Al momento de escribir este informe, se encuentran reunidos en República Dominicana por segundo día consecutivo una comitiva de venezolanos representantes del régimen y de la oposición. El encuentro forma parte de una iniciativa de varios países para destrancar la crisis política en el país latinoamericano que, aunque solo se encuentra en fase exploratoria, se vislumbra con más solidez que los intentos anteriores.
Los representantes oficiales del régimen son Jorge Rodríguez y Delcy Rodríguez, aunque también se ha reportado la presencia de Roy Chaderton. Por la oposición, asisten Timoteo Zambrano, Luis Florido, Julio Borges, Vicente Díaz y Manuel Rosales. Eudoro González y el experto en negociación Gustavo Velásquez también están. Formalmente, la iniciativa es del presidente dominicano, Danilo Medina, quien sirve de anfitrión y participa en las reuniones, aunque el entramado forma parte del guión de los ex mandatarios José Luis Rodríguez Zapatero y Leonel Fernández, por lo que las suspicacias se mantienen en sectores adversos a Nicolás Maduro.
Se prevé una negociación más que un diálogo, como solicitaron Francia y España a través de sus cancilleres. Para ello, cada parte elegiría a dos mediadores, contando con un quinto neutral. Aunque no se ha especificado formalmente qué países representarán a cada bando, se estima que por la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) participen Perú y México, mientras que por el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela sean Portugal y Grecia. El neutral, aparentemente, será Francia, que ha tomado la batuta en representación de la Unión Europea. Jean-Yves Le Drian, el actual ministrio de Exteriores galo, advirtió, tras recibir a su par venezolano Jorge Arreaza, que el proceso en cuestión deberá ser creíble y sincero si Venezuela no quiere ser sancionada económicamente. Este procedimiento ya está avanzado en el Parlamento Europeo, en donde esta semana obtuvo 526 votos a favor por 96 en contra, en una resolución que pide congelar los bienes y restringir el acceso a jerarcas del régimen que estén implicados en violaciones a los Derechos Humanos en Venezuela.
Esta semana, tras finalizar su viaje a Colombia, el Papa Francisco pidió a la ONU involucrarse más en el conflicto venezolano. Las palabras del Sumo Pontífice no fueron fortuitas, ya que pocas horas después se conoció que las negociaciones en Santo Domingo contarían con el organismo mundial, que enviará a un grupo de expertos en resolución de conflictos para encargarse de la agenda, tema crucial en este tipo de operaciones. La falta de formalidad en este punto fue lo que permitió al régimen utilizar descaradamente a su favor el proceso de diálogo del 2016. El garante del posible acuerdo es El Vaticano, otro país europeo.
Por qué la negociación
El régimen necesita con urgencia que la Asamblea Nacional (AN) le apruebe créditos y proyectos internacionales. Ha intentado todas las vías para evadir el control parlamentario: acuerdos bilaterales, decretar que el Banco Central de Venezuela dependa del Ejecutivo para endeudarse por esa vía, que el Tribunal Supremo de Justicia asuma las funciones del Legislativo y la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente. Nada de esto ha calado en la comunidad internacional. Por eso, según informe del periodista Hernán Lugo-Galicia, el madurismo ofrece a la oposición adelantar las «presidenciales para octubre de 2018; levantar desacato al parlamento, e incluso reducir el período de la constituyente a julio de 2018, a cambio de que los diputados convivieran con este foro político y que aprobaran los créditos y proyectos internacionales que requiere el Gobierno». La MUD, según el presidente de la AN, Julio Borges, sigue en sus trece: cronograma electoral para regionales, municipales y presidenciales; liberación de presos políticos, inhabilitación a dirigentes opositores y cese a la persecución; respeto a independencia de los Poderes; ayuda humanitaria. Sin eso, la oposición no inicia formalmente una negociación.
El aislamiento internacional del régimen es una realidad demostrada en la exitosa gira de la directiva de la AN por Europa la semana pasada. Las sanciones de EE.UU descolocaron financieramente a los jerarcas, que ven cómo se aproxima lo mismo en Europa, refugio que han encontrado para sus familias ante el rechazo imperial. Al final, el nudo gordiano sigue siendo el salvoconducto. Lo antes expuesto son formalidades, ya que el acuerdo crucial no será para aprobarle las cuentas a una administración agonizante sino para asegurarle a Maduro y compañía una transición pacífica. La elección de los mediadores es una muestra de que el régimen está entregado a una negociación para entregar el poder. Portugal y Grecia, sus presuntos representantes, aunque son países gobernados por la izquierda son miembros de la Unión Europea cuya principal preocupación es su bienestar económico. El presidente del supuesto neutral, Francia, recibió con todos los honores a los opositores que dirigen el parlamento, Julio Borges y Freddy Guevara, poco después de clamar que en Venezuela hay una dictadura y que sólo reconocen a la Asamblea Nacional como poder legítimo. México y Perú han sido de los países más solidarios con los demócratas venezolanos. El Vaticano, por su parte, es un Estado europeo que responde a esos intereses. Los dominicanos Medina y Fernández son hombres de negocios. ¿Por qué en la mesa no se sientan China, Rusia o Cuba?
A todas luces, el régimen tiene las de perder, pero nunca confiarse, o ilusionarse, porque Felipe González puede tener razón con que esto no llegará a nada.