¿Qué ocurrió con el fútbol femenino en Venezuela?

El año 2017 fue un periodo de preparación para las selecciones nacionales femeninas en donde no se jugó ningún torneo de importancia pero hubo grandes cambios que marcarán la trayectoria de la selección en las eliminatorias al Mundial de mayores y sub 20 que se realizarán en el 2018.

La mejor noticia para Venezuela llegó de la mano de  la goleadora Deyna Castellanos, quien fue calificada por la FIFA en los premios The Best como la tercera mejor jugadora del mundo, el equivalente a Neymar en los hombres. Además de convertirse en finalista del premio Puskas.

La jugadora de 18 años estará participando en el Sudamericano Sub 20 dónde tendrá la difícil tarea de ayudar a la selección a clasificarse al Mundial y posteriormente estará jugando la Copa América de mayores que otorga dos cupos y medio al Mundial.

Pero Deyna Castellanos no estará sola en el Sudamericano Sub 20, ya que en los Juegos Bolivarianos se dio el regreso de Daniuska Rodríguez, después de más de un año fuera de las canchas por una lesión de ligamento cruzado anterior.

Antes de su lesión, Rodríguez, se había convertido en la acompañante ideal para Castellanos en el ataque vinotinto doblegando a las nueve selecciones del continente en la categoría sub 17, por lo que se espera mucho de ella cuando vuelva a juntarse con la aragüeña.

Como dato curioso la Vinotinto Sub 20 tendrá a las dos únicas mujeres que han sido finalistas del Premio Puskas de la FIFA: Deyna Castellanos (2017) y Daniuska Rodríguez (2016).

No obstante, no todo fue color de rosa para la Sub 20 ya que la Federación Venezolana de Fútbol despidió al director técnico que llevó a Venezuela a los tres mundiales sub 17 que ha jugado, siendo semifinalista en dos de ellos, Kenneth Zseremeta, una semana después que el panameño denunciara que las jugadoras que viajaron a los Juegos Bolivarianos de Santa Marta, Colombia, presentaban un alto grado de desnutrición.

“No hay que mentir nuestras jugadoras hoy manifiestan un grado de desnutrición tremendo“, dijo el estratega, recordando que se le salieron las lágrimas cuando le entregaron los resultados médicos que le realizaron a las deportistas.

Pese a las dificultades y al poco apoyo que recibe la mal llamada “generación de oro”, las Chicas Superpoderosas de la Vinotinto lograron una medalla de bronce con el estomago vacío. “Yo digo que estas son unas heroínas y hay que llevar algo a Venezuela. No podemos llegar con las manos vacías”,  finalizó Zseremeta en una entrevista que le costó su puesto como entrenador por denunciar la realidad que sufren las jóvenes deportistas que con orgullo y coraje siguen defendido al tricolor patrio.

Zseremeta siempre se caracterizó por denunciar las cosas que se estaban haciendo mal, filosofía que no comparten las instituciones deportivas del país que prefieren ocultar las falencias.

Semanas antes de los Juegos Bolivarianos el panameño avistó la llegada de una crisis en fútbol femenino de Venezuela, que se percibió en el 2017 y podría agravarse en el 2018. “Hemos puesto a ocho jugadoras de la estructura nacional y ninguna tiene ese desarrollo técnico y táctico que Deyna pudo alcanzar en la edad menor, que es la edad actual donde ellas estaban probándose. Eso te dice cómo estamos en el nivel tanto técnico como deportivo que estamos dando en el país”, prosiguió.

“Deyna está fuera del lote y eso es preocupante, porque si a ese jugador le sucede lo que no le debe pasar: una lesión, irte de la actividad o deserción por algún otro tipo, nosotros vamos a tener que bajar un escalafón porque no tenemos jugadoras de generación de relevo ni arriba ni abajo. Hoy en esta selección no hay una futbolista que pueda finalizar una jugada con las características del nivel de Deyna”, dijo Zseremeta en su momento.

A la par que la Federación Venezolana se encargaba de silenciar al mejor entrenador de fútbol femenino que ha pasado por el país, Colombia le daba una cátedra a Venezuela de cómo formar una liga competitiva, en lo que fue la primera temporada de ligas profesionales en la mayoría de los países del continente.

Mientras la Superliga Femenina seguía con una estructura similar a la que ha tenido en los últimos años, el país cafetero priorizó el fútbol femenino con partidos televisados, decenas de jugadoras extranjeras y estadios a reventar.

Ejemplo al que fueron uniéndose otros países que hasta el 2016 no habían mostrado mayor interés por el desarrollo del fútbol femenino a nivel de clubes como Argentina, Ecuador o Chile.

Fue en la Copa Libertadores 2017 cuando la falta de trabajo que advirtió Zseremeta y el buen desarrollo que consiguieron el resto de los países resultó en que el vigente subcampeón del torneo continental y el equipo más poderoso del país, Estudiantes de Guárico no pudieran pasar de la fase de grupos.

Pese a este panorama adverso Venezuela tiene grandes posibilidades de clasificarse al Mundial Sub 20, debido a la calidad individual con la que cuentan jugadoras como Sandra Luzardo, Verónica Herrera, Daniuska o Deyna.

Sin embargo, la situación se presenta más complicada en la Vinotinto de mayores debido a que la Conmebol solo tiene dos cupos y medio para el Mundial de Francia 2018.

Brasil y Colombia han demostrado estar un paso por delante que el resto del continente, en gran medida gracias al apoyo que recibe el fútbol femenino en estos países por parte de las instituciones.

Los rivales directos para que Venezuela pueda llegar a un posible repechaje serán selecciones que históricamente han sido superiores y que cuentan con una amplia camada de jugadoras de mayor recorrido como Argentina, Chile o Perú.

Al igual que su similar masculino, la Vinotinto femenina nunca ha asistido a un Mundial. Hazaña que estarán buscando a partir de 4 de abril en Chile con el ímpetu que siempre han demostrado las jugadoras cuando tienen todo en contra.