Elecciones a la venezolana

El sueño de cualquier dictador del siglo XX para asegurarse el poder por largo tiempo, quedó corto comparado con las herramientas electrónicas de las que todo poder dispone en el siglo XXI. Las facilidades que el avance comunicacional brinda para cualquier elección en el mundo, son cada vez más accesibles y todavía no se ha inventado el antídoto contra ellas. Tanto así, que la primera potencia del globo, está investigando actualmente, cuánto de manipulación hubo en su más reciente elección presidencial, mientras que el parlamento francés pica adelante y propone una ley contra las manipulaciones durante una campaña electoral, empezando por la utilización de noticias falsas. Qué decir entonces de sociedades tan proclives a cualquier invento, chisme y rumor, como lo es la venezolana. Sólo falta entonces el asesoramiento de los expertos – fuesen rusos, cubanos o cualquier otra invasión de redes sociales – para que el resultado de unas elecciones fuese cantado de antemano.

Venezuela tiene su propio experto en la materia y podríamos decir que pionero, de mucha inteligencia y años de práctica, en la persona de Jorge Rodríguez. Por el otro lado, en Venezuela hay una legión de políticos de viejo cuño que siguen creyendo en la magia electoral. Y hay una población, víctima de una situación que nadie entiende, pero todos padecen. Que es cuando el ciudadano se agarra fuese de una pajita, de cualquier esperanza, para no caer al foso del que luego no podrá salir.

Los pueblos sabios

Con sorpresa y podríamos decir con admiración, el mundo pudo observar el año pasado a dos elecciones donde todos los esfuerzos de manipulación introducidos desde el exterior se estrellaron ante la madurez de los votantes. Serían el caso de Francia y el de Alemania, por cierto, países ejes de la Unión Europea y por lo tanto, blancos de máximo interés para los manipuladores externos.

Veamos Francia. El recién llegado Emmanuel Macron arrasó en las elecciones francesas, posiblemente porque las «fake news» puestas en su contra, fueron todas de última hora, no pudieron prosperar por falta de tiempo. Parece que los expertos en campañas de fake news, no habían tomado en cuenta a Macron, sino cuando ya era tarde para hacer prosperar una mentira en las redes sociales. Dado que el gran manipulador para destruir a la Unión Europea es de confesión propia, el ruso Vladimir Putin, sus estrategas se centraron en la visión tradicional, esperando apoyar a la ultra derecha de Le Pen, cuya candidata presidencial hasta fue recibida personalmente por Putin en un esfuerzo de darle relevancia. De no haber ocurrido la intromisión relámpago de Macron, ganador de un inesperado Blitz Krieg (guerra relámpago) electoral, las encuestas efectivamente, casi hasta el último momento, daban a Marine Le Pen ganadora e incluso vaticinaban la separación de Francia de la Comunidad Europea, lo que hubiera sido para Rusia su mayor logro político del momento, después de la separación de Inglaterra.

Veamos ahora qué pasó en Alemania. Allí juegan, pese a todos los movimientos neo nazis que tratan de fraccionar a su propio país, el sentido común del elector conservador, representado por Angela Merkel y quizás también influye el recuerdo de la destrucción del país en la II Guerra Mundial. Sea como sea, el servicio de contrainteligencia alemán, afirma que trabajó duro para abortar cada intento de penetración foránea en la campaña.

 Actualmente existen, tanto en Alemania como en Francia, estudios de cómo se intentó manipular las pasiones nacionales desde el exterior para decidir una elección, pero la capacidad técnica germana logró impedir muchas interferencias y la sensatez de sus dos grandes partidos, superó la  rivalidad para formar un solo gobierno.

Así que en Francia y Alemania, Putin quedó con tres palmas de nariz, más no así en Hungría y Polonia, dos miembros de la Unión Europea donde la elección de partidos exageradamente nacionalistas son ahora un problema a solucionar con llamados al orden desde Bruselas.

Estados Unidos

Desestabilizar a la más estable democracia del mundo, como lo son Estados Unidos no es poca cosa y hoy sabemos que hubo un masivo intento de manipulación de los votantes a través de las redes sociales, cuyos principales administradores en twitter y Facebook reconocieron públicamente haber dejado circular noticias falsas en muy alta cantidad, al tiempo que se comprometen a establecer un control que sinceramente, no imagino posible.

De todas maneras, siempre quedará flotando la sospecha de una intervención foránea que pudo haber sido decisiva en las últimas elecciones norteamericanas. De eso se ocupa la actual investigación en el Congreso norteamericano, pero ninguna investigación cambiará un resultado que ya ha sido aceptado, ni tampoco impedirá que en el futuro se eviten injerencias parecidas o de otro tipo. La lección en este caso es que por más que se pruebe la injerencia, lo que vale es el anuncio del resultado para instalar al personaje electo.

Venezuela

Ante el ejemplo de vulnerabilidad de sistemas electorales considerados confiables (EEUU., Francia, Alemania) el sistema venezolano más bien podría servir para estudiar cuan manipulable o francamente fraudulenta puede ser una elección. Prueba de ello es que bastó que se anuncie una elección presidencial en Venezuela, para que en todo el mundo surjan opiniones de que carecerá de validez. Lo cual indica que con ese anuncio, en Venezuela nada se ha solucionado, y más bien mucho se ha complicado.

Es preciso observar que en las nuevas técnicas de manipular elecciones con métodos electrónicos, Venezuela ha sido pionera, con la instalación de las máquinas bidireccionales, creación venezolana llamada Smartmatic. En una etapa posterior, hubo colaboración con Bielorrusia, a su vez asesorada por la Rusia de Putin. Sólo falta agregar la colaboración técnica cubana, país que solucionó su problema electoral antes de que aparezca la electrónica, con la simple medida de prohibir los partidos políticos, pero ese es otro aspecto que aquí no viene al caso.

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Por parte de la oposición venezolana, ella sigue la tradición griega, la de la demo-cracia iniciada cuando en una nación las decisiones se tomaban en un estadio levantando la mano. En los muchos siglos que transcurrieron desde entonces, la norma siempre fue la de un simple conteo de los votos. Tanto así, que después de intentos de utilizar la electrónica, muchos países preocupados por la pulcritud electoral, regresan al conteo manual, mientras que otros nunca lo han abandonado.

Una de las teorías de la oposición, que resultó ser válida en las elecciones legislativas del año 2015, es que cuando hay una avalancha de votos de la oposición, no hay trampa que valga. Es sin duda, lo que se tratará de hacer valer en las próximas elecciones donde según toda apariencia, el nombrado por el gobierno se medirá contra un candidato que la oposición no ha logrado definir, mientras el tiempo le apremia.

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