No es una Ley contra el Odio lo que necesita el país sino una campaña de convivencia

No es una Ley contra el Odio lo que necesita el país sino una campaña de convivencia, de respeto a lo ajeno y a la diversidad de pensamiento.

¿Se les olvidó el discurso altisonante contra la sociedad venezolana desde 1997, promovido por Hugo Chávez y sus seguidores, Omar Meza, Lina Ron, Luis Tascón, Raúl Baduel, Jorge Giordani, Adina Bastidas, y el resto del grupo de lambe botas que coreaban y motivaban el odio entre las clases sociales de la época?

Luego, para lucirse más ante sus amos los Castro, Nicolás Maduro y sus seguidores, Diosdado Cabello, Aristóbulo Isturiz, las arengas de Juan Carlos Loyo, Pedro Carreño, y todos los babosos de las emisoras de TV al servicio del régimen. ¿O es que nadie ve y oye los mensajes de odio que se transmiten en esas emisoras de TV, como las de radio? Hasta en las supuestas emisoras independientes, los entrevistados del oficialismo se exceden en sus expresiones de violencia y odio, y los entrevistadores ni una palabra.

Cabida también tienen los jefecillos de los colectivos, que no son más que cabezas de bandas de criminales al servicio del régimen. Los cuerpos de seguridad los conocen y saben ubicarlos, pero no pasa nada.

Los trabajadores de PDVSA, que fueron despedidos sin el cobro de sus prestaciones, según los promotores del bodrio Ley Contra El Odio, deben amar a Hugo Chávez y al régimen fascista que ahora continúa Nicolás Maduro, como también deben amar al régimen propietario de empresas y bienes inmuebles que fueron expoliados y no honrados sus propietarios. Ah, los muertos caídos en las refriegas de 1987 y en el golpe de Estado de 1992. Sus familiares deben estar agradecidos por haberlos asesinados, sin olvidarnos de los miles de presos de conciencia y de los muertos por hambre y falta de medicina. También debe haber amor por estos procedimientos.

El odio es una emoción, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa o fenómeno producido por un tercero o grupos de violencia. El odio puede generar aversión, sentimientos de destrucción, destrucción del equilibrio armónico y ocasionalmente autodestrucción, aunque la mayoría de las personas pueden odiar eventualmente algo o a alguien y no necesariamente experimentar estos efectos. El odio se genera por distintas acciones; disgusto hacia alguna persona o personas. El odio no es justificable desde el punto de vista racional, porque atenta contra la posibilidad de diálogo y construcción común. Es posible que las personas sientan cierta aversión sobre personas u organizaciones que la desestabilicen, incluso ciertas tendencias ideológicas como el comunismo, el fascismo, el socialismo y otras tendencias absolutistas. El odio es una intensa sensación de desagrado.

Más que una Ley contra el Odio deben promover programas de convivencia, de respeto a lo ajeno, de educación y cultura de adolescentes y jóvenes. Cada día aumenta la cantera de delincuentes sociales. Debe haber respeto a la diversidad del pensamiento. ¿Cuál es la intención del régimen en aumentar la grieta social?

@Bayed Rafael