fraude de hecho y de origen en la Asamblea Nacional Constituyente. Ya los principales gobiernos democráticos se refieren a Nicolás como «el dictador de Venezuela», y nadie quiere hacer negocios con dictadores -ver las últimas declaciones al respecto del francés Emanuel Macron-. Donald Trump, presidente de Estados Unidos, cerró, además, las puertas a financiamiento crucial para las arcas del régimen con su último paquete de sanciones, que ya no afectan a figuras particulares sino directamente a las operaciones financieras del Estado venezolano.
Entrampados en las regionales
El régimen sabe que debe ir, cuanto antes, a unas elecciones reconocidas por todos. El tarantín de la ANC fue la definición de un tiro por la culata. Ante eso, empezaron con las triquiñuelas, adelantando la fecha de los comicios regionales para octubre como forma de matar las protestas callejeras y, en el camino, dividir a la oposición. No contaban con que todos los factores reales de poder dentro de la MUD están dispuestos a acudir a votar, entendiendo que se estaban cumpliendo una de las exigencias planteadas desde el año pasado. Al único que no le convienen elecciones es al régimen que tiene el descontento visceral de casi el 90% de la población. Elegir a gobernadores es algo que está dentro de la Constitución y con lo que se está en mora desde diciembre del 2016. Además, obligan ahora a los arquitectos del fraude del 30 de julio a sacar nuevamente los ocho millones de votos que todo el mundo reconoce como inventados. En ese momento pudieron porque competían solos, pero ahora luce imposible con la presencia de los testigos opositores.
¿Teme el régimen que una gran victoria opositora envalentone a la MUD? ¿Teme Maduro «quedar desnudo» si no logra reeditar los supuestos ocho millones del 30J? ¿Busca, con Zapatero, sentar a la oposición para que lo legitimen? ¿Busca una salida negociada ahora que el mundo se le pone chiquito en lo que debe ser su último año? De todo un poco.