Ante la disyuntiva de acudir o no a elecciones presidenciales, el sociólogo Alfredo Michelena considera que se debe ir pero con una sola candidatura y organizados para controlar todas la mesas a nivel nacional.
Venezuela es un país que ha sido tomado como rehén por una alianza delincuencial o pranato. Los secuestrados sufrimos el peso del poder mientras ellos disfrutan lo poquito que queda desde que tomaron al país por asalto. O para ser sinceros, no lo tomaron por asalto sino poco a poco. Mientras se iban cogiendo el poder, que es a su vez la fuente de la riqueza, nos fueron cebando con dinero en el bolsillo cuando el petróleo estaba por las nubes. El dinero daba sensación de libertad y prosperidad pero escondía la tragedia que se nos venía encima. Taxis para todo el mundo, su casa bien equipada, becas para muchos, CADIVI y bonos para la clase media. Nos emborracharon con el vil metal y caímos como corderitos. Vimos hundir el país frente a nuestras narices, mientras contábamos los dólares que caían de la mesa de los pranes.
Cayó el precio del petróleo y nos empezamos a dar cuenta de que todo eran “vapores de la fantasía”. Ahora estamos en crisis, el hambre crece, no hay medicinas y muchos se mueren de mengua; mientras otros languidecen pensando en lo que han perdido y van a perder.
¡Ajá!, pero ¿qué hacemos? En una situación de rehenes hay algunas alternativas, según mis “profundos estudios” de telespectador de series policiales: escaparse y según una última encuesta 4 millones lo han hecho; tratar de poner a pelear al pranato entre ellos; organizar al mayor número de secuestrados para caerles encima y desalojarlos; dialogar con los secuestradores para llegar a un acuerdo y que se marchen; lograr la intervención de una fuerza externa -o extranjera- que los abata. Agitar a la gente para que proteste en la calle y el pranato se quiebre. Ya lo intentamos. Lo del golpe militar o acción armada hasta ahora no ha resultado y escapa a nuestras manos. Movilizar a la gente parece que no es tarea fácil. Pocos quieren ir a manifestar. Negociar. En esto están algunos. Ustedes juzgarán si hay más posibilidades y cuál de ellas es la más viable.
Ahora el pranato llama a elecciones amañadas y nos da la oportunidad de ganarles. Lo hemos hecho en el pasado, pero también nos han derrotado. ¿Qué hacer?
Almagro dice que ir a elecciones es legitimar seis años más la dictadura. Yo me pregunto, ¿de verdad a estas alturas el pranato se podrá legitimar con estas elecciones si participamos? Creo que no más de lo que estará al ganar unas elecciones sino participamos. Eso lo intentamos en 2005 y así sucedió. Ya el Grupo de Lima y los EE.UU. dijeron que las elecciones carecen de legitimidad -a menos que las gane la oposición supongo.
“Unas elecciones transparentes y creíbles” son un desiderátum imposible. El pranato puede arriesgar pero no tanto. Olvídense de eso.
No sé cuál de las alternativas para quitarnos esta plaga de encima será la que resultará. Por mi parte, si me llaman a votar iré. Espero que no seamos tan tarúpidos como para ir con varias candidaturas, que podamos controlar todas las mesas y estemos preparados para hacer sentir nuestra mayoría como no estuvimos en 2013. Si hay otra alternativa que no sea criticar las demás o proponerme unas que están fuera de mi alcance, avísenme.