Una vez más, nuestros obispos levantan sin miedo – desafiando la grosería del oficialismo- su voz de protesta y presentan soluciones para acabar con la tragedia que vivimos.
“Pienso especialmente en la querida Venezuela, que está atravesando una crisis política y humanitaria cada vez más dramática y sin precedentes…”, reproduciendo las palabras del santo Padre ante el cuerpo diplomático acreditado en el Vaticano, los obispos de nuestra Iglesia Venezolana dieron inicio a su exhortación de nuevo año, ratificando su compromiso como pastores de una feligresía atormentada por los padecimientos y sufrimientos inenarrables, de acompañar sus vivencias y levantar su voz en denuncia de una situación insostenible.
El texto del documento de los más altos prelados de la Iglesia pone el dedo en la llaga de la caótica situación al señalar que, “… la raíz del problema del País, está en la imposición de un proyecto político totalitario y empobrecedor, rentista y centralizado, que el gobierno se empeña en mantener…” y de seguidas los líderes católicos apuntan a la solución “…Venezuela necesita un cambio de rumbo. El ejecutivo ha fracasado en su tarea de garantizar el bienestar de la población: ni los servicios públicos, ni la industria petrolera, ni los cuerpos de seguridad, ni la sanidad pública, ni los otros organismos han sabido responder a las necesidades de la gente…”
La exhortación evangélica reitera la apuesta por la salida democrática como única posible para garantizar la paz y la convivencia, pero defiende la integridad, la transparencia y el respeto por el sufragio y la soberanía popular denunciando y a la par reclamando “…El Consejo Nacional Electoral tiene que ser reestructurado para que cumpla con la imparcialidad que pide la constitución vigente. Solo así actuaria con transparencia y equidad en sus funciones y garantizara el respeto por las decisiones del pueblo…”.
El documento publicitado al término de la reunión donde fuera designado Monseñor José Luis Azuaje -obispo de Barinas- como nuevo Presidente de la CEV, también cuestiona en su origen y desempeño a la malhadada Asamblea Nacional Constituyente puntualizando que “… La Asamblea Nacional Constituyente es inconstitucional e ilegítima en su origen y desempeño. El gobierno usurpó al pueblo su poder originario…” haciéndose eco de los sufrimientos terribles a los que está sometida la población venezolana y en especial los más pobres, los obispos abogan por la apertura de un canal humanitario que permita a través de la cooperación y solidaridad internacional aliviar carencias básicas en materia de alimentos y medicinas.
De nuevo, como ha sido la conducta de nuestros obispos, alentados por el mensaje del Papa Francisco que proclama una iglesia vinculada y actuante en los espacios donde los más humildes viven sus penurias, levantan sin miedo, desafiando la grosería y los insultos con los que los voceros oficiales suelen responder a los exhortos de nuestra respetable iglesia, para dejar oír su voz de protesta, denuncia, reclamo y planteamiento de soluciones en un país que vive su hora más menguada.
Invocando la protección de la madre de Dios para el sufrido pueblo venezolano, el mensaje apostólico culmina señalando “…La VIRGEN María acompaña nuestro sufrimiento. Ella peregrina en nosotros en esta hora de nuestra historia. En el rostro indígena de nuestra madre Coromoto vemos reflejado el sufrimiento, los trabajos y los anhelos de nuestro pueblo…”.