La increíble fuga del alcalde de Caracas Antonio Ledezma quien llevaba veintisiete meses preso (09-02-2015) desde su prisión en Ramo Verde hasta su arresto domiciliario Caracas, dejó al mundo pasmado. Nadie puede explicarse cómo el apreciado líder político pudo burlar la vigilancia permanente en su residencia caraqueña, vigilada desde las adyacencias del conjunto residencial, puertas de entradas del edificio, puertas de entradas y salidas de los estacionamientos, sin descuidar, obviamente, la puerta del apartamento del Edificio Villa Verde, Santa Rosa de Lima, ante la cual funcionarios del SEBIN montaban guardia permanentemente, día y noche. Tres veces al día, cual, llamado de Avon, un funcionario tocaba el timbre del apartamento para que el alcalde respondiera el llamado del SEBIN, abriendo él mismo la puerta con el único fin de tomarle una foto: mañana, tarde y noche, fotos que el funcionario de guardia reenviaba a su jefe a la central del SEBIN. Imposible no pensar en el célebre personaje de Maurice Leblanc, el escurridizo Arsenio Lupin, el Caballero Ladrón, que burlaba a la policía escalando los edificios. Nunca se dejó agarrar.
En el caso de la fuga a través de la frontera colombo-venezolana, para que cualquier perseguido político del régimen pueda evaporarse de Venezuela a través de Cúcuta, es imprescindible contar con la ayuda interna del SEBIN para burlar los controles. Al perseguido hay que trasladarlo por carretera en vehículos blindados y, lo más difícil, franquear las alcabalas del Ejército Venezolano. Una, entrando a Barinas. En esta alcabala es obligatorio bajar los vidrios e identificarse. El conductor, por lo general funcionario del SEBIN, MUESTRA disimuladamente sus credenciales a la autoridad militar y el guardia hace el aguaje, encandilando a los ocupantes con una linterna cual conejos y una venia… La más difícil de franquear es la alcabala de la Pedrera, al final del estado Barinas, que colinda con la encrucijada hacia el estado Táchira. Es el tramo más difícil, no solo por el mal estado en que está la carretera, sino porque es el preferido por la guerrilla colombiana. Es en este tramo donde ocurren la mayoría de los secuestros. Hay otras alcabalas menores, insignificantes puestos policiales entre Valencia y San Carlos.
Si el viajante solo pernoctará en Cúcuta, lo único que necesita es hacer la cola en el carril de ciudadanos venezolanos, presentar la cédula venezolana a un bien educado y amable soldado que ni siquiera tomará el trabajo de tocar el documento. Simplemente dirá: ¡Bienvenido a Colombia! Ya está en territorio colombiano. ¡Cumbia! La cosa cambia si va a trasladarse a otra región del hermano país. Esto es, para comprar un boleto bien sea por aire tierra o mar, tendrá que presentar el pasaporte sellado por la inmigración colombiana, para lo cual el pasaporte venezolano deberá estar sellado por el puesto fronterizo de Inmigración Venezuela. Estos sellos deberán ir acompañados por una carta donde el viajante explique a dónde se dirige y el motivo de su viaje. Todos estos trámites solo pueden obviarse con la ayuda del SEBIN entre colegas fronterizos…
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Nota de redacción: Sobre cómo se escapa de Venezuela, Graciela Requena, consejera editorial de El Nuevo País, con prohibición de salida del país por la demanda de PDVSA contra el diario y sus directivos, publicará un libro donde contará cómo logró salir de Venezuela por Cúcuta donde permaneció 5 días completamente indocumentada porque en su caso, el escape se complicó, no tuvo la misma suerte del legítimo alcalde Ledezma… «Sin la ayuda del SEBIN es imposible escaparse de las garras del régimen.», dice mientras revisa los originales que pronto entrarán en imprenta…