Ante la desmoralización que vive la población venezolana en medio de una profunda crisis política y económica que no avizora un final próximo, el abogado y politólogo, Orlando Viera-Blanco, asesor de la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional (AN), insistió en entrevista para El Nuevo País y Zeta que es necesario un proceso que incluya intervención inteligente, diálogo y elecciones para lograr una salida.
Para Viera-Blanco, la opción electoral no debe ser la única vía “para salir de un gobierno que tiene muchos elementos para tratar de mantenerse en el poder”, pues a su juicio, deben ponerse en práctica otros procesos como la movilización interna, “con un enfoque más humanista y social, de manera más organizada y más dispuesta”.
“No basta un plantón o una concentración, tiene que dosificarse, no solamente la protesta de orden político y por el poder, también es necesario que se generen grupos de ocupación en nuestras barriadas, soluciones hacia la gente en los sectores populares, que aún no se han incorporado. Convertir la protesta política en protesta social. Se trata de sorprender al Estado, no ser tan previsible. Es ocupar espacios públicos, que transmitan un cierto llamado de paz, ciudadano, con creatividad”, expone Viera-Blanco, haciendo referencia a las carencias de las convocatorias de calle entre abril y julio.
El abogado, experto en materia política asegura que la clave en estas protestas es la distracción de la población y sus sectores más vulnerables, que tratan de sobrevivir el hambre y la inflación. “Si tienes a una población ocupada y distraída, entonces generemos todo un censo que descentralice la protesta. Generemos grupos de apoyo y ayuda para esos sectores. Los sectores medios y corporativos están pasando trabajo pero igual pueden tener recursos para ayudar a esos sectores populares. Hay que construir y generar una protesta social de abajo hacia arriba y no al revés. No que bajen estos sectores populares, con piedras en la mano, mendingando algo de comer o dinero. No es tratar de generar solamente una concentración en la Francisco Fajardo, hagamos un listado completo, de líderes jóvenes en todo el país y generemos un plan de acción social con pequeños grupos que vayan a las comunidades”, puntualiza el politólogo.
A este mecanismo de protesta creativa, Viera-Blanco le suma no solo el derecho, sino también la iniciativa de votar que tiene ese sector popular, el cual debe ser canalizado. Alega, que este sector de la población, el que se siente incluido en cada proceso electoral, podría incluso presentar un “mayor espíritu de defensa de su voto, sobretodo en estos días, en los cuales los sectores medios, se han vuelto muy críticos con el proceso”.
El 350 no es excluyente del ejercicio de votar
Ante lo que califica de “opinión desproporcionada” por parte de algunos sectores opositores, que invalidan la oferta de ir a regionales, y la tachan de estrategia o traición, el analista político sostiene que esta “emocionalidad” que envuelve tal argumento debe ser controlada.
“Me luce emocional que estemos cuestionando las regionales cuando es una opción real de movilizar al país ese día, de ir en defensa de ese voto (…) No es verdad que el artículo 350 sea excluyente del ejercicio ciudadano de votar. Yo no estoy desobedeciendo esa institución, estoy desobedeciendo un Estado que desmontó a la República, que secuestró a las instituciones, entre ellos el voto. Yo no desobedezco ir a mi institución, yo no estoy legitimando al CNE, ese es un ente de los venezolanos, eso no pertenece ni a Tibisay, ni a Maduro, esa es una institución que yo tengo el derecho de activarla y manifestar mi voluntad”, resalta Viera-Blanco.
A esta consideración, el abogado termina agregándole la importancia de una “intervención inteligente” con el respaldo de la comunidad internacional, que ha podido agruparse hasta ahora. Esto, puede incluir desde salvoconductos hasta situaciones transaccionales, las cuales considera, deben ir acompañadas de negociaciones entre las partes.
El diálogo como herramienta para una salida
“Hemos hecho del diálogo y de las negociaciones, un tabú y una satanización inconveniente. Estas cosas existen en política y en situaciones de gobiernos totalitarios y dictatoriales, donde cuando existe una movilización ciudadana y un rechazo profundo, la gente se sienta a negociar, a buscarle salidas y soluciones de manera inteligente y al menor costo posible”, destaca Viera-Blanco, en relación a la posibilidad de establecer un nuevo diálogo.
“Cuando uno habla de diálogo, pareciera que es una herramienta que solo favorece al gobierno y que enfría la calle, pero el diálogo lo usa el gobierno porque es el primero que sabe que se encuentra en situación precaria. Pareciera que la oposición es la que está en situación de desventaja y la fracturamos, de una manera inconveniente, el diálogo es una herramienta que mantiene siempre sobre la mesa la posibilidad de una salida, porque el gobierno la necesita, el gobierno sigue teniendo sobre sus hombros, la responsabilidad de cómo resuelve el problema”, dice Viera-Blanco.
En ese sentido, agrega que “esto no termina porque la calle esté en silencio, esto es una tensa calma, este es un pueblo que puede salir y desbordarse, el diálogo entonces ciertamente, necesita anticipar eventos para ver que posibles salidas se pueden implementar antes de que estos eventos puedan estallar”.