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El régimen de Maduro ha venido ganando tiempo para resolver el problema personal de cada uno de sus jerarcas que es el de dónde se van a refugiar para disfrutar la enorme fortuna que han acumulado.
Maduro tenía dos opciones en estas elecciones: o hacía un fraude «tolerable» dejando a la oposición la mayoría pero guardándose algo, cediendo si la presión venía y no cediendo si no había tal presión, o coger por la calle del medio, retando no a la oposición ni a los venezolanos sino a todo el mundo occidental cuyos factores políticos están dispuestos a forzar un cambio en Venezuela. Estaban dispuestos antes de las elecciones y están más dispuestos ahora.
Echar por la calle del medio parecía la más difícil, porque Maduro necesita que le presten dinero y mostrando su cara más autoritaria se supone que no se le van a dar. Entonces, ¿por qué tomó esta opción? Porque en su viaje a Rusia, obtuvo la promesa del presidente Putin de que le ayudará a pasar, por lo menos, de las apreturas financieras inmediatas como pagos y compra de alimentos. ¿Por qué hace esto Putin? Por razones ideológicas. En su estrategia, el ex hombre de la KGV, Putin tiene la política de causarle problemas a las naciones occidentales. Es decir, a Europa y, especialmente, a Estados Unidos. Por eso, amenaza con montar un protectorado ruso al norte de América del Sur, en un balcón del mar Caribe. Es a lo que se enfrenta no Venezuela, que ha hecho todo lo que tenía que hacer, sino el mundo occidental.
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