Asusta recordar el fin de Gadafi y no se llegue a repetir en Venezuela

Al periodista uruguayo Danilo Arbilla le asusta recordar que el fin de Gadafi se repita en Venezuela, donde, asegura, la realidad se asemeja a Libia y Siria.

Por Danilo Arbilla

Qué horror lo de Venezuela. ¿Hasta cuándo? Para este año, el FMI prevé una inflación del 13.000 % y puede ser más. El PIB se contraería 15 %. En 2106 cayó un 16,5 % y en 2017 un 14 %. El costo de la canasta básica es de más de 25 millones de bolívares: unos 140 salarios mínimos.

Caracas es la ciudad más violenta del orbe y Venezuela está entre los países más peligrosos y violentos del planeta. Además se le califica como uno de los tres más corruptos del mundo.

Un millón largo de venezolanos emigraron. Desde julio a diciembre del 2017 se fueron 832.000. Huyen del infierno. Gente preparada que busca trabajo.

Maduro adelantó las elecciones. Será candidato. Hará trampa. Y trampas varias: Leopoldo López, Henrique Capriles, Antonio Ledezma no pueden ser candidatos. Los dos primeros juntos duplican a Maduro, según las encuestas.

Mientras, la oposición dividida. Unos que se presentan; otros van por la abstención. Más horrores. Ni hablar de un candidato único. Se habla de un candidato apartidario, un outsider. ¿Otra vez? Con Chávez la experiencia fue desastrosa.

¿Cuánto más durará el régimen chavista? No tienen intenciones de irse. Además, ¿a dónde irán? Tratarán de alargar la agonía con las elecciones. Aunque el blindaje de éstas es cada vez más endeble. ¿Qué salida hay? Un golpe de Estado. Nunca es buena idea. Pero ¿quién lo daría? ¿Diosdado Cabello? Es una dictadura militar y están muy unidos y comprometidos.

Es inaceptable pensar en una intervención extranjera. A lo sumo alguna “facilitación” de la OEA para una salida negociada. En este caso  ¿qué pasa con los chavistas? ¿Cómo quedan? Se les castiga, devuelven la plata, o se les perdona y se les aseguran algunos “escaños”, como a las Farc. La solución no va por ahí. ¿Asegurarles un exilio dorado? Imposible. Recordemos cuánto costó ubicar al Shá de Persia. Y en el caso de los chavistas son miles de shares, y qué les queda: Bolivia, Nicaragua, Uruguay, el Vaticano. Además, con poca capacidad de maniobra: fronteras cerradas, bienes embargados y cuentas bloqueadas. Son muchos los que están obligados a resistir. Y es lo grave.

Está la presión internacional. Es legítima. Pero, ¿cuáles sus efectos? Aumentará las desgracias del pueblo, más emigrados, más protestas, más represión.

En algún momento explotará. Asusta recordar el fin de Gadafi. Y Venezuela se bambolea entre Libia y Siria. Pero aún pensando en la mejor de las salidas el susto no desaparece. ¿Quién tomará las riendas?

La oposición no parece preparada. No tiene un candidato único. Y vuelvo ¿qué pasa con el chavismo y los chavistas? Los proscriben, los echan, los meten presos o los “blanquean” y pasan a  ser un partido más. Como el PT de Lula y el peronismo kirchnerista de Cristina, versiones brasileña y argentina del chavismo. ¿Quién gobernará con esa gente encaramada en el Estado, con dinero (robado) y legalizada?

Si se diera la mejor de las fórmulas, está la parte económica, la recuperación. Puede que se facilite con la ayuda internacional. Pero siempre hay un pero: ¿qué harán los chinos y rusos que hoy tienen las mayores tajadas? ¿Y los brasileños, que hicieron los suyo en épocas de Chávez con un Lula que “promocionaba” a las grandes empresas brasileñas?

Cuando se desate ese paquete nadie podrá calcular lo que puede aparecer. Pobre Venezuela, lo que le hicieron. Es un horror.