Por Alberto D. Prieto y Francisco Poleo
Luisa Ortega Díaz guarda en papeles, ordenadores, discos duros y sistemas de seguimiento informático, copias y originales de todos estos casos. Está colaborando con las fiscalías de Estados Unidos, España, Colombia, Brasil y otros países para colaborar en la caída de un régimen que somete y empobrece a su pueblo. No es una santa, pues fue responsable directa o indirectamente de gran parte de la represión durante una década que terminó de hundir a su país en el abismo del populismo que pretendió heredar de los hermanos Castro el liderazgo de las dictaduras socialistas en América Latina, pero ahora es una pieza clave para colaborar en la caída del régimen. Y la información que maneja hace temblar a todos los que han trepado al calor de los petrodólares robados a los venezolanos. «¿El dinero entregado a Podemos por Chávez y Maduro? Hay hechos delicitivos de los que iremos informando en su momento», advierte.
La fiscal vive hoy en el exilio, en Bogotá. Después de una década como jefa del Ministerio Público de la República Bolivariana de Venezuela, la deriva tiránica del régimen tras la llegada de Nicolás Maduro al poder, una vez muerto el fundador Hugo Chávez en 2013, terminó con su posición. OKDIARIO y la Revista Zeta —una de las poquísimas publicaciones periodísticas que quedan en Venezuela libres del control de la dictadura— han viajado hasta la capital de Colombia para entrevistar en exclusiva a la mujer más buscada por los criminales de la cúpula chavista.
Tras salir de su país, huyendo de la persecución del madurismo, la fiscal legítima fue sustituida por el hasta entonces defensor del pueblo venezolano, Tarek William Saab. La operación trataba de tapar todos los escándalos de descapitalización del país más rico del planeta en recursos naturales y, al tiempo, el más pobre de Latinoamérica —y, al paso que va, pronto del mundo— en renta per cápita. La entrega de la industria a Rusia y China a cambio de apoyo financiero, la desinversión en la petrolera estatal PDVSA, el dinero de la droga en asociación con la narcoguerrilla colombiana de las FARC, los miles de millones desaparecidos en operaciones oscuras… y el dinero entregado por Hugo Chávez y Nicolás Maduro a los fundadores de Podemos —en persona o a través de la Fundación CEPS— fueron parte de los temas que se trataron en el encuentro en un hotel de Bogotá.
PREGUNTA.– ¿Cómo espera la fiscal a nivel internacional?
RESPUESTA.– Bueno, nosotros tenemos una oficina aquí en Bogotá, con un equipo, todos funcionarios del Ministerio Público, que también tuvieron que huir porque estaban siendo perseguidos. Algunos de ellos estaban en Brasil, precisamente tomando unas entrevistas a unas personas relacionadas con el tema de Odebrecht. Y ellos no pudieron regresar a Venezuela, los estaban esperando para prenderlos. O sea, estaban cumpliendo con su trabajo, y tuvieron conocimiento en Venezuela… Yo todavía estaba en el país, en la sede principal del Ministerio Público. Entonces, ellos me llamaron y les dije ‘mire, los van a prender, los están esperando para prenderlos’. ¡Al margen del Ministerio Público! O sea, la policía política estaba esperando ¡para quitarles las pruebas! Ellos están ahora conmigo, trabajando aquí en Bogotá.
P.– Usted dice que guarda «papeles de todo lo que ha pasado». Entre ellos, los miles de millones de dólares que han salido ilegalmente de Venezuela. ¿Sabe usted si parte de ese dinero está llegando a España? Inversiones en empresas españolas, compras de fincas, grandes cotos de caza…
R.– Sí, mira. Muchos de los dineros que se han robado en Venezuela por funcionarios del Gobierno no solamente están en España, sino en Estados Unidos, en República Dominicana y otros tantos países del planeta… Pero eso es parte de una de las investigaciones que nosotros estamos haciendo. Y sobre todo, estamos solicitando a los distintos Ministerios Públicos que congelen algunas cuentas de las que tenemos conocimiento, de algunos bienes y propiedades que tenemos localizados… No sabemos de todos, pero de los que sabemos pedimos que se congelen.
P.– ¿Eso ha ocurrido en España?
R.– Sí. En España presentamos una solicitud… Es más, siendo fiscal general yo solicité de captura internacional de una persona que estaba en España y recientemente, el fiscal general perdió la vida, el doctor José Manuel [Maza]… lamentable. Yo sostuve una reunión con él hace un mes y pocos días y lo que abordamos precisamente fue el tema de la corrupción.
La fiscal general legítima de Venezuela trató de pactar que no se le preguntara nada sobre Podemos. Este periodista lidió con el asunto y negoció el modo de asegurarse de que el personaje al que todo el periodismo iberoamericano quiere entrevistar se sentara a la mesa. Las cuestiones sobre el partido de Pablo Iglesias forman parte de uno de los capítulos más oscuros del régimen venezolano. Hoy, el máximo gurú de la anoréxica economía del país es un español, Alfredo Serrano Mancilla, surgido de las filas de los Monedero, Errejón, Bescansa e Iglesias. A micrófono cerrado, todas las fuentes dicen «no son sólo esos millones que habéis publicado, son muchos más», pero una vez se ponen la cámara y la grabadora en marcha, los jefes de prensa de la fiscal bracean all escuchar las preguntas sobre la «cabeza de puente» del ‘socialismo del siglo XXI’ en España. Y la fiscal se revuelve en su silla.
P.– Parte de ese dinero desviado de Venezuela… en OKDIARIO hemos publicado documentos de pagos concretos firmados por el presidente Chávez y el presidente Maduro a Podemos y a la fundación que lo hizo germinar. Firmado por Hugo Chávez, se les entregaron al menos 6,7 millones de dólares, y firmado por Maduro al menos 272.000 euros a Pablo Iglesias en una cuenta en el paraíso fiscal de Granadinas. ¿Tenía usted conocimiento de esto? Y si lo tuvo, ¿cuál fue su reacción?
R.– [Nerviosa, trata de evitar la pregunta] Fíjate que el Ejecutivo no me pregunta a mí…
P.– No, le pregunto si tuvo conocimiento.
R.– Mira. Eeeh… Salvo los casos que nosotros ya… El equipo… Hemos clasificado las investigaciones que tenemos. Y evaluamos la oportunidad de cuándo la hacemos pública o no. Entonces corresponderá a la evaluación del equipo de algunos temas y algunas investigaciones y algunos hechos punibles en qué momento lo vamos a hacer público.
P.– ¿Y hasta ahí podemos llegar?
R.– …
P.– Pregunto.
R.– ¿Eh?
P.– No… Que si hasta ahí podemos llegar, que no vamos a entrar en
más detalles.
R.– [sonríe, nerviosa]