Venezolanos en España: Así es el asunto en la madre patria

Daniela es una joven venezolana, de abuelos españoles, pero sin pasaporte europeo. Sin embargo, eso no ha sido impedimento para que, hace tan solo un año, ella se viniera a “la Madre Patria” en busca de nuevas oportunidades y una vida mejor. Y fue justamente en ese proceso previo a la emigración, en el año 2015, cuando creó la cuenta de Instagram @venezolanos_en_espana, donde compartía, inicialmente, toda la información que iba consiguiendo sobre las principales cosas que debe saber toda persona que quiera emigrar al país europeo. Su historia es como la de muchos venezolanos que hoy comparten la experiencia de emigrar y el reto de emprender en un país tan parecido a y la vez tan diferente al nuestro. Así lo cuenta en exclusiva al equipo de la Revista Zeta en España.

La inseguridad

Daniela salió del país, como muchos venezolanos, huyendo de la inseguridad. Hay dos momentos puntuales que la hicieron decidirse totalmente, nos cuenta. “Ya yo me lo había cuestionado muchas veces porque ya había venido a España como turista y me sentí muy cómoda, porque mis abuelos son españoles y me había integrado mucho a esa cultura desde que nací, así que cuando vine, todo me parecía conocido, todo me olía a mi abuela, era como muy familiar. Pero el día en que definitivamente llegué a la casa y dije ¡Me voy!, fue un día en que a la señora que iba delante de mí le tocaron el vidrio con una pistola en el carro y la robaron. Yo iba manejando atrás, estaba sola y me quería como morir. Choqué el carro estacionando, porque del mismo susto me dio miedo, me metí apurada en el estacionamiento y choqué porque estaba temblando y era la 1 de la tarde, ni siquiera es que era media noche. Luego me robaron a mí también la cartera en el metro, así que decidí definitivamente: ¡Sí, me voy!”.

La incertidumbre

Antes de salir del país, Daniela vivió momentos emocionalmente complicados, donde la incertidumbre hizo mella, pero fue el momento perfecto para sacar lo mejor de sí y reinventarse. “Yo en Venezuela trabajaba en una empresa y renuncié 6 meses antes de venirme. Pero esa no era la idea. Lo que pasa es que yo no soy española, es mi mamá la española y para poder estar legalmente aquí tenía que hacer un trámite que se llama arraigo familiar, para lo cual mi mamá previamente tenía que hacer un papeleo en el Consulado que normalmente se demora 3 semanas y se demoró 6 meses; entonces yo renuncié, me quedé sin trabajo y no tenía el documento que necesitaba para venirme, así que tuve que quedarme ese tiempo en Venezuela, en el aire. Como ya estaba estudiando todo lo relacionado con Marketing Digital, comencé a trabajar como freelance para varias agencias de marketing, generando contenido para Social Media. Esa parte de mi vida fue triste y buena; fue triste porque mi trabajo me encantaba y además estaba súper bien posicionada, pero me tocó como empezar desde cero porque me di cuenta que me gustaba más lo que estaba haciendo en ese momento, que trabajar para una empresa”. Eso fue lo positivo: redescubrirse.

El miedo de emigrar

Emigrar no es fácil, sobre todo para la sociedad venezolana, acostumbrada recibir a los extranjeros en lugar de ser forasteros a kilómetros de sus afectos, de sus recuerdos, de lo que son. Esta joven emprendedora asegura que la decisión de emigrar fue “un poco lenta” porque es muy apegada a su familia que no quería emigrar, y a ella le daba miedo irse sola. El miedo es una de las características principales de este proceso y Daniela lo vivió en carne propia. “Yo no me quería venir sola, me daba miedo. Mi novio tampoco se quería venir porque él es muy familiar. Mi mamá me decía: ¡Yo nunca me voy!. Pero mi hermano sí se quería venir, así que finalmente le dije a él: ¡Mira, vámonos!. De hecho, el venirme con mi hermano ha sido una de las mejores decisiones, primero porque no me vine sola y segundo porque una de las cosas que más me preocupaban en Venezuela era él, porque es muy joven y siempre salía de noche, tenía su carro y trabajaba en el San Ignacio y cada vez que salía, para mí era una constante angustia. Entonces, el día que llegamos a España sentí como cuando salvas a alguien que se va a ahogar y lo sacas de la orilla”.

