25 años de carreras en Venezuela con Rugen los Motores

El programa venezolano Rugen los Motores cumplió 25 años de transmisión ininterrumpida, por lo que una de sus precursoras, Mónica González estuvo en las instalaciones de El Nuevo País para compartir parte de lo que ha sido su experiencia.

Mónica recuerda que la idea de realizar el programa surge cuando “Carlos González (Su padre y de Speedy) estuvo muchas veces como invitado de Chiquitin Ettedgui en el programa de deportes del canal 8. En una de las conversaciones Ettedgui le propuso que probara haciendo un programa de motores, idea que a Carlos le agradó, el dilema sería como se iba a llamar, fue cuando Chiquitin respondió: Rugen los Motores”.

A partir de ese momento, relata Mónica, Rugen los Motores se convierte en una plataforma para impulsar a todos los pilotos venezolanos que tenían poca difusión en el país.

La intención de Carlos González era empezar a crear una cultura hacia el automovilismo, la formación de un piloto, el hecho de conseguir patrocinantes, para los deportistas y los eventos”.

Gracias al trabajo de difusión realizado por Rugen los Motores las grandes empresas del país comenzaron a ganar interés hacia los deportes a motor y se creó un semillero del que salieron grandes pilotos a competir fuera de nuestras fronteras como Rodolfo Speedy González o Pastor Maldonado.

“Speedy fue el primero en llegar a Europa a los 10 años. No esperamos que las cosas estuvieran bien, ni en orden, ni patrocinantes, simplemente decidimos un día hacer el campeonato de invierno a ver qué pasaba”, recordó.

En el 2006 Rodolfo González pasó por uno de los momentos más difíciles de su carrera cuando tuvo que dejar las pistas y comenzar a trabajar lavando platos en un restaurante. “A pesar de que la situación no estaba a favor seguíamos trabajando para buscar alternativas. Iba a la pista y se encontraba con pilotos más lentos que él que estaban corriendo. Fue un año de aprendizaje que nos dio fortalezas para seguir trabajando y se logró que regresara”.

En el retorno de Rodolfo llegó a la Fórmula 3. No obstante era complicado tratar de seguir subiendo por la falta de apoyo económico. “A veces coincidimos en las pistas con la GP2, pero al ver los camiones gigantes que transportaban a los equipos parecían inalcanzables, no por el talento sino por lo que costaba. Pero seguimos trabajando hasta llegar a la GP2”.

Finalmente después de mucho esfuerzo y carreras en la GP2 Speedy González logra llegar a la Fórmula 1.”Era un sueño, lo hicimos como piloto de reserva, vivimos la experiencia de estar en la F1, estuvimos casi tres años ahí y fue la recompensa de todo lo que se trabajó”.

De cara a las próximas temporadas “podemos estar en la IndyCar. Hay muchas expectativas pero tenemos que seguir trabajando para conseguir el apoyo”. En el 2015 Rodolfo tuvo la oportunidad de disputar varias válidas de la categoría norteamericana, donde dejó buenas impresiones por su velocidad en la pista.

“También hizo las 24 horas de Le Mans, en donde los carros son impresionantes. En lo que ha sido nuestro recorrido en las pistas hemos estado presentes en los campeonatos más importantes del mundo y si Dios nos acompaña todavía podremos regresar allí”, continúa la hermana de Speedy.

“Estamos reuniéndonos con gente que nos pueda apoyar para regresar a las pistas. No depende todo de nosotros y el equipo, vamos a poner lo que nos corresponde pero dependemos de los patrocinantes porque no tenemos dinero para poder pagar los presupuestos pero tenemos al piloto”, remarcó.

Una de las cosas que más le sorprendió era el cariño que recibía aun estando muy lejos de casa. “En Europa la gente se identificaba con Venezuela porque muchos de esos europeos tienen su familia en el país, entonces decían “este es un venezolano ¿sabes todas las cosas que tiene que hacer para competir aquí?” sabían que era un piloto que nunca estaba en el mejor equipo y siempre se ubicaba entre los primeros.

Entre las anécdotas que siempre recuerda es que, “una vez en las primeras carreras cuando Rodolfo fue a correr karting y pasó de una grilla de 10 pilotos en Venezuela a una con 80 en Europa, él le decía a Carlos González “mira el que tengo al lado es un chino, mira éste es el alemán hijo de aquel piloto, mira quien está delante de mí es Nico Rosberg”. Entonces Carlos González le dice “Rodolfo, ¿sabes lo que a mí me dijeron allá afuera? allá hay un carajito que es hijo de un zaraceño que es buenísimo, y ni siquiera saben dónde queda Zaraza, así que esos están asustados como tú”, le decía “tu móntate y le echas pichón”.

Además hubo situaciones que ayudaron a definir el estilo de manejo de Speedy. “En una ocasión cuando corría en Karting su rival lo sacó de la pista ocasionando un fuerte accidente. Después de la carrera cuando fue a reclamarle, la respuesta del otro piloto fue, “indio vete para tu selva”, lo que generó una gran conflicto. A partir de ese momento Rodolfo siempre dice que tiene que imponer respeto en la pista”.

“Este año cuando corrió la Nascar Europea yo le dije “hay que cuidar el carro” a lo que respondió “tienes que imponer respeto, porque cuando eres nuevo te quieren opacar, entonces te tiran el carro y también se lo tienes que tirar”.

Emprendiendo por Venezuela

Después de toda una vida de ensayo, error y éxito Mónica quiere ampliar el concepto de Rugen los Motores instruyendo a mujeres que quieran emprender con un sueño. “Quiero dar muchas charlas porque hay una necesidad de las mujeres de expresarse. El 80% de las emprendedoras en el país son mujeres a las cual se les puede dar un mensaje desde la experiencia”.

“Normalmente uno tiene un organigrama de trabajo y una estructura, pero yo les digo que el que no lo tenga no se preocupe porque nosotros no teníamos un organigrama, era “Pa’ lante es pa’ allá” no sabías que iba pasar al otro día, siempre estabas trabajando y así iban sucediendo las cosas. Pero si te quedas en el tema mental de que lo vas a hacer otro día o de que no tienes el entorno perfecto no lo vas a conseguir. Nunca las cosas van a ser perfectas para hacerlas simplemente tienes que intentarlo y no quedarte con el qué hubiese pasado si lo hubiese hecho, eso es más triste. Te tiraste por ese barranco y te fue malísimo pero lo intentaste, tienes una segunda oportunidad para hacerlo”, explica.

“Cada persona que vive en Venezuela debe hacer lo mejor que pueda desde su vida, trabajo y familia. Primero tienen que ser padres, madres, para después preocuparse del país. Su país es su familia. Si su trabajo es hacer arepas tiene que hacer las mejores arepas del mundo, si es limpiabotas que la gente quede feliz con lo que hace, eso es lo que nosotros tenemos que hacer para que el país siga adelante. No te puedes voltear a llorar (…) Tenemos la fortuna de que todo lo que ha pasado nos ha dejado un aprendizaje”.

Más que motores

Además de impartir sus conocimientos con charlas uno de los oficios que la llena como persona es ayudar a los más desamparados. “Hemos hecho actividades con las abuelitas de la comunidad Madre Mía, hacemos sopa y lo entregamos en la calle. No vamos a ninguna organización. Ellos reciben muchos recursos. Yo voy a la gente que no tiene ningún tipo de recursos. También colaboramos con la comunidad San Judas Tadeo de La Pastora. Como son niños no llevamos sopa, sino pizza, torta, gelatina, refresco. Hemos dado hasta boletos aéreos para operaciones en el extranjero”.

Otra de las experiencias más grata que ha vivido es trabajar con los niños con cáncer de Mi Casita. “No éramos un grupo muy grande, no llevamos 200 juguetes pero los niños pudieron pedir lo que necesitaban. Había casos como, “yo necesito un Ipod, porque me estoy quedando ciego y lo único que me alienta cuando me hacen quimioterapia es la música.

Una niña llamada Stephanie pidió una laptop, porque lo único que podía hacer después de tantos meses en el hospital era ver películas y conectarse con sus amigas por Facebook, y se la obsequiamos y le celebramos sus 15 años. La conocí cuando tenía 13, ella había perdido el pelo y a mí me daba mucha risa porque yo le decía vamos a tomarnos una foto y respondía “déjame pintarme la boca primero”, esa es la actitud, no te queda vida y ella tenía las ganas de decir “déjame pintarme la boca”, murió tiempo después, pero le celebramos los 15 años”.

“A veces sufrimos por lo que no tenemos y no disfrutamos lo que tenemos y ahí se nos va la vida” reflexionó Mónica González.

“Ha sido un camino largo, 25 años de Rugen los Motores y de carrera deportiva de Rodolfo, más de 40 años de carrera de Carlos González y ahora el tema de las charlas es como un hijo de Rugen los Motores.