Este domingo 4 se realizará en Ecuador una consulta que enterrará al país de Rafael Correa definitivamente

Este domingo 4 de febrero se realizará en Ecuador una consulta popular que enterrará al país de Rafael Correa de manera definitiva, explica el abogado ecuatoriano Pedro Valverde.

Por Pedro Valverde Rivera

Hasta febrero del 2014, Rafael Correa lo había ganado casi todo. Consulta popular, Asamblea Constituyente, mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, organismos de control, Función Judicial, Corte Constitucional, Fiscalía, Alcaldía de Quito y de otras importantes ciudades del país; todo excepto Guayaquil y Machala, entre las ciudades más representativas.

Sí, pese al boicot frontal a la ciudad, a su administración y a volcar todo el aparataje estatal y a los inéditos recursos públicos con los que contó su gobierno, para intentar captar la Alcaldía de Guayaquil, o por lo menos su Concejo cantonal, Guayaquil siempre le dijo NO al modelo fracasado del despilfarro, de la persecución y estigmatización al pensamiento diferente, y SÍ al progreso, al desarrollo, al trabajo planificado y al cuidado responsable de los recursos públicos.

Ese respaldo popular (refrendado contundentemente en las urnas, y en las más multitudinarias movilizaciones que ha presenciado la historia de este país) impidió que el anterior gobierno arremetiera a su estilo (al margen de la Ley) para tomarse el sillón de Olmedo, como lo hizo con el Congreso Nacional, Tribunal Constitucional y Corte Suprema de Justicia en 2007.

Este último reducto de libertad y esperanza de democracia que quedó en el país sirvió de inspiración para que en 2014 las principales ciudades del país, con Quito a la cabeza, pegaran un nuevo grito de libertad y se separaran del control correísta.

Con este antecedente llegamos al 25 de junio de 2015, fecha en que más de trescientos mil guayaquileños nos volcamos a las calles a protestar, una vez más, contra el autoritarismo de Rafael Correa.

En esos días, aunque sin el liderazgo de su alcalde, Quito también estaba prendido por protestas ciudadanas.

La razón: el anuncio oficial de introducir una reforma tributaria encaminada a incrementar drásticamente el impuesto a las herencias, legados y donaciones, así como a la plusvalía en la venta de bienes inmuebles.

El terror recorría Ecuador, pues bien parecía que el tan repetido socialismo se precipitaba, ahora sí y con fuerza, sobre nuestras vidas.

Por suerte, los tiempos y velocidades le fallaron al proyecto político del correísmo, pues para esos días el descontento ciudadano se comenzaba a sentir en todos los niveles de la sociedad.

Y en este ambiente, el alcalde de Guayaquil, en un emotivo discurso para todo el país, con el Guayas a sus espaldas y la columna de los próceres en su norte, pronunció la lapidaria frase “el país de Correa se acabó”.

Traigo a colación esta célebre frase y su entorno para recordar que la sentencia de Jaime Nebot está cerca de cumplirse. Si bien es cierto que el triunfo de Lenín Moreno ha traído vientos de paz y libertad al país, y su valiente liderazgo, la paulatina liberación de las instituciones públicas en beneficio de la ciudadanía, el domingo 4 de febrero podemos enterrar al país de Correa de manera definitiva.

Se lo debemos a los caídos, a las víctimas de sus atropellos, pero sobre todo, a nuestros hijos, nietos, y a las futuras generaciones que merecen un mejor país, en el que imperen paz, democracia, progreso y libertad.