Los países latinoamericanos deberían poner la innovación y la modernización en el centro de sus agendas políticas si quieren salir de la pobreza.
Por Andrés Oppenheimer
México hace bien en festejar que la película “La forma del agua”, de Guillermo del Toro obtuviera la mayor cantidad de nominaciones al Óscar, y varios otros países latinoamericanos tienen buenos motivos de estar orgullosos de su gente que triunfa dentro y fuera de sus fronteras. Sin embargo, un nuevo ránking mundial de innovación debería ser motivo de gran preocupación para la región.
El nuevo Ránking de Innovación de Bloomberg dice que no hay un solo país de América Latina entre las 50 naciones más innovadoras del mundo. Sí, leyeron bien. Los 10 primeros países del Ránking de Innovación Bloomberg del 2018 son Corea del Sur, Suecia, Singapur, Alemania, Suiza, Japón, Finlandia, Dinamarca, Francia e Israel. EEUU cayó al undécimo lugar. Otros países de la lista son China (19), Rusia (25) y España (29). Hacia el final del ránking están Túnez (43), Sudáfrica (48) y Marruecos (50).
Esto debería generar alarma en América Latina, porque los países que no innovan ni producen bienes sofisticados enfrentan un futuro económico mediocre y más pobreza.
A diferencia de otros ránkings similares, que tienen en cuenta criterios económicos más amplios, como los obstáculos burocráticos que enfrentan los emprendedores, este se centra en la innovación. Toma en cuenta parámetros como inversión en investigación y desarrollo como porcentaje de la economía y número de patentes por cada millón de habitantes.
Considerando el tamaño de sus economías, los países de América Latina deberían estar mejor en este ránking: Brasil y México están entre las 15 economías más grandes del mundo, y Argentina y Colombia no están muy atrás.
Le pregunté a Alec Ross, autor de “Las industrias del futuro” y exasesor de innovación del Departamento de Estado en el gobierno de Obama si está sorprendido por la ausencia de países latinoamericanos en este ránking de los 50 países más innovadores.
“No es sorprendente, pero es triste”, me dijo. “La razón es que si bien hay grandes emprendedores en Chile, Brasil o México, muchas veces los grandes talentos se van a California, Texas o Londres”.
Agregó que los países latinoamericanos deberían ser “más amigables con los emprendedores. La región debería crear un clima para que una genia de 23 años de Buenos Aires no se mude a California para iniciar su empresa. El problema no es que no haya gente innovadora, sino que es difícil hacerlo en sus países”.
Ross me dijo que uno de los mayores problemas para los innovadores en América Latina, además de las regulaciones excesivas, es la falta de acceso al capital.
“Una crítica que tengo de los países latinoamericanos es que lo más importante cuando buscas una inversión es quién es tu familia si tiene relaciones comerciales para obtener la inversión”, dijo. “En EEUU a nadie le importa quién es tu padre. A los inversores les importa tu idea y quieren ganar dinero”.
Ross concluyó: “Creo que los gobiernos, trabajando con el sector privado, con los bancos, con capitalistas de riesgo, deberían abordar estas limitaciones culturales”.
Estoy de acuerdo. Lo importante es que los países latinoamericanos deberían comenzar por poner la innovación y la modernización en el centro de sus agendas políticas.
El hecho de que este ránking pasó casi desapercibido en la región debería preocupar. O el ránking está mal hecho o debería ser el tema de discusión número uno en varios países, y una llamada de atención para la región.