En febrero de 2018 es cuando el PRI designará al candidato para las elecciones presidenciales de México, donde ya existen dudas sobre el proceso interno de designación, nos lo explica el periodista mexicano Luis Beauregard.
Por Luis Pablo Beauregard
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha emitido la convocatoria para designar a su candidato rumbo a las elecciones presidenciales de julio de 2018. El partido en el poder trazó un largo camino electoral que arranca el domingo 3 de diciembre y culminará el domingo 18 de febrero de 2018, cuando una convención de delegados elija a quien pretenda suceder a Enrique Peña Nieto en la residencia oficial de Los Pinos.
Los rumores sobre el proceso interno del PRI aumentaron los últimos días. Los analistas, políticos y especialistas especulan con los nombres de los secretarios que podrían convertirse en el abanderado del tricolor. Peña Nieto se ha prestado a este juego del misterio. La tradición del tapado, práctica del PRI, dicta que el presidente elije a dedo a su sucesor mientras que el partido pone en marcha una competencia entre anhelantes. Desde Baja California Sur, Peña Nieto dijo: “Andan despistados todos. El PRI no ha de elegir a su candidato a partir de elogios o aplausos”.
Será el 3 de diciembre cuando se harán oficiales las aspiraciones que hoy se atribuyen a José Meade, el secretario de Hacienda; Aurelio Nuño, secretario de Educación; Miguel Osorio, secretario de Gobernación; José Narro, secretario de Salud; y Enrique de la Madrid, secretario de Turismo. Otros políticos, que han puesto en duda el proceso interno, como la exgobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega, también deberán registrarse ese día.
La Comisión de Procesos Internos revisará los documentos entregados por los aspirantes. El 5 de diciembre hará públicos sus dictámenes. Será entonces cuando el PRI tenga uno o varios precandidatos a la presidencia, que podrán hacer actos de precampaña del 14 de diciembre hasta el 18 de febrero de 2018, según la autoridad electoral. “Si a la conclusión del proceso resulta procedente solo un registro, la persona de que se trate tendrá el carácter de precandidato o precandidata única”, dice el partido en la convocatoria.
El PRI afirma que ser precandidato no significa automáticamente ser candidato a la presidencia. “Eso derivará de que logre la obtención de la mayoría de votos de la convención de delegados”, asegura el organismo. El tricolor eligió este método para ungir a su abanderado a las presidenciales.
Los 19.100 integrantes de esta convención nacional de delegados serán elegidos del 6 al 13 de diciembre. Los participantes serán consejeros políticos nacionales y estatales, así como por delegados electos en todo el país. Uno de los requisitos para buscar la candidatura es tener al menos uno de los siguientes respaldos: al menos el 25% de la estructura territorial; el 25% del total de consejeros políticos nacionales; el 10% de las personas afiliadas en el Registro Partidario o reunir tres apoyos de los sectores agrario, obrero, popular, de mujeres o jóvenes.
La convención elegirá al candidato el domingo 18 de febrero de 2018. Será hasta entonces que el PRI cuente con un candidato oficial a la presidencia de México. Así se culminará un proceso a puerta cerrada, que el partido se empeñó en dar una apariencia democrática. Es la “liturgia” del tricolor en su eterna búsqueda del poder.