La criminalidad que ha penetrado la institucionalidad del Estado venezolano se hace visible con la prolongada crisis que vivimos. Esas acciones patibularias no se circunscriben al territorio nacional, sino que tiene dimensiones internacionales.
Cada día se apilan las denuncias de cómo Venezuela se ha convertido en un espacio de libre movimiento para el crimen organizado, flagelo que ha penetrado al Estado y se ha internacionalizado, siendo parte de una red internacional que es una de las razones de la crisis que padecen todos los venezolanos.
Pranato
Múltiples grupos forman esa comandita que detenta el poder. Entre ellos, los izquierdistas filocubanos que llegaron al poder con Chávez, una cúpula militar y del alto gobierno corrupta con base al defalco del tesoro nacional, varios grupos guerrilleros fundamentalmente colombianos, en especial las FARC y el ELN, los narcotraficantes y sus carteles internacionales, los bolichicos o boliburgueses, los lavadores de dinero, y los gobiernos extranjeros que depredan la renta petrolera. Esto se da en el marco de la estrategia castrista de expandir su revolución comunista por la región, para lo cual han montado una urdimbre de organizaciones legales -ONG- e ilegales, partidos y movimientos políticos, articuladas en el llamado Foro de San Pablo, así como organizaciones internacionales, sean multilaterales o no, que sirvan a estos propósitos.
El narcotráfico
El embajador William Brownfield, “Zar de la droga” norteamericano, declaraba ante el Senado estadounidense que, cuando llegó a Venezuela como embajador (2004-2007) “… el narcotráfico estaba empezando a penetrar en altos niveles del gobierno …, en las instituciones de seguridad, los cuerpos policiales y la Justicia”, pero “… pasados 13 años … el narcotráfico ha penetrado completamente cada institución de seguridad, cada cuerpo policial y cada institución judicial de … Venezuela”.
Según Naciones Unidas (MAOC-N) entre 2006 y 2008 más de la mitad (51%) de la droga interceptada en el océano Atlántico partía de Venezuela. El Departamento de Estado norteamericano en 2015 dejaba claro que “Venezuela sigue siendo un importante país de tránsito para los envíos de cocaína a través de rutas aéreas, terrestres y marítimas” y que “la gran mayoría de los narcóticos ilícitos que transitaron Venezuela en 2015 estaban destinados al Caribe, Centroamérica, EE.UU., África Occidental y Europa. Las organizaciones colombianas de narcotraficantes -incluidas bandas criminales múltiples o grupos “BACRIM”, las FARC y el ELN, facilitan el transbordo de estupefacientes a través de Venezuela… también operan en Venezuela, incluyendo el Cartel de Sinaloa y Los Zetas”.
El estamento militar
En este trasiego el componente militar venezolano es clave. Según Mildred Camero quien fuera presidente de CONACUID (1999 – 2005) en el pasado lo que se daba era una microtraficación de drogas provenientes de Colombia, por jóvenes en pobreza. Los militares solo facilitaban a los carteles colombianos el contrabando de drogas y de precursores químicos a cambio de sobornos.
Pero luego el negocio fue creciendo. Con la nueva Ley Orgánica de Drogas ˆ(2005) la Guardia Nacional es desplazada por el Ejército, entonces “Aparecen nuevos carteles o grupos castrenses, que operan con drogas, pero ya no con traficantes sino directamente con miembros de la FARC”.
Relata Ariel Fernando Ávila, en su libro “La frontera caliente entre Colombia y Venezuela”, que enviar a militares a la frontera pasó de ser un castigo a una recompensa, pues se convirtió en una forma fácil de enriquecerse ya que “en un año uno puede hacer un millón de dólares,” le confesaron sus entrevistados. Asoma Ávila que era una manera que utilizaba Chávez para conseguir lealtad entre los militares. Esto permitió la instalación de los narcotraficantes colombianos en la frontera y que estos militares se asociaran en el narcotráfico, por lo que una decena de altos oficiales y otros miembros del alto gobierno, incluyendo al vicepresidente Tareck El Aissami – vinculado a grupos terroristas islámicos- han sido sancionados e incluidos en la Lista de Capos de la Droga (Kingpin) de los EE.UU. El Wall Street Journal señaló que fiscales norteamericanos investigaban a Diosdado Cabello, señalado con el jefe del Cartel de los Soles, bajo la “sospecha de haber convertido al país en un centro global de tráfico de cocaína y lavado de dinero”. Cabello demandó a ese periódico por difamación y perdió la demanda.
Lavado de dinero
El magistrado, Alejandro Rebolledo, recientemente designado por la AN, experto en legitimación de capitales, calculaba que el dinero lavado alcanzaría a “más de US$800 millardos en los 18 años de gobierno…. Se incluye a Cadivi, Cencoex, la industria petrolera con sobrefacturaciones, subfacturaciones, y empresas fachadas con altos niveles de corrupción y lavado”. Él tendría expedientes de más de 100 personas con “empresas que funcionan en Venezuela y ramificadas en países de América Latina, México, Hong Kong y Dubai, … son muchísimas y dedicadas en los últimos años a alimentos y medicinas, tenemos establecidas las vinculaciones con funcionarios”.
Para Douglas Farah, investigador de la estadounidense Universidad de Defensa Nacional “La principal estructura de lavado de dinero de las FARC (así como el régimen de Maduro y otros grupos delictivos) es… PDVSA,” y esto lo hace, entre otras, a través de dos filiales de PDVSA: ALBA Petróleos en El Salvador y Albanisa en Nicaragua. En Nicaragua esto está manejado por la familia de Daniel Ortega. En El Salvador el principal implicado es el líder del FMLN y asesor financiero de las FARC, José Luis Merino. Merino ha sido señalado, en una investigación de la inteligencia norteamericana, que reportó la periodista Maibort Petit , por utilizar “el sistema financiero centroamericano para lavar activos de las FARC. Además, ayuda a lavar dinero de otras organizaciones criminales como Las Maras de Centroamérica, y cárteles de la droga suramericanos, incluyendo el cártel de los Soles, además de recursos ilícitos de funcionarios civiles y militares del gobierno de Venezuela, muchos de los cuales ya han sido investigados por las autoridades federales de los EE.UU.” Adicionalmente, El Aissami aparece vinculado a Merino y su estructura de blanqueo de capitales. PDVSA también está siendo investigada por lavado de dinero en Brasil y en EE.UU.
La producción y distribución de drogas y el consecuente lavado de dinero se articulan en un esquema donde militares venezolanos, el Alto Gobierno, empresas del Estado, en este caso PDVSA, forman parte de una potenciada organización criminal internacional. En la cual se aprecia que uno de los hilos conductores son las FARC.