Cientos de miles de hogares venezolanos dejaron de consumir el apetecible plato. El brutal incremento de la tasa de cambio y de todos los precios de bienes y servicios durante el último trimestre del año 2017 pulverizó el bolsillo de los venezolanos. Los ya exiguos ingresos, afectados por años de inflación, se evaporaron en un abrir y cerrar de ojos y con ello las tradiciones navideñas como los estrenos, las compras de regalos, el niño Jesús, y la elaboración de los platos típicos de la temporada, entre ellos la reina de la mesa navideña: la hallaca.
Por LUIS EDUARDO BETANCOURT
Como en el Grinch, el famoso cuento del Dr. Seuss, donde un ogro verde se roba la Navidad de Villa Quién, los venezolanos vieron desaparecer sus costumbres por obra y gracia de otro odioso ogro, pero esta vez de color rojo y más real, representado por la más profunda crisis económica, social y política que ha experimentado Venezuela en toda su historia debido a la implosión del llamado Socialismo del siglo XXI. Este Grinch de manufactura criolla, dejó a millones de ciudadanos de Venezuela sin su bocado preferido en la pasada celebración del nacimiento del Niño Dios. El costo de la exquisita multisápida se disparó a niveles estratosféricos debido a una hiperinflación que superó el 50% mensual durante octubre y diciembre pasado.
De oro puro
Para la elaboración de 50 hallacas, siguiendo los pasos de la famosa receta de Armando Scannone, se requería invertir al menos 4.200.000 bolívares fuertes para saciar el paladar durante la Nochebuena y la Nochevieja pasadas, pues el costo unitario por hallaca saltó de 13.000 bolívares en octubre a 84.000 bolívares en diciembre, un brinco de 71.000 bolívares, es decir, 546% de aumento en apenas 3 meses.
Así no hay bolsillo que aguante, pues a principios de diciembre se requerían casi 9 sueldos mínimos para elaborar el famoso plato navideño, considerando que el salario básico integral era 456.507,44 bolívares en noviembre pasado (177.507,44 bolívares más cesta ticket de alimentación de 31 Unidades Tributarias de 279.000 bolívares).
Sin Navidad
Debido al altísimo costo de los ingredientes y las dificultades para conseguirlos, muchos venezolanos optaron por no elaborar en sus hogares la tradicional hallaca. Ana Gómez, ama de casa, dijo «no comí hallacas este año, para mí y mi familia no hubo Navidad. Mi ingreso actual no me permite ese lujo. Su lamento es un reflejo de lo que ocurrió en cientos de miles de hogares en el país.
La escasez fue otro factor que se ensañó en contra de la tradición navideña. «No consigo la harina de maíz, carne de res, pasas, aceitunas, aceite, pimienta, almendras, incluso el vino para cocinar, etc., además lo poco que se consigue está por las nubes», señaló Alejandro Gutiérrez. «Por ello decidí adquirir la hallaca ya confeccionada». De hecho, en Caracas hubo diversos establecimientos como panaderías, bodegones y automercados, así como ventas por el ciberespacio, donde la multisápida se podía conseguir desde 30.000 bolívares hasta los 120.000 bolívares por unidad.
«Aunque sale más costosa que hacerlas en la casa, decidimos comprar las hallacas porque al final inviertes menos recursos y tiempo en buscar los ingredientes, peregrinando por varios establecimientos para conseguirlos».
Fabioly Vecchionacce, de Hallacas Gourmet, quien vende hallacas desde hace más de un lustro, afirmó que debido a las serias dificultades para conseguir los ingredientes recorre no menos de 10 mercados a la semana para surtir su despensa. «Es un trabajo arduo, agotador, pero al final vale la pena porque consigues todo, y puedes continuar satisfaciendo la demanda de los clientes». Así logró mantener la calidad de su producto pese al alto costo de los ingredientes y la escasez de los mismos durante la zafra de octubre a diciembre pasado.
Pese a un entorno tan negativo, añadió que para protegerse de la hiperinflación cobró los pedidos por adelantado, entre dos meses y una semana antes de la entrega, cerrando también algunas ventas en dólares. Registró asimismo un aumento de 40% en la cantidad de hallacas negociadas; un comportamiento atípico que atribuyó a que mucha gente que elaboraba hallacas para la venta se fue del país. «En Miami, Orlando, o Madrid se consiguen más hallacas que en Venezuela», dijo finalmente.
«Muchos venezolanos que residen en el extranjero, huyendo del socialismo del siglo XXI, se han dedicado a elaborar comida típica venezolana para poder subsistir», ratificó por otro lado Mariana Morales, oftalmólogo, radicada en la ciudad de Miami desde julio pasado.
Al mismo paso
Con una tasa de cambio que se multiplicó por 10 en menos de seis meses, desde un precio de 10.000 bolívares a más de 100.000 bolívares por dólar al cierre del 2017, presionada por ausencia de oferta de divisas por parte del Estado y el fuerte incremento de la liquidez monetaria, los precios del dólar y la hallaca van de la mano.
De hecho, la hallaca que contiene ingredientes importados como las pasas, aceitunas, alcaparras, y almendras, etc., pasó de costar 10.000 bolívares por unidad en julio de 2017 a más de 120.000 bolívares en diciembre, un incremento de 1.200% en apenas un semestre.
Este brutal salto es fiel reflejo de la crisis que vive el país. El parlamento calculó que para el cierre del año 2017 la inflación podría situarse entre 2.000% y 2.100%. Un porcentaje que más o menos ilustra el brinco que dio el costo de la hallaca entre diciembre de 2016 y diciembre de 2017, al pasar de 5.000 bolívares a 120.000 bolívares (2300% de aumento).
El diputado de la Asamblea Nacional, Ángel Alvarado, señaló que la caída de la producción en Venezuela y el incremento de la masa monetaria por parte del Banco Central de Venezuela (122,72 billones de bolívares, un crecimiento de 1.069% al cierre del año 2017) para financiar a las empresas del Estado, son la razón principal del incrementó de la inflación.
Un crecimiento exagerado de la liquidez se convierte «en una fuente de presión inflacionaria». Son más bolívares persiguiendo cada vez menos bienes y servicios.
La multisápida
El término multisápida» que se usa para referirse a la «hallaca», plato de Navidad, «la de muchos sabores» por la riqueza de su sabor; era una forma usada por el Presidente Rómulo Betancourt (1958-1963) para referirse a la hallaca en sus discursos.
Arturo Uslar Pietri nos dice que para finales del siglo XVIII ya estaba fijado el gusto de al menos la hallaca caraqueña; la que comieron Francisco de Miranda, Simón Bolívar y Andrés Bello. A continuación Uslar Pietri nos desmenuza y describe este legendario plato de cuyo origen no hay certeza histórica:
En su cubierta está la hoja de plátano. El plátano africano y americano en el que el negro y el indio parecen abrir el cortejo de sabores. Luego está la luciente masa de maíz. El maíz del tamal, de la tortilla y de la chicha, la más americana de las plantas.
En la carne de gallina, las aceitunas y las pasas está España con su historia ibérica, romana, griega y cartaginesa. En lentas invasiones sucesivas fueron llegando a la península estos alimentos. Toda la tremenda empresa de la conquista esta como sintetizada en la reunión, por medio de sus frutos, de las gentes del maíz, con las de la viña y los olivos. Pero también, en el azafrán que colorea la masa y almendras que adornan el guiso, están los siete siglos de la invasión musulmana.