Una nueva alianza debe corregir errores del pasado. La crisis nacional sigue a pesar de las elecciones y el gobierno tiene problemas internacionales de envergadura.
Por JAIME GRANDA
Desde el martes pasado, los titula-res de la mayoría de los diarios venezolanos hablan del fin de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) como secuela de los resultados de las elecciones regionales del 15 de octubre.
Pocos ignoran que esa alianza arrastraba problemas desde sus comienzos y que los asesores internacionales del actual gobierno venezolano han sabido aprovechar las diferencias internas.
El secretario general de AD, Henry Ramos Allup, reveló en la tarde del miércoles que «la mesa venía en crisis por la forma de toma de decisiones, por la forma cómo las organizaciones armaban desde afuera agendas que otros desconocían, cómo se forzó la salida de Jesús Torrealba, etc.».
Lea también: Se complicó la oposición
Explicó que la subordinación de cuatro de los cinco gobernadores de oposición electos el 15 de octubre a la cuestionada Asamblea Nacional Constituyente (ANC) solo representa la chispa que ocasionó la explosión de la crisis interna de la MUD.
Durante una entrevista radial contó que al comando de campaña Zamora se le plantearon tres opciones para la juramentación de los gobernadores de oposición, pero ese comando solo aprobó que fuera primero en la ANC y luego en los Consejos Legislativos. En esas condiciones, los cinco gobernadores discutieron la eventualidad y el del Zulia manifestó que él no iría por instrucciones de su partido. En tales circunstancias, él le dijo a los demás cuatro gobernadores que no fueran porque eso contravenía una decisión del partido y debían someterse a los estatutos.
Lea también: Un país entrampado
Ramos Allup calificó de malévola y perversa la acusación en su contra sobre un posible acuerdo con el gobierno nacional para ser el candidato presidencial en 2018. «Yo no soy responsable de las inhabilitaciones», subrayó.
Un trabajo publicado el pasado domingo en El Nuevo Herald de Miami destacó que los asesores externos del gobierno de Venezuela detectaron que las elecciones presidenciales se han convertido en la obsesión de la oposición y eso les ha permitido manipular a su dirigencia, inclusive en las conversaciones realizadas en República Dominicana.
En esas conversaciones, plantea ese trabajo, el Gobierno montó la emboscada electoral que hoy enluta a las fuerzas democráticas de Venezuela, en una magistral jugada que explotó las ambiciones y el exuberante optimismo de una oposición que confiaba en que ya tenía el juego ganado.
Las negociaciones realizadas a puertas cerradas jugaron un papel determinante en el abandono de las manifestaciones de protestas por parte de la oposición, que ahora enfrenta la urgente tarea de reformular sus estrategias y liderazgo para enfrentar a un régimen mucho más fortalecido.
En otros trabajos en diferentes medios se ha planteado que la dirigencia opositora ha sido fácilmente manipulada por el régimen para que sus acciones terminen favoreciendo al gobierno al que eso le ha permitido mantener el poder desde 1999.
Muchos comentan que la obsesión por las elecciones presidenciales influyó en la derrota de Henri Falcón en su intento de reelección como gobernador del estado Lara. Sin embargo, la jugada parece que salió mal a los que buscaban sacarlo de la carrera hacia el Palacio de Miraflores porque anunció que con ese fin se dedicará a recorrer el país.
Algo parecido ocurre con Henry Ramos Allup a quien todas las acusaciones pueden fortalecerlo para lo que puede venir en 2018 y también admitió que si la oportunidad se presenta será candidato presidencial.
La obsesión llega a tanto, que José Ignacio Guédez, secretario general de la Causa R, quien renunció como secretario de la Asamblea Nacional (AN) en protesta por la juramentación de los cuatro gobernadores apoyados por AD ante la ANC, plantea como solución a esta crisis opositora «realizar elecciones primarias ya para escoger al próximo presidente de la República por la base, que con tiempo luche por condiciones y reagrupe a la gran mayoría del país y la unidad se recompondrá en torno al liderazgo», porque el próximo año se vence el período presidencial.
En todo caso, los gobernadores electos en representación de la MUD, Laidy Gómez (Táchira), Alfredo Díaz (Nueva Esparta), Ramón Guevara (Mérida) y Antonio Barreto Sira (Anzoátegui), asumieron su responsabilidad con quienes los eligieron aduciendo que su mandato debe estar por encima de los estatutos de cualquier partido político.
El gobernador Alfredo Díaz lo explicó bien al decir que la juramentación ante la cuestionada ANC fue un acto político y no de reconocimiento.
Luego vino la reunión con el presidente Nicolás Maduro y esperan que les permitan ejercer el cargo y demostrar que las cosas se pueden hacer de otra manera y en función real de ayudar al pueblo sin exclusiones políticas.
Díaz y los demás han dicho que no fue nada fácil, pero había que superar ese obstáculo para seguir en la lucha política para rescatar la libertad y la democracia.
Igualmente dejaron claro que alegar orgullo no resuelve lo que quienes los eligieron desean.
Otra alianza
Para la mayoría de analistas, las rencillas acabaron con el período de la MUD.
J.J. Rendón dijo el lunes en CNN en español que la MUD debe reinventarse y darle paso a una nueva coalición. «Ya lo que le toca es la eutanasia. Debían abrirse a la sociedad, tener un plan único, dejar las agendas individuales de lado y convocar más a la ciudadanía».
Rendón considera que la MUD debió escuchar más a sus críticos y plantearse una nueva forma y estructura de trabajo. Debieron entender al exilio, no descartar ningún mecanismo de lucha y «asumir que no estamos luchando contra un gobierno serio, sino contra una mafia. Las formas de lucha son diferentes cuando te enfrentas a un gobierno que no es legítimo».
Son muchos los que proponen la reinvención de la MUD y a propósito de ello, hay quienes aconsejan que para una nueva alianza es necesario tener en cuenta lo ocurrido con la que funcionó antes de la MUD y lo ocurrido con la MUD. Para ello deben oír a Felipe Mujica, a Ramón Guillermo Aveledo y a Jesús «Chúo» Torrealba, quienes lidiaron con las diferencias dentro de esas agrupaciones.
Igualmente hay que resaltar que hay quienes alertan que se han dado muchas elecciones y vendrán ahora las municipales y el año siguiente las presidenciales, pero la situación de desabastecimiento se agrava y los venezolanos sin comida aumentan, al igual que los que sufren problemas de salud.
A todo eso hay que agregar los problemas del gobierno venezolano con la comunidad internacional. La diputada Delsa Solórzano, presidenta de la Comisión de Política Interior de la AN, detalló el lunes que el informe final de la Unión Interparlamentaria Mundial señala que Venezuela es uno de los tres países donde se violan los derechos humanos de los parlamentarios.
Aún más grave es la situación de la industria petrolera nacional.
La agencia Reuters informó que los envíos de petróleo están «sucios con altos niveles de agua, sal y metales que pueden causar problemas para las refinerías». Es una situación preocupante para una compañía petrolera que ya sufre una fuerte caída en su producción.
El problema de la calidad está muy relacionado con la crisis económica del país. Sin efectivo, PDVSA está luchando por obtener los químicos adecuados para tratar su petróleo, pagar por los equipos y el mantenimiento para sostener la calidad. Como resultado, PDVSA ha tenido que cerrar operaciones o reducir la producción.
Como si fuera poco, dicen que debido a todo eso, Venezuela podría tener dificultades para cumplir con su enorme cantidad de pagos de deuda en los próximos días.