Este régimen somete a Venezuela bajo el sadismo

Ventana al Mundo: Sobre Venezuela

Como prueba del conocimiento que existe acerca de los problemas que confrontan los venezolanos, traduje para mi sección “Ventana al mundo” una entrevista publicada el 31 de enero 2018, en el diario francés Le Figaro.

El artículo se llama “venezolanos bajo el sadismo”, o algo así. La persona entrevistada es Laurence Debray, historiadora, escritora, hija de dos famosos revolucionarios, el ex ministro francés, Régis Debray, quien estuvo preso en Bolivia después de la muerte del Ché a quien acompañó en esa aventura, y de la politóloga venezolana Elizabeth Burgos. El tema es Venezuela en enero 2018. Habla Laurence. El texto es traducido por Jurate Rosales. Helo aquí, íntegro.

-Hoy, hay en Venezuela una sociedad que funciona a dos velocidades: la que tiene divisas y puede alimentarse comprando a precios del mercado negro o encargar sus medicinas en el exterior y la otra que sólo gana en bolívares y que, debido a la hiperinflación (2600% en 2017) ni siquiera puede comprar lo necesario para sobrevivir. Los supermercados están vacíos. Escasea la gasolina, lo que, por tratarse de un país petrolero, resulta asombroso.  En algunas regiones, hay que esperar en cola dos o tres días para llenar el tanque.

-80% de los venezolanos padecen hambre. Una asociación de enfermeras estimó una pérdida de 8Kg de peso  en promedio por persona desde 2016. No se consigue efectivo. El sistema de tarjetas de crédito dejó de funcionar correctamente porque está saturado. En los hospitales ya no hay medicinas.  -Un profesor universitario que en el inicio de su carrera en 1988, – año en que Chávez llegó al poder- ganaba el equivalente de 1.200 euros mensuales, hoy gana el equivalente de 4 euros mensuales. Esto apenas es suficiente para alimentarse durante una semana, sin comprar carne. En Venezuela, no se es vegetariano por  gusto, sino por necesidad.

-10% de la población se fue al exilio, o sea 4 millones de personas. En Caracas, ya no hay trancas de tráfico, y era antes una ciudad famosa por lo intenso de su movimiento. Muchos venezolanos dependen ahora del dinero que les envían sus familiares desde el exilio. Mi primo hermano, médico, me contó que para esa Navidad, reunieron dinero entre todos para comer carne de parrilla. Llevaban 4 meses sin poder hacerlo Era costumbre en las familias reunirse todos los fines de semana para una parrillada, y eso apenas hace unos años.

 -“Los saqueos pasaron a ser frecuentes, primero fueron unos supermercados o las panaderías, luego los camiones de transporte de alimentos y ahora, ocurre en la vivienda”. ¿Cómo hacen los más pobres? El gobierno creó un sistema que se llama Tarjeta de la Patria. Al estar registrado, uno puede beneficiar una vez al mes de una bolsa de alimentos básicos, pero hay que probar que el dueño de la tarjeta votó “bien” en las elecciones. Es comida a cambio del voto. En las elecciones municipales de diciembre 2017, militantes chavistas acompañaban a los votantes hasta la máquina de votación para asegurarse que votaban “bien”. En los centros de distribución donde están los depósitos de la ayuda alimentaria gubernamental, verifican si el carnet de la patria fue marcado.

– Se ha desarrollado el trueque. La gente va al interior, a las zonas agrícolas, para cambiar diversos objetos por productos.  Luego, durante varias semanas, se come el mismo alimento en cada comida.

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-Está el mercado negro. Los regalos ya no son un pañuelo, sino una bolsa de papas o un paquete de pastas. Los saqueos son recurrentes. Hasta los particulares esconden las latas de conservas o colocan candados a la nevera.  No se trata solamente de la inseguridad y la violencia reinante en las calles de Caracas, es ahora el temor de verse robado en su casa.

-Un grupo de médicos protestó recientemente por la situación en los hospitales. En los años 1980, el hospital de niños de Caracas estaba mejor equipado que el hospital Necker de París. En 2017, la mitad de los niños hospitalizados por cáncer fallecieron por falta de medicinas. La otra mitad sobrevivió gracias a medicinas enviadas desde el exterior  por amigos o parientes. Por falta de repuestos, no hay más servicio de radiología en el gran Hospital Universitario de Caracas. Este importante hospital ya no funciona sino en un 20% de su capacidad. Numerosos médicos y enfermeras se fueron del país porque no soportan trabajar en estas condiciones.

-Unos médicos venezolanos publicaron un remitido que acusa al presidente Maduro de genocidio de enfermos en los hospitales. ¿Cómo explican esta situación? El gobierno la atribuye a la “guerra económica” que supuestamente sufre el país, pero olvida que la producción petrolera cayó debido a la catastrófica gestión de PDVSA, la petrolera estatal que ahora está gerenciada por militares.

-80% de los ministros son militares. Y la mayor parte de las empresas nacionalizadas están en manos de militares. La economía del país fue fracturada en nombre de la ideología. Esto produjo una crisis alimentaria y sanitaria sin precedentes en un país que era el más rico del mundo en 1950.

-La corrupción se ha convertido en una verdadera plaga: 850 millardos de dólares desaparecieron de las cajas del Estado en estos últimos años. La corrupción de la clase dirigente bate todos los records.

-¿Podrá la elección presidencial producir un cambio? En 2017, 49 medios dejaron a circular. La oposición ya no tiene acceso a los medios, salvo en los blogs o sitios de Internet y en el último diario independiente que todavía circula, El Nacional. En la TV, entre las transmisiones de discursos de Nicolás Maduro y las telenovelas, no hay espacio para la oposición. El poder adelantó la fecha de las presidenciales de octubre para el mes de marzo, a manera de tomar corta de tiempo a la oposición. La mayoría de los líderes de la oposición, o están presos, o han sido despojados de sus derechos civiles. El poder es quien escoge a los candidatos de la oposición para las presidenciales. No respeta la expresión democrática. Creó una Asamblea constituyente para eludir el parlamento de mayoría opositora.

-Ya nadie cree en elecciones. La gente vota para conseguir un paquete de arroz. En realidad, las penurias y el hambre son utilizados para controlar a la población. Es un verdadero cinismo, un sadismo del Estado: “Voten bien, pórtense bien y se les dará de comer.”-