Se cumplen cuatro años de la injusta privación de libertad de Leopoldo López y seguimos firmes en la lucha por las demandas justas de libertad, afirman Lilian Tintori.
Hace casi cuatro años mi esposo Leopoldo López se entregó a la justicia injusta de Maduro. Se dice fácil, pero son 1.460 días privado injustamente de libertad; separado la mayoría del tiempo de sus hijos, su familia y del pueblo. Leopoldo se entregó para demostrar ante el mundo que estamos ante un régimen antidemocrático.
Hace cuatro años aparecían los primeros síntomas de la crisis humanitaria hoy en desarrollo, la escasez, el alto costo de la vida y los altísimos niveles de inseguridad.
Los estudiantes habían sido apresados por protestar pacíficamente y la persecución política se incrementó. Algunos de nuestros jóvenes héroes fueron asesinados, como Robert Redman, Geraldín Moreno, Bassil Da Costa. Ellos dieron la vida por la libertad y se demostró que nos enfrentábamos a un régimen capaz de todo por permanecer en el poder.
El juicio de Leopoldo estuvo plagado de violaciones. Su encierro estuvo marcado por largos periodos de aislamiento; le revisaban la correspondencia; nos grababan las visitas; a su madre y a mí nos desnudaban en la cárcel vejándonos. Hoy Leopoldo está preso en casa. Muchos se preguntan por su silencio y quiero decirles que, aunque está allí, sigue privado de libertad. Tiene restricciones severas para comunicarse; le toman la foto de chequeo cuatro veces al día; tiene un monitor en el tobillo para rastrear sus pasos.
El régimen persigue con saña a su partido, VOLUNTAD POPULAR. Hay cientos de héroes anónimos y activistas de base que han sido perseguidos, torturados, encarcelados o forzados al exilio. La cifra total de arrestos arbitrarios asciende a 12.000 según el Foro penal y hay un total de 373 presos políticos que llevan la infamia del régimen a cuestas.
La situación ha empeorado dramáticamente. Cuando recorríamos el mundo alertando sobre este desastre muchos países que hoy se suman a nuestra defensa de la libertad nos cuestionaban. El régimen había sido hábil y había logrado convencerlos de sus mentiras. El país con las reservas más grandes de petróleo del mundo tiene tasas de desnutrición de 15 %; una inflación superior a 2616 %; según la Federación Farmacéutica Venezolana hay 90 % de escasez de medicinas y los pacientes mueren por falta de insumos. Nuestro pueblo sufre por hambre, escasez, violencia y persecución. El régimen castiga a quienes piensan distinto, llegando al extremo de apresar a ciudadanos que protestan por hambre y escasez.
El régimen usa el hambre como instrumento de control a través de los CLAP. No podemos callarnos ni claudicar en nuestras demandas justas de libertad. Entendemos la necesidad de hallar una solución urgente a nuestros problemas, pero esa solución debe seguir la vía de un acuerdo viable. De ningún modo puede ser un salvoconducto para que el régimen asegure su permanencia en el poder.
Este año nos ha traído la bendición de nuestra tercera hija, Federica, quien llega en un momento complicado para el país. Juntos, en familia, fortalecidos por el amor seguiremos con esperanza y fe para que los niños de Venezuela crezcan en un país libre.
Reiteramos que a pesar de la injusta privación de libertad de Leopoldo y de mi prohibición de salida del país, nos sobran ganas para seguir luchando, porque como dijo Leopoldo “El que se cansa pierde”. No tengan duda de que juntos rescataremos a Venezuela.