Ante altas cifras de decesos durante el actual gobierno, en las próximas elecciones hay que escoger entre la vida y la muerte.
Para unas elecciones de verdad se requieren condiciones mínimas, pero lo que ocurre en Venezuela es similar a lo aplicado en países ligados al proyecto latinoamericano ruso-cubano que ahora no está en su mejor momento.
El actual gobierno venezolano no está en capacidad de ocultar a todo un país lo que está ocurriendo en la propia Cuba, Ecuador, Brasil, Argentina y Nicaragua.
La mayoría de los países latinoamericanos están decididos a impedir la destrucción de Venezuela por unos irresponsables que no entienden que deben enderezar el rumbo en favor del pueblo.
Los racionales en el partido soporte político del actual gobierno no pueden seguir mirando hacia otro lado ni culpando a terceros de sus propios errores.
Un ligero recorrido por titulares de esta semana en la censurada prensa nacional debería ser suficiente para reflexionar sobre las pocas opciones que tienen los electores que se movilizan por el partido gubernamental y sus socios pequeños.
Los titulares recogen noticias sobre más de 20 fallecidos por falta general de diálisis, entre ellos un sacerdote, y más de 40 en Carabobo por falta de medicinas para el VIH. El lunes murió un exdirigente estudiantil de la Universidad Simón Bolívar porque la escasez de medicinas convirtió la bronquitis en una enfermedad mortal.
Las protestas de enfermos renales se acrecentaban en los estados Lara, Cojedes y Mérida a lo largo de toda la semana. Un grupo fue hasta el Palacio de Miraflores donde solo recibieron represión de las fuerzas militares. Son 17 mil afectados, dijeron en medio del ataque.
Otros titulares se refieren a la multiplicación de entierros de niños waraos en Delta Amacuro por deshidratación ocasionada por un brote de diarrea sin que haya medicamentos en la zona para combatir el mal. Otros niños mueren por falta de quimioterapia.
A esa carencia hay que agregar que Asopadres calculó que la malnutrición y la desnutrición escolar se ubican en 62% en todo el territorio nacional.
Otras fuentes aseguran que el hambre ya es inocultable hasta en los cuarteles y eso produce inestabilidad en las instituciones militares en la frontera.
El Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) reportó que en 2017 ocurrieron 3.064 muertes violentas solo en la Gran Caracas.
Todo eso es parte de un proceso de descomposición desde 2014 cuando desapareció físicamente el comandante Hugo Chávez y asumió su heredero que, a pesar de todo este panorama triste, pretende mantenerse en el poder. El heredero considera que es suficiente con que los medios oficialistas mantengan su tesis de que todos estos problemas son inventos de la oposición y en Venezuela no hay ninguna crisis, considerada por algunos como la peor en un país petrolero, sino una guerra económica que es otro invento de esa oposición y el odiado imperio norteamericano.
La realidad, sin embargo, es que todas esas cifras de fallecidos por distintas circunstancias, en cualquier elección pondrían a los votantes a escoger entre la vida y el gobierno que representa la muerte. Lo demás es pura propaganda y un permanente carnaval.
@jajogra