La advertencia del canciller mexicano sobre la posible abstención de su país de asistir a la reunión en Dominicana, acaba con la poca credibilidad del régimen en la mesa de negociaciones.
Al momento de salir está columna, según anuncio del secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Videgaray, su país está considerando su participación como garante en la reunión de la MUD con el régimen de Maduro en República Dominicana este fin de semana; lo cual representa un disenso en su política exterior, al distanciarse de la doctrina Estrada (27SEP1930) hace casi 100 años, formulada para el reconocimiento de gobiernos.
La doctrina Estrada establece que “el gobierno de México no otorga reconocimiento a otros gobiernos, porque considera que esta práctica interviene en los asuntos internos de los otros Estados, por lo que el gobierno mexicano sólo se limita a mantener o retirar, a su representación diplomática, sin calificar ni a priori ni a posteriori, el derecho de las naciones para aceptar, mantener o sustituir a sus gobiernos o autoridades”. Como se desprende de lo dicho, la doctrina se fundamenta en el respeto incondicional al principio de no intervención y al derecho de autodeterminación de los pueblos; la cual adopta una visión cerrada de soberanía nacional al afirmar que los gobiernos no deberían juzgar (para bien o para mal) a otros gobiernos o cambios en gobiernos de otras naciones, ya que implicaría una injerencia en sus asuntos internos
Sin embargo, la advertencia de México, uno de los países más activos en la búsqueda de una solución negociada a la crisis, –no solo por la ruptura del orden democrático si no por su impacto económico y social, según palabras del canciller Videgaray– de retirarse como garante del diálogo, siembra dudas sobre el futuro de unas negociaciones sobre las que pesan más preguntas e incertidumbres que certezas. Las medidas adoptadas por el gobierno de invalidar a los partidos participantes en las rondas de negociaciones y de incumplir compromisos adquiridos en las anteriores rondas como la de libertad de los presos políticos, han llevado al gobierno de México a considerar su acompañamiento durante la próxima cita en República Dominicana.
Esta advertencia representa, a la luz de la doctrina Estrada en cuanto al reconocimiento de gobiernos, un cambio de 180 grados en su política exterior, ya que se entiende como un cuestionamiento al régimen de Maduro y sus políticas internas, en particular los derechos humanos; la condición de los presos políticos; el no respeto a la Asamblea Nacional y a la negativa a la ayuda humanitaria.
Cuando el canciller Videgaray advierte sobre la posible no participación de su país en República Dominicana, por las razones antes señaladas, está claramente enviándole un mensaje a la comunidad internacional de que el régimen de Maduro ni su gobierno han respetado los compromisos adquiridos hasta ahora y que su conducta no garantiza el cumplimento de futuros acuerdos, por lo que unas negociaciones bajo los términos hasta ahora concebidos por el gobierno son inútiles y no tienen razón de ser.