El emprendimiento

@Venezolanos_en_Espana nace en Venezuela y Daniela nos contó todo el proceso: “Nosotros llegamos el 16 de agosto del año pasado y el proyecto lo comencé justo un año antes, cuando estuve de vacaciones a Madrid, en abril del 2015, que fue cuando empecé a considerar la idea de venirme definitivamente. Recuerdo que en ese momento no había tantos venezolanos acá y por lo tanto tampoco había tanta demanda ni oferta de información relacionada con todo el proceso emigrar. Cuando regresé a Venezuela, yo estaba empezando a estudiar todo lo relacionado a Marketing Digital porque trabajaba en Marketing Corporativo. En realidad yo soy Ingeniero Industrial, pero trabajo en el área de marketing desde que me gradué, hace seis años.  Entonces, cuando volví de esas vacaciones, yo me estaba capacitando para todo lo que era marketing digital: social media, páginas web, email marketing; conectar a nivel digital, así que me puse a revisar y me di cuenta de que no había mucha información de venezolanos en España, había muy poca información a nivel de ¿qué tengo que hacer, cómo lo tengo que hacer? y dada mi propia necesidad de información al respecto, comencé el proyecto con la idea de compartir qué era lo que yo tenía que hacer para poder estar acá. Lo primero que hacía era colocar información que yo iba consiguiendo: ¿qué es el NIE y cómo se obtiene? ¿Qué es la Seguridad Social y cómo funciona? ¿Qué es empadronarse? ¿Qué es un permiso de trabajo y qué necesito para tenerlo? Y así sucesivamente,  esas cosas que en Venezuela uno ni le presta atención; y de ahí nace “Venezolanos en España”, que ya tiene dos años y medio”.

La evolución

Como todo proyecto, Venezolanos en España comenzó de una manera y ahora funciona de otra, aunque tiene el mismo objetivo: conectar a los venezolanos que están en la capital española y así poner un granito de arena en esta búsqueda de una vida mejor, con mayores oportunidades y una cierta calidad de vida. “Una vez estando en España, durante los primeros meses, en el momento de buscar casa, adaptarme al trabajo, etcétera, se me hizo muy complicado hacer que la cuenta de Instagram evolucionara. Me empezaron a contactar fue por el tema «publícame aquí», porque lo se publicaba tenía cierto alcance. Luego, cuando comencé otra vez a generar contenido, ya hablaba más sobre mis vivencias aquí; sobre el cómo me siento, qué es lo que te puede pasar, lo que no y cómo superar esos bajones. Hoy en día es como un mix entre lo que es comunicar los eventos, negocios y todo lo que tenga que ver con venezolanos aquí y también qué cosas puedes hacer para estar aquí. Además, intento ayudar respondiendo preguntas puntuales de situaciones específicas, como: “Estoy casada con un español ¿qué puedo hacer?, o ¿cómo hago para pedir asilo?. Estoy tratando de ser más eficiente en el sentido de poder responder porque es cada vez más y más gente, es increíble”.

La vida de emigrante

Una de las cosas más difíciles de emigrar, además de estar lejos de los  afectos, es tener que insertarte en la nueva cultura, al tiempo que vas buscando un medio de subsistencia. Daniela también tuvo que vivir esa etapa. “Yo tuve mucha suerte con el primer trabajo y de verdad me siento súper agradecida, estuve 8 meses con un trabajo ideal, un sueldo promedio, estaba súper bien, hasta que la empresa cerró. Luego pasé por dos empleos en los que no me fue tan bien y en paralelo estaba haciendo mi trabajo de marketing digital. Hasta que un día decidí que me iba a dedicar a lo mío. A partir de allí es cuando yo le doy a mi cuenta un enfoque más comercial, pero no para yo ganar dinero por la cuenta, sino para darme a conocer como un profesional en el área de marketing y de verdad, gracias a eso, he podido conseguir ciertos clientes. Yo me enfoco en hacer crecer o en posicionar empresas venezolanas aquí”.

Los de aquí y los de allá

Uno de los males de los venezolanos en las últimas dos décadas, ha sido tener que diferenciar entre los que se quedan y los que se van, asunto que se ha agravado en el último quinquenio de forma precipitada y alarmante. La llamada “fuga de cerebros” ha sido inmensa y tanto los que están fuera como los que están aún dentro de nuestras fronteras, tienen concepciones distintas de las cosas.

Por un lado, muchos venezolanos emigran sin tener claro lo que tienen que hacer o creyendo que en el país de acogida las cosas funcionan como en en el país de origen. O ambas cosas. Y eso, al final, termina afectando su proceso de adaptación tanto a nivel emocional como económico. Dada la corta pero intensa experiencia de Daniela, le hemos pedido un mensaje para los venezolanos que están pensando en emigrar a España o los que acaba de llegar y están buscando opciones de trabajo o de emprendimiento. Esto es lo que ha dicho: “Emigrar y emprender en España no es ni cerca como Venezuela. En Venezuela no estamos acostumbrados a tantos aspectos fiscales y legales como aquí, sino que estamos acostumbrados a poner un margen de ganancia en el que tú eres quien considera que tu producto está bien. Si lo puedes vender en 100 y ganarle 500, lo haces; aquí no lo puedes hacer. Aquí casi todo tiene una regulación y el margen de ganancia es muy bajo: 30%, 25%, 10% si quieres ser competitivo; entonces eso es lo primero. Lo segundo es que, sin embargo, no es imposible. Conozco mucha gente que tiene la capacidad de poder invertir y se meten en la cabeza que es imposible. Tiene sus ciertas complicaciones y los procesos son más lentos: nunca vas a tener la misma ganancia que en Venezuela porque allá todo lo que vendas o hagas se posiciona y te va bien, es un país que en ese sentido tiene esa oportunidad. Aquí también, pero es más lento”.

Por otro lado, están los venezolanos que se quedan en el país y también tienen que reinventarse y buscar maneras de sobrevivir a la crisis. A ellos, Daniela también les ha enviado un mensaje. “Entre las personas que están en Venezuela, creo que hay dos tipos: están las que se quieren quedar y tienen mucho optimismo por quedarse, aunque también tengan un conflicto de la situación del país, pero se mantienen firmes en que se quieren quedar; como también están las personas que se quieren ir y no hacen nada para irse y están en ese proceso de queja constante.  Entonces, para los que tienen optimismo, yo de verdad los felicito, porque para hacer eso, creo que hay que tener una fuerza emocional muy grande, y un espíritu de positivismo muy fuerte, y eso no todo el mundo lo tiene, es muy complicado. De verdad les doy fuerza, les doy ánimo, que se mantengan así porque creo que el país, tarde o temprano, va a volver a ser lo que fue y van a hacer falta esas personas que todavía siguen con optimismo. Ahora, las personas que están allá que se quieren ir, simplemente que lo hagan, yo sé que el tema de divisas es un tema complicado, pero no solo España tiene que ser la opción. Creo que muchos apuntan a España porque es Europa, por el tema de idiomas y porque también hay muchos conocidos aquí y dicen: ´si a mi amigo le fue bien, a mí también me va a ir bien´. Pero también pueden mirar un poquito a su alrededor: hay otros países cerca de Venezuela como Colombia o Chile. Hay países en donde irte no representa un esfuerzo económico tan complicado y siempre hay opciones. Y lo otro es que se informen de manera inteligente y coherente para que el proceso de emigración sea menos duro”.

Finalmente, luego de caminar un poco por el céntrico parque de El Retiro, en Madrid, Daniela se despidió de nosotros con esa sonrisa que le caracteriza y con la confianza de que es posible estar bien a pesar de las dificultades de quienes tienen que tomar la difícil decisión de emigrar y deseando que su testimonio fuese un ejercicio de inspiración y ayuda para otros venezolanos en situaciones similares.