De acuerdo al especialista en temas latinoamericanos, Héctor Schamis Estados Unidos ha dado un giro radical en la política hacia América Latina para pedir más presión y acción sobre Maduro.
Por Héctor Schamis
La Doctrina Tillerson ha sido anunciada. Como si recién ahora, un año más tarde, Rex Tillerson estuviera asumiendo como secretario de Estado. Si fuera así, se trataría de un comienzo plagado de significados, sobre todo a la luz del lugar, el contenido y el momento elegidos para dicho anuncio.
La presentación tuvo lugar en Austin, en la Universidad de Texas, quizá la más importante de todo el Sur americano y con fuerte orientación hacia América Latina. El secretario Tillerson, ingeniero, es graduado de Austin. Desde allí habló a los gobiernos de la región, en el inicio de su gira.
El secretario de Estado se refirió a Kennedy y a la Alianza para el Progreso, evocando su idea fundante: la pobreza es la causa principal del izquierdismo mesiánico. En respuesta a la Revolución Cubana, la Alianza para el Progreso fue una estrategia de acercamiento de Washington con América Latina.
Citó la bicentenaria Doctrina Monroe, según la cual los poderes coloniales europeos debían abandonar el hemisferio occidental, indispensable para la seguridad, libertad y prosperidad continentales. La referencia fue por la creciente presencia de China y Rusia en América Latina, presencia que si EEUU desea neutralizar, deberá hacerlo con más comercio e integración.
América Latina comercia con ellos por necesidad. Un EEUU cerrado sobre sí mismo y proteccionista es la mejor ventaja comparativa que tienen los jerarcas en Beijing y Moscú. Ese será el mensaje que Tillerson escuchará en su viaje.
El lanzamiento de la Doctrina Tillerson fue al día siguiente de que se anunciara el retiro de Thomas Shannon, gigante de la diplomacia estadounidense especializado en América Latina.
Tal vez el “timing” no fuera casualidad. A pesar de su lucidez intelectual, Shannon ha sido parte esencial de dos grandes fracasos de la política exterior de Obama en América Latina: Cuba y Venezuela.
En el caso de Cuba el restablecimiento de las relaciones diplomáticas fue una concesión a cambio de nada. La apertura del turismo no trajo más apertura política.
Peor que eso, el ingreso de recursos financieros le otorgó a los Castro más capacidad logística para proveerle servicios de inteligencia al régimen de Maduro. Las estimaciones acerca del número de efectivos militares cubanos en Venezuela van de 20 mil a 47 mil. El eje La Habana-Caracas se consolidó al mismo tiempo que el Departamento de Estado de Obama auspiciaba el diálogo con Maduro, un diálogo a cambio de nada.
La partida de Shannon simultáneamente con el lanzamiento de la Doctrina Tillerson señalan un definitivo giro en U en la política hacia América Latina. Y ello tiene que ver con Venezuela. Tillerson viaja para pedir más acción y más presión sobre Maduro.
Ya hace casi dos años que Almagro invocó la Carta Democrática para actuar colectivamente y restaurar el orden constitucional en Venezuela. Por ello se hablará de sanciones contra el régimen de Maduro, instrumentos diplomáticos que los latinoamericanos eluden y de la ayuda humanitaria y cómo implementarla. La gira de Tillerson tiene un objetivo: formar una coalición hemisférica para poner de rodillas a una dictadura criminal que amenaza la seguridad, libertad y prosperidad de la región de un modo jamás visto.
Ese será el mensaje que los gobiernos de la región escucharán de Tillerson. Veremos quién entiende lo que está en juego.