Pacientes renales: genocidio en desarrollo

“Me duele la cabeza, casi no puedo respirar y siento que no tengo fuerzas… no sé si mañana amanezca vivo”.

Así lo dijo José, de 43 años, luego que la indolencia fuese la respuesta que recibió en las adyacencias del Palacio de Miraflores, cuando acudió junto a otros pacientes renales, para denunciar ante las autoridades del régimen que se autodenomina como “humanista”, que pueden morir en cualquier momento debido a que llevan días sin ser dializados debido a la falta de insumos médicos.

“Estoy hinchado lleno de líquidos”, agregó José, quien no pudo seguir hablando cuando mencionó que tiene dos hijos –una niña de seis años y un adolescente de 14-, los cuales dependen de él. Allí rompió en llanto.

El calvario de José es el mismo de, al menos, 16 mil pacientes renales que están en toda Venezuela, según el registro que maneja la Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y a la Vida (Codevida).

¿Quién responde por el sufrimiento de los miles de José que en este momento no saben sí podrán dializarse? ¿Serán juzgados los responsables de este genocidio que no solo merma la vida de los pacientes renales, sino de todo aquel que se enferme en Venezuela? ¿Tendrán perdón de Dios “esos y esas” que niegan la entrada de ayuda humanitaria al país, mientras venezolanos mueren de mengua?

Centros de hemodiálisis paralizados

El diputado a la Asamblea Nacional por el estado Vargas, José Manuel Olivares, confirmó el pasado 5 de febrero que debido a la situación que se presenta con la escasez de insumos médicos, se ha confirmado el deceso de seis enfermos renales

Asimismo, Olivares dijo que como presidente de la Comisión de Desarrollo Social del Parlamento, constató que “32 de los 129 centros de hemodiálisis de todo el país, dejaron de prestar el servicio a pacientes renales en 13 estados”.

Y es que desde inicios de este año, la escasez de insumos ha causado alarma a los pacientes renales, situación que empeoró en los primeros días de febrero, cuando se confirman decesos en distintos estados del país, como Monagas, Lara, Miranda y Zulia.

Una enfermedad que no admite esperas

En el país con las mayores reservas de petróleo del mundo, el tratarse cualquier padecimiento de salud se ha convertido en una odisea, pero la situación se eleva a niveles de drama cuando el paciente sufre de enfermedades crónicas.

En el caso de la insuficiencia renal crónica terminal, la mortalidad es del 100% si no es tratada de forma apropiada, sea mediante diálisis, o con un trasplante renal. Sin embargo, esta segunda opción también se ha convertido en otro obstáculo para los pacientes en Venezuela, debido a que los medicamentos requeridos para que el riñón trasplantado no genere rechazo, también escasean.

Un indicio del nivel de precariedad que se vive en el país tras casi 20 años de chavismo en Venezuela, lo revela, precisamente, el de los pacientes que han tenido que tratarse con fármacos de uso animal, como la Prednisona, para no perder el riñón trasplantado. No obstante, este medicamento también escasea, lo que también ha causado la muerte.

Esta situación, que no es un invento de “los laboratorios de Washington” ni de la “derecha apátrida”, quedó registrada un video que causó impacto en Venezuela y el mundo, grabado unas horas antes de morir en el Hospital Universitario de Caracas por Belkis Solórzano, una venezolana de 50 años que el pasado 12 de noviembre denunció que había perdido un riñón debido a que tenía tres meses sin recibir tratamiento. “Perdí la vida, como muchos trasplantados han perdido la vida, la esperanza”, dijo la mujer que dejó dos hijos.

Como si no fuera suficiente esa tragedia, tres días después también falleció por los mismos motivos en Coro, estado Falcón, Yamilexi Reyes, de 46 años, quien estuvo dos semanas en agonía luego de perder el riñón que le fue trasplantado.

La “humanista” respuesta del régimen a los enfermos renales

El “balcón del pueblo” le fue negado el pasado 6 de febrero a los pacientes renales, que en medio de su desesperado intento por prolongar su vida, acudieron al Palacio de Miraflores para exigir soluciones por los días que tienen sin ser dializados.

Pero no hubo un “presidente obrero” que los atendiera, ni mucho menos algún funcionario del gobierno que se autodenomina “humanista” que los escuchara. La única respuesta que recibieron fue el envío de un piquete de uniformados de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), que los dispersó del sitio porque “es zona de seguridad”

El trato dado a este pueblo humilde es el mismo que desde otras instancias da la cúpula chavista –ataviada con costosos trajes-, a los padecimientos de los que mueren por falta de medicinas y alimentos: “No hay crisis humanitaria”, afirma uno que usa un Rolex y que cada día está más obeso, lo que reafirma otra que solo usa carteras, lentes y calzados de, mínimo, 10 mil dólares.

Tampoco escapa al inventario de la indolencia y burla oficial, el mensaje que a través de su cuenta en Instagram colgó una funcionaria del régimen chavista, que se hizo tendencia en la redes, llamada Haidelys Guerrero, que escribió, entre otras cosas, lo siguiente: “Ahora la prensa apátrida y financiada por el Pentágono da cifras de los muertos por enfermedades renales, quien los manda a consumir alimentos transgénicos producidos por el imperio para que dañen su organismo, que indudablemente le cuesta dinero al pueblo revolucionario. El pueblo chavista y revolucionario no come porquerías, ya basta de pagar medicinas a opositores que pueden comprarse cosas importadas que dañan sus riñones.

#niunbolivarmas

#pidanlemedicinasatrump.

#nohayemergenciahumanitaria

#Maduroinvicto”.

Twitter: @rsanz777

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