Reinvención de la MUD y presión internacional contra el régimen de Maduro

[emaillocker id=»110459″]

Los resultados de las elecciones regionales del 15 de octubre fueron una sorpresa para muchos con la victoria del Gobierno, pero con un Consejo Nacional Electoral (CNE) haciendo cambios de último minuto y una elección plagada de irregularidades, las 18 gobernaciones no fueron sorprendieron a todos.

La derrota de la oposición fue provocada no solo por el Gobierno y el CNE para el abogado venezolano especialista en Derecho Internacional y Relaciones Internacionales, Mariano de Alba, sino por “el exceso de confianza de la oposición”.

Tras esto, el especialista considera que es momento de que la oposición se reinvente y coordine su accionar con la comunidad internacional para generar más presión y obligar al régimen de Nicolás Maduro a negociar.

¿Cuál es su análisis de la derrota de la oposición en estas elecciones regionales?

La derrota de la oposición se debió a múltiples factores. Por un lado, las trampas ya habituales del régimen y el Consejo Nacional Electoral con anterioridad de las elecciones.

También nuevas ilegalidades como la movilización de centros electorales y la negativa a remover del tarjetón a los candidatos de oposición que habían retirado su candidatura. Luego en algunos Estados partidarios del régimen también recurrieron al ingreso de votos en las máquinas sin sustento y la modificación de resultados, tal y como ha quedado demostrado en el Estado Bolívar.

A todo esto, hay que sumar el exceso de confianza de la oposición ante todas estas trampas y una considerable abstención consecuencia de diversos factores: resignación y la creciente migración.

¿La derrota de la oposición en las elecciones cambia en alguna forma la visión de la comunidad internacional acerca de la situación en Venezuela?

En principio, no. La mayoría de los países democráticos de este hemisferio y Europa están sumamente preocupados por lo que ocurre en Venezuela y tienen claro que Venezuela tiene un régimen que no respeta en lo más mínimo las garantías democráticas – incluyendo la necesidad de que haya elecciones libres y justas – y está dispuesto a lo que sea para perpetuarse en el poder.

Sin embargo, la comunidad internacional también observa con preocupación como la oposición no logra demostrar suficiente unidad y preparación para superar la situación. Muchos países están preocupados que la oposición espere que sea la comunidad internacional quien resuelva la crisis, porque la comunidad internacional no cuenta con las herramientas para ello. Puede ayudar y ejercer presión, pero el trabajo a nivel interno es la clave, y en ese ámbito la oposición cada vez es percibida como más débil.

¿Considera que los 4 meses de protestas, más allá de poner la atención sobre Venezuela, afectaron a la oposición?

Por supuesto. La oposición buscó ejercer la mayor presión posible – por todos los frentes – durante cuatro meses y pensó que ello sería suficiente para ocasionar un cambio. Luego se consolidó el fraude constituyente y quedó en evidencia que la oposición no previó un escenario donde toda la presión ejercida no lograba el objetivo de ocasionar un cambio de gobierno. A partir de allí la conexión entre la oposición y la ciudadanía se fue diluyendo, se hicieron más evidente las distintas visiones sobre cómo lograr los objetivos y la oposición al día de hoy está más debilitada que a mediados de julio de este año.

¿Se ha fortalecido el Gobierno en el ámbito internacional con estos resultados?

En principio, no. Me parece que incluso sin considerar el más que evidente fraude en el estado Bolívar, la mayoría de los países de este hemisferio y Europa tienen actualmente muy claro los abusos que ha desplegado el gobierno en el campo electoral y además reconocen que debe haber cambios muy concretos para que regrese la democracia en Venezuela – como el reconocimiento de la Asamblea Nacional y la liberación de los presos políticos-.

Ahora bien, la atención internacional no siempre logra mantener el mismo ímpetu por lo que en la medida que el régimen sea percibido como más estable, es probable que al menos varios países nuevamente busquen tener relaciones más fluidas a pesar de los problemas internos. Igualmente, la percepción de estabilidad política puede ayudar al régimen a obtener mayores créditos o favores financieros de países como China y Rusia

¿La confianza en la oposición venezolana se ha mermado en el ámbito internacional?

No de manera sustancial. La mayoría de los países de este hemisferio y Europa reconocen la legitimidad de la Asamblea Nacional y reconocen a la oposición venezolana como un actor legítimo que tiene derecho a que se le respeten sus derechos y pueda jugar el juego político con respeto a las reglas mínimas previstas en la Constitución.

Unión Europea

Lo que sí existe es quizás visiones diferentes de algunos actores de la comunidad internacional sobre qué debe hacer la oposición y, en consecuencia, mayor o menor coordinación. La comunidad internacional ha sido muy clara y franca que lo fundamental es que la oposición y los venezolanos ejerzan presión interna para que se concrete un cambio en Venezuela.

¿Considera que la presión internacional aumentará tras estos resultados o la situación de Venezuela pasará a un segundo plano como quiere el Gobierno?

Me da la impresión que va a aumentar parcialmente con las sanciones a altos funcionarios que imponga la Unión Europea y algunas medidas que podrían tomar los países del Grupo de Lima, pero luego se estabilizará por algún tiempo a la espera para ver cómo se desarrollan los acontecimientos.

A partir del año 2018 la comunidad internacional tendrá que tomar una decisión muy importante, la cual es decidir si mantiene relaciones comerciales con Venezuela a pesar de que el presupuesto para el año 2018 será aprobada por la fraudulenta constituyente, un ente que no goza de legitimidad internacional con la mayoría de los países del hemisferio y Europa.

Con estos resultados y las denuncias de irregularidades ¿la comunidad internacional dejará de pedir elecciones?
EFE/Jason Szenes

Veo muy difícil que la comunidad internacional deje de pedir elecciones. El mensaje de la mayoría de los países será el que ya ha dado el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos: lo que debe ocurrir son elecciones libres y justas, transparentes y con observación internacional. Y eso pasa por un nuevo Consejo Nacional Electoral también.

Al final del día, la comunidad internacional no sólo quiere un cambio, sino que sea un cambio estable, que no devenga en un enfrentamiento armado que pueda generar consecuencias mayores en otros países y que el próximo gobierno de Venezuela tenga la estabilidad necesaria para corregir el rumbo del país en el plano económico.

El presidente de Colombia pidió el 17 de octubre la realización de elecciones generales con observación internacional y un CNE independiente, ¿Esto es posible con la actual posición que tiene Maduro?

No. La comunidad internacional debe entender – y la oposición debe presionar en ese sentido – que los llamados y exhortos al régimen de Nicolás Maduro no sirven desde hace ya varios años.

De tal manera que la comunidad internacional debe evaluar qué medidas puede tomar para ejercer presión para que haya condiciones electorales óptimas en Venezuela, lo que sin duda a estas alturas supone sanciones, pero también un trabajo diplomático de envergadura para ver si es posible negociar el arreglo de condiciones electorales a cambio de acceso al crédito internacional, etc.

¿Qué haría falta para lograr que el Gobierno venezolano acepte las exigencias de la comunidad internacional?

Hace falta una estrategia por parte de la oposición, una estrategia por parte de la comunidad internacional y una estrecha coordinación entre ambos actores. Mi visión es que estamos ante un régimen que no va a responder sólo a la presión internacional y tampoco sólo a la presión interna.

Para ceder en las exigencias de la comunidad internacional y la oposición (que deberían ser las mismas) el régimen deberá llegar a un punto donde sienta que, si no lo hace, es muy probable que pierda el poder abruptamente y de forma inminente.

Tras estos resultados y la insistencia de Maduro en la Constituyente, ¿cómo quedan los procesos exploratorios de diálogo?

Cualquier esfuerzo de diálogo queda en muy mal estado. Primero, por la falta de confianza de la oposición en sentarse en la mesa con un régimen que acaba de hacer un fraude electoral y, por otro lado, el gobierno se siente más reforzado que a finales de julio y con menor necesidad de negociar.

Si el gobierno ha insistido en el diálogo durante el último mes es porque quiere dar la impresión a nivel internacional de que está buscando de resolver la crisis. Pero no hay ningún hecho concreto que así lo demuestre.

Trump aseguró que está bajo la «opresión socialista» del Gobierno de Maduro, ¿A qué se debe esta declaración y qué consecuencias puede traer?

El gobierno de Estados Unidos observa con preocupación la situación con Venezuela y ha demostrado estar dispuesta, desde hace varios años, para tratar de ejercer presión para que haya un cambio en Venezuela.

AP Photo/Evan Vucci

Trump ve en Venezuela el perfecto ejemplo para demostrar ante otros países cuáles son las consecuencias del socialismo, buscando reivindicar el capitalismo.

Como consecuencia, la declaración demuestra que el gobierno estadounidense sigue muy de cerca la situación y está en constante evaluación sobre qué medidas puede tomar para ejercer presión.

La gran discusión en estos momentos es si conviene adoptar sanciones petroleras, ante el hecho indubitable de que ello incrementaría una ya muy grave crisis humanitaria. En la medida que la situación siga deteriorándose – como todo indica que va a ser – Estados Unidos tendrá que decidir si finalmente da o no ese paso

¿Cuáles considera que deben ser los próximos pasos de la oposición venezolana y la comunidad internacional para buscar una solución a la crisis venezolana?

La oposición venezolana debe reinventarse, incluso si ello supone una división de sus integrantes. Esa reinvención supone también definir una estrategia que permita mantener vigente la presión interna y le dificulte al gobierno su capacidad de gobernar.

Se trata de una tarea muy difícil visto todo lo que ha ocurrido, pero esencial. Desde el punto de vista internacional, también hace falta una estrategia más coordinada entre los distintos países y organizaciones para ejercer presión, donde no sólo deben considerarse sanciones mayores y más inteligentes sino esfuerzos diplomáticos que ayuden a tener puentes con sectores del gobierno para explorar la posibilidad de que se concrete un cambio.

 [/emaillocker]

Salir de la versión móvil