Los empresarios no son tan malos como dicen los manuales socialistas

Los empresarios de verdad no son tan malos, como dicen los manuales socialistas y repiten los cegados por su ideología.

La máxima recomienda: “El que tenga ojos que vea”, y podemos agregar que el que tenga oídos que oiga y el que tenga mente abierta, que aprenda. Lo que ocurre en todo el mundo ofrece muchas lecciones.

Lo primero es que parece hora menguada para los políticos o los que se meten a políticos después de incursionar en otras áreas. La primera lección es que pocos entienden lo que es la “realpolitik” que expertos explican como el ejercicio de la política basado en intereses y no en ideales. La Historia demuestra que no se puede hacer política aferrado a principios o ideologías.

Los idealistas políticos toman decisiones dominados por su ideología y sus dogmas, mientras  que los realistas adaptan sus principios a las circunstancias.

En Venezuela estamos aprendiendo que no se pueden tomar decisiones basadas en manuales obsoletos y seguir culpando del fracaso de esas decisiones a supuestos enemigos, generalmente ocupados en cosas más interesantes.

Todo esto viene a propósito de la carta de 400 millonarios y multimillonarios al Congreso de los Estados Unidos pidiendo que no recorten sus impuestos porque eso solo agravará la desigualdad social y aumentará la deuda interna.

Cálculos conservadores establecen que la rebaja impositiva incrementará la deuda pública en 1,5 billones de dólares en 10 años. Una subida difícil de asimilar para unas arcas que ya deben 20 billones y que en el próximo decenio aumentarán la carga en otros 10 billones.

Es parte de los proyectos del actual presidente norteamericano contra el cual llueven críticas. Hay quienes dicen que quiere aplicar el populismo que tanto daño hace en América Latina y otros creen que es el “Chávez norteamericano”, aporreando la soberanía de su país en beneficio de Rusia.

En todo caso, lo importante son las lecciones. Una resalta la importancia de eliminar en Venezuela el excesivo presidencialismo, para que ideas absurdas no terminen destruyendo la economía nacional.

Otra lección es que los empresarios de verdad, los que han levantado sus fortunas con constancia, esfuerzo y responsabilidad, no son tan malos como dicen los manuales socialistas.

«Ni es justo ni sabio proporcionar una rebaja fiscal a los ricos a expensas de las familias trabajadoras, especialmente si se financia desmantelando programas que permiten cubrir necesidades fundamentales como la salud y la alimentación», destaca parte de la carta.

Otra lección es que estos millonarios están afiliados a la organización Riqueza Responsable, promotora de la carta, que es como la venezolana Dividendo Voluntario para la Comunidad (DVC), creada por un grupo de empresarios liderados por Don Eugenio Mendoza en 1964, y cuya misión es “integrar esfuerzos de la iniciativa privada y agregar valor a los procesos de responsabilidad social de las empresas, en alianza con las organizaciones de desarrollo social (ODS), autoridades, empresas y comunidades, con el fin de desarrollar acciones que mejoren la calidad de vida de las personas en nuestro país”.

@jajogra