Influencia rusa en Venezuela debería servir para reivindicar a Miranda

La actual influencia rusa en Venezuela debería servir para reivindicar a Miranda, gran protegido de Catalina La Grande.

Durante los tres primeros días de este noviembre se realizó en San Felipe, capital del estado Yaracuy, un Congreso de Historia Nacional e Internacional, pero temo que no abordaron cosas tan interesantes como la influencia de Rusia en Venezuela desde 1787.

Resulta que en enero de ese año, Francisco de Miranda estuvo frente a frente en Kiev con Catalina La Grande. Miranda tenía 36 años y la zarina 58. La protección y los privilegios recibidos por Miranda por parte de Catalina han despertado muchas historias. Catalina le pidió que se quedara en Rusia y le prometió ayuda para la lucha contra el Imperio Español. Miranda duró unos meses allá, pero lo dejó todo por buscar la independencia de Venezuela.

La influencia de Rusia en nuestra Historia es tal que nuestra bandera nacional, traída por Miranda, es copia de la bandera rusa, aunque en las escuelas no nos hayan dicho la verdad.

Retornando a la Venezuela de 2017 cuando Rusia es protectora del gobierno de Venezuela, uno pudiera pensar que en vez de “Revolución Bolivariana”, ese proyecto debería denominarse “Revolución Mirandina”.

Pero, los mitos sobre Bolívar pesan mucho en nuestra mente y además facilitan la manipulación de un pueblo en el que hasta sus intelectuales son engatusados fácilmente en nombre de Bolívar. Miranda, por el contrario, recorrió mundo, participó en guerras de varios países y aprendió a valorar la paz. A pesar de sus excelentes modales y conocimiento de varios idiomas, algunos nobles europeos y rusos rechazaron la sinceridad cruda de Miranda, quien, por lo visto, no aparentaba sino que decía lo que consideraba pertinente.

Todo eso nos lleva a otro episodio de nuestra Historia amañado en los textos escolares para no afectar el mito de Bolívar y los niños bien de Caracas que siempre despreciaron a Miranda porque era hijo de un tendero.

Algo de eso está pasando ahora con los gobernadores que conciliaron con el Gobierno para asumir los cargos asignados por el voto popular.

Parte del mito de Bolívar incluye su Decreto a muerte que el 8 de junio de 1813 asomó en Mérida, cuando dijo: “Nuestro odio será implacable y la guerra será a muerte”.

El decreto emitido una semana después concluye así: “Españoles y canarios, contad con la muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de Venezuela. Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables”.

Ese radicalismo domina todavía hasta las mentes más lúcidas de Venezuela y se muestra en la polarización entre chavistas y opositores. Los gobernadores que aceptaron juramentarse ante la cuestionada Asamblea Nacional Constituyente sufren ese radicalismo que influyó para que los niños bien de Caracas entregaran a Miranda al gobierno de España porque buscó dialogar con los realistas y evitar tantas muertes que hoy lucen inútiles porque seguimos sin libertad económica, libertad cultural y con la libertad política empeñada. El Precursor de nuestra independencia murió el 14 de julio de 1816 en La Carraca, en Cádiz, España.

@jajogra