El que tiene ingresos sólo en bolívares, sufre los efectos de la inflación ligada a la moneda, al contrario, quien trae sus divisas para vivir en Venezuela los precios bajan.
La fuerte subida de precios de los alimentos, hacen que el salario mínimo se haya desaparecido prácticamente. Un kilo de queso en 35 mil bolívares, un paquete de harina de maíz en 15 mil bolívares, hasta en 20 mil bolívares, un litro de leche 8 mil bolívares. La vida para el venezolano se ha hecho en apenas un par de meses muchísimo más cara, que el ritmo en que la inflación estaba azotando ya. Los precios que se consiguen en la calle son prácticamente imposibles de cubrir en bolívares.
Para quienes disponen de divisas, el efecto es contrario. Quienes tienen inversiones en el extranjero y logran traer dólares a Venezuela, para dar cobertura a su vida aquí, los precios han estado bajando y Venezuela es entonces sumamente económica, cuando alguien trae sus divisas y las vende en los mercados no autorizados. Un kilo de arroz que está en 12 mil bolívares, es apenas 0,5 dólares, cuando en otros países el precio es mucho más alto.
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Allí está la clave de la crisis venezolana, los bolívares no sirven, no dan cobertura y son los que apuntalan la inflación, es decir el componente inflacionario de la crisis, mientras los dólares son mucho más útiles, y refuerzan el componente recesivo de la crisis que atraviesa el país. Ésta se fundamenta en una estanflación, es decir, inflación con recesión, juntas, el peor de todos los escenarios, aunque en la particularidad del caso venezolano, se agrega la escasez de producción interna, debido a los controles y medidas draconianas de las autoridades económicas, la escasez de divisas, la corrupción, el despilfarro y la falta de producción interna.
Para un trabajador venezolano, que gana salario mínimo, es imposible cubrir la canasta alimentaria, la cual se ubica en más de 2 millones de bolívares, lo que significa que se requiere seis salarios mínimos, incluyendo el bono alimenticio, para cubrir sólo la demanda de alimentos de un hogar de cinco personas, según el estándar del Cendas. No así en el caso de las divisas, que con apenas unos 150 dólares, se cubre la canasta alimentaria.
El acceso de los venezolanos a las divisas cada vez se hace más cuesta arriba, debido a la debacle que atraviesa la única industria que ha sido capaz de captar moneda dura, como lo es Pdvsa. La caída de producción, el endeudamiento, los daños en su infraestructura, la corrupción y las sanciones que no les permite renegociar deuda, cierra el cerco financiero, que al mismo tiempo hace muchos más difícil que se acceda a los dólares, si bien ya el mismo Ejecutivo tiene desde hace más de una década la prohibición a los venezolanos de acceder libremente a las divisas. Son pocos quienes tienen disposición de financiar su vida en Venezuela, desde el extranjero, la enorme mayoría atraviesa el caos, la pobreza general y una depresión jamás vista en este país, con colapso en toda su estructura nacional.
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