En Venezuela lo que sucede es un colapsamiento

Colapsamiento es lo que ocurre en Venezuela. Y seguirá así, y peor, mientras la hegemonía roja logre continuar en el poder.

La palabra “colapsamiento” no existe oficialmente en nuestro idioma. Pero de todos modos se puede usar, porque es una manera gráfica de presentar la tragedia que destruye a Venezuela. Colapso es eso: destrucción o ruina. Colapsamiento podría ser el proceso continuado y doloroso en el que acontece el colapso. Y nuestro país padece un colapso generalizado, en lo económico y social, y en lo político el despotismo depredador de la hegemonía continúa haciendo de las suyas.

Esto quiere decir que estamos ante una aparente paradoja: la nación cayéndose a pedazos, y el poder establecido, causante y responsable de esa destrucción, manteniendo el control de su tinglado político-militar. Y digo “aparente paradoja”, porque debe repetirse aquella conseja clásica según la cual, “depaupera e impera”. Hasta ahora eso pasa en Venezuela: la hegemonía roja depaupera y también impera.

Ya de la crisis humanitaria pasamos a la catástrofe humanitaria, e importa poco si el señor Ramonet no se cansa de loar a Maduro y los suyos, porque la realidad no se puede tapar con un editorial del referido periodista español radicado en Francia. La realidad nacional es terrible en todos los órdenes de la vida colectiva y personal, salvo que se sea miembro de la privilegiada boliplutocracia y se viva, por tanto, en la burbuja del poder.

Las más recientes “medidas” o los asaltos o dakasos a los supermercados va en ese exacto sentido. La hiperinflación no es un invento de los comerciantes sino un drama producido por el desgobierno de Maduro. Y ni siquiera sabemos en qué nivel sideral se encuentra la hiperinflación, porque lo que queda del Banco Central de Venezuela no reporta cifras oficiales al respecto desde hace mucho tiempo. Y como la producción nacional está en los suelos, y las divisas han sido y son depredadas por la boli-plutocracia, pues tampoco hay recursos para importar lo mínimo necesario, y como es lógico, cunde la escasez.

Maduro y los suyos no hacen absolutamente nada que vaya en una dirección en enfrentar el colapsamiento con visos de superarlo o al menos aliviarlo. Todo lo contrario. Y si en Caracas se siente el desastre de manera tan intensa, la situación del resto del país, y sobre todo de las zonas más periféricas, tiene que ser aún más gravosa.

Venezuela como nación independiente está en proceso de colapso, de colapsamiento, pero la hegemonía roja aspira a seguir empoderada por tiempo indefinido. Eso tiene que cambiar para que nuestra patria pueda salvarse.

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