Oposición ni comunidad internacional aciertan con la cura para la peste que está acabando una democracia petrolera

Ni la oposición local ni la comunidad internacional parecen acertar con la cura para esta peste que está acabando con una democracia petrolera.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, reiteró esta semana que la ideología comunista y el cristianismo son similares, pues los conceptos de igualdad, fraternidad y justicia están en las Sagradas Escrituras.

En pasadas columnas lo hemos dicho y otros lo han comentado desde hace mucho tiempo. Debemos agregar que el cristianismo resume los conceptos básicos de todas las religiones. Lo que debe quedar claro es que ese parecido de la ideología comunista y el cristianismo ha sido señuelo para los ingenuos que terminan eligiendo a personajes que al final insultan a las religiones y asumen el papel de Dios.

Millones de venezolanos están sufriendo por morder ese señuelo en diciembre de 1998. Ocurre que  la promesa es mejorar lo que han hecho otros gobernantes. Una vez en el poder, el paraíso terrenal es solo para los que apoyen a esos secuestradores de los poderes de lo que inicialmente era un país democrático. Para los que se oponen a esos gobernantes, no hay paraíso, sino infierno.

Esos secuestradores utilizan a fondo lo que dicen libros como los de la Sociedad Internacional para la Conciencia Krsna en cuanto a que “uno puede atraer la atención de Dios al volverse sumiso”. Es evidente que la mayoría de los dirigentes políticos busca igualarse con Krsna, “el más atractivo, el más hermoso, el más opulento, el más poderoso y el más letrado”. Con sumisión a Krsna podemos llegar al planeta espiritual, dicen esos libros.

La sumisión es lo que más encanta a estos gobernantes que al estar en el poder plantean abiertamente que quien quiera mejorar su condición de vida, debe aceptar con sumisión sus caprichos y extravagancias. Total, ellos sí lograron su paraíso y se sienten bendecidos por todos los dioses.

Es decisión de cada uno decidir entre morir de hambre o someterse a los que abusan de su poder, mientras la comunidad internacional mira hacia otros lados a cambio de alguna tajada de los recursos de  ese país. En Cuba es el manejo de lugares turísticos. En Venezuela hay más para repartir. Así que si en Cuba, el proyecto iniciado por Fidel Castro va por 59 años, en Venezuela puede durar más. Apenas anda por los 19 y los gobernantes cuentan con petróleo, oro, diamantes, coltán y mucho más. Se pueden dar el lujo de permitir que el hampa desatada acabe con el turismo. Los atracadores saben que de vez en cuando pueden pasar algunas vacaciones en las cárceles cinco estrellas que son el orgullo de su gerente ministra.

Todo eso parece posible ante la confusión y las peleas internas de los que acceden a los medios de comunicación social para decir que están luchando para superar este mal gobierno, pero a cada rato ayudan a que ese mal gobierno se recupere cuando sus errores son inocultables. No parece casualidad que cuando este o el anterior gobernante pasan por un mal momento, aparecen grupos de la supuesta oposición cometiendo alguna torpeza que le permite al gobierno recuperarse.

Mientras tanto, Venezuela sigue la ruta de Cuba, sin que la oposición local ni la comunidad internacional acierten con la cura para esta peste que está acabando con una democracia petrolera.

@jajogra