Por qué la IATA se va de Venezuela

En medio del masivo éxodo de empresas y ciudadanos, hasta la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), anunció el cierre de su oficina en Caracas, luego de 34 años de operaciones en Venezuela, siendo esto otra de las señales del deterioro general que sufre el país.

Por RICHARD SANZ

“Inestabilidad política” y “deterioro de la situación social y económica”. En estas dos frases la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), resumió los motivos que la llevaron a decidir el cierre de su oficina en Caracas. Sin embargo, en su comunicado oficial agregó otra expresión que dibuja un panorama que debería encender las alarmas hasta del que aún le quede un ápice de optimismo sobre el país: “No hay grandes esperanzas de mejora en Venezuela”.

Este nuevo episodio, que envía otra señal al mundo sobre el estado de deterioro al que ha llegado el país que tiene las mayores reservas petroleras del mundo, acontece en el momento que tan solo quedan trabajando en Venezuela siete aerolíneas afiliadas a IATA, de unas 24 que prestaban sus servicios en el año 2014.

A todo esto se une lo maula que ha sido el Gobierno de Nicolás Maduro con las aerolíneas extranjeras, a las que adeuda 3.800 millones de dólares, sin que hasta la fecha exista algún compromiso de pago por parte del régimen socialista.

“Hemos dejado de ser un mercado atractivo”

En emisión de boletos, Venezuela, con una población de 31 millones de habitantes llegó a equipararse con países de mucho mayor población, como por ejemplo México (que tiene aproximadamente 128 millones), o Argentina (44 millones de habitantes), no obstante, en los tiempos que corren la crisis provocó un desplome de la actividad aerocomercial de tal magnitud, que el punto de referencia actual es República Dominicana, un país que ronda los 11 millones de habitantes.

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Al respecto, la gerente general de IATA para Venezuela y Cuba, Marisela Loaiza, declaró para Fedecámaras Radio, que Venezuela dejó de ser “un mercado atractivo para las aerolíneas”, lo que se refleja en el número de compañías que se han ido del país en tan solo tres años. “Teníamos 24 líneas aéreas (…) ahora solo quedan siete”, detalló al ahondar en las motivaciones de IATA para cerrar su oficina en Venezuela.

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Igualmente, Marisela Loaiza aclaró que las operaciones de las aerolíneas afiliadas a IATA vinculadas con Venezuela serán atendidas por su gerencia de Centroamérica, cuya sede está en la capital de Panamá.

A pesar de lo sombrío que pueda parecer el panorama, la ejecutiva destacó que en Venezuela “hay 637 agencias de viajes acreditadas por la IATA”, y que debido a los estragos causados por la situación económica “han tenido que reinventarse”, emitiendo boletos fuera del país mediante alianzas comerciales y otras estrategias, por lo que aún continúan laborando.

 

Autoridades con los oídos sordos

Varias de las aerolíneas que cesaron sus operaciones en Venezuela, como Avianca y Delta Airlines, alegaron en su momento que en sus respectivas decisiones influyeron los “problemas operativos” que se  presentan en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía.

Al respecto, Mariela Loaiza señaló que IATA le ofreció al Estado venezolano realizar un diagnóstico gratuito del principal terminal aéreo del país, “a pesar de no ser un organismo de auditores sino de estándares”, pero la respuesta del Gobierno de Nicolás Maduro fue la misma que dio cuando se planteó la ayuda humanitaria para la gente que muere por falta de medicinas o alimentos en el país: negativa.

Agregó que con respecto a las condiciones de seguridad del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, “hay muchos problemas que se resuelven solo porque no hay volumen. Yo que viajo mucho, a la hora que llego solo veo dos o tres aviones en puerta… hay problemas que no han recrudecido porque los volúmenes -de vuelos-, son muy bajos”.

Igualmente dijo que IATA propuso la auditoría operativa, uno de los estándares internacionales que maneja esa institución, pero nunca se pudo concretar.

Cada vez son menos vuelos

Más allá de las rimbombantes alocuciones desde Miraflores, en las que se grita “Venezuela potencia”, la realidad es que en el ramo de las aerolíneas -al igual que en muchos otros-, la situación es, al menos, alarmante.

Según un reciente evento presentado por Prodavinci con motivo del Día Mundial del Turismo, entre las conclusiones destacan que el parque aéreo nacional tiene al menos 26 años de operaciones, sin disponibilidad de dólares para reemplazarlo, adquirir repuestos o darle mantenimiento, mientras que el 75% de los aviones de las empresas venezolanas está paralizado.

A ese drama se une el del éxodo de las aerolíneas afiliadas a IATA, de las que solo quedan siete que prestan servicio en Venezuela de 24 que había en el año 2014: Air France, American Airlines, Iberia, Turkish Airlines, TAP, Copa y Santa Bárbara.

La pregunta que queda en el ambiente es: ¿hasta cuándo trabajarán esas siete aerolíneas en Venezuela?

¿Por qué “tanta bulla” con lo de IATA?

En su misma página web, IATA informa la magnitud de lo que representa en el aerocomercio mundial: Tiene afiliadas 242 aerolíneas, lo que equivale al 94% de la oferta internacional de boletos aéreos.

Si se mide en asientos-kilómetros ofrecidos, equivalentes al 84% del total mundial.

Tiene una sede central en Montreal una oficina permanente en Ginebra y oficinas regionales en Amman, Beijing, Johanesburgo, Madrid, Miami, Moscú, Singapur, Washington y Ciudad de Panamá; además de 63 oficinas locales en 60 países.

Los aeropuertos en el mundo se rigen por los estándares de IATA, lo que incluye sus horarios, manejos de las operaciones en tierra y los boletos electrónicos, entre otras áreas.

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