Ni los mandaderos del castrocomunismo chavomadurista, ni la dirigencia de la democracia, tienen el derecho de usar al venezolano como peón de ajedrez.
A través de una trampa o ardid electoral, el régimen viene cometiendo un delito detrás de otro, que le permite una ventaja en los procesos electorales, desde el presidencial al municipal. Claro como un régimen totalitario que tiene todos los poderes secuestrados, y no hay posibilidad de recurrir a los órganos jurisdiccionales, los autores creen que pueden defraudar al electorado sin consecuencias.
Después del fatídico año 2005, de no recurrir a las elecciones parlamentarias para deslegitimar al régimen, pero sin un plan dos, los dirigentes de la oposición y algunos crédulos consideramos que podíamos lograr un resultado que restituyera el Estado de Derecho; pues no. Entre delincuentes locales y extranjeros, acorralados, la oposición cayó en el entramado arañérico del castrocomunismo.
Entre el ego, la prepotencia, el engreimiento y la soberbia de la mayoría de la dirigencia de la oposición venezolana, y la conducta ladina del régimen, el pueblo fue llevado como ganado a donde en gana le diera a cualquiera de los dos bandos.
Un pequeño respiro en el 2015. Gana abrumadoramente la oposición las elecciones parlamentarias, e inmediatamente la soberbia y la ceguera de la dirigencia de oposición llevan al pueblo, de nuevo, al sombrío camino del oscurantismo.
Claro, son nuestros genes. Por un lado los pechos de paloma y por el otro lado los serviles del castrocomunismo. Todos creen que pueden usar y abusar del pueblo, porque tienen la coronilla del poder, y el pueblo paga las consecuencias.
Mentiras desfachatadas, palabras oscuras, frases escogidas, y un pueblo ignaro, con medios comunicacionales masivos -TV, radio. Todos se sienten dueños de la verdad sin que nadie entienda nada, ni pueda hacer nada.
Hace mucho tiempo se dijo que los medios de comunicación no eran negocios para enriquecerse, sino para educar y distraer al pueblo; pero nada. Piratas y negociadores al mejor postor se impusieron y controlan no solo el negocio sino el mensaje y todo para tener una cuota de poder.
Vergonzosa y asquerosas las intervenciones de quienes detentan el poder hoy y de quienes pretenden detentarlo mañana. Se les ve la costura. No están tranquilos ni con su consciencia.
Ejemplos referenciales, muchos. Solo pasar las imágenes televisivas y las escuchas radiales desde 1992 hasta nuestros días para recordar las contradicciones entre el verbo y la conducta.
Hoy una nación genuflexa, arruinada, desubicada, desmemoriada y manipulada. Solo le queda la resignación a convertirse, al igual que el pueblo cubano, chino o ruso, en cuerpos sin espíritu ni razón. En zombis al servicio de una clase política manipuladora, fría y calculadora.
Ni los mandaderos del castrocomunismo chavomadurista, ni la dirigencia de la democracia, tienen el derecho de usar al venezolano como peón de ajedrez